LABROS

Periódico de la Asociación de Amigos de Labros



Núm. 20
Verano 2001




Paseo
virtual
por
Labros




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Se restaurará nuestra joya románica (2)

Portada

"Este ejemplo de Labros es, por sí solo, todo un motivo de peregrinación y concita el viaje y la admiración de cuantos están por estudiar y apreciar este tipo de arquitectura. Este templo parroquial de tan recóndito lugar ofrece la evidencia de una especial atención por parte de su población y de quienes lo financiaron. La delicadeza de la talla de sus capiteles y ornamentos le hacen quedar como un elemento aislado de nuestra provincia, y el capitel del entrelazo puede pasar entre los más hermosos del conjunto".

  • "Simbología medieval en Labros" (1982); Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara (1983); y "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.

    "En el tramo central de la nave se sitúa la portada, sobre un cuerpo saliente realizado todo él en sillería, formada por arco de tres arquivoltas, las dos extremas sin decoración, la central con fuerte acanaladura, todas ellas rematadas, al exterior, con orda decorada en parte con dibujos geométricos y en parte con ajedrezado jaquense".

  • "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.

    "Este puerta románica, de gran interés artístico, corre grave peligro de deterioro. Se trata de una gran puerta de arcos semicirculares, en degradación, con algunos dibujos geométricos".

  • "Simbología medieval en Labros" (1982); Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara (1983); y "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.

    Columnas y capiteles



    "Bajo las dos arquivoltas exteriores, se sitúan dos columnas de fuste liso, sobre basas con astrágalo, escocia y toro sobre base cuadrada y zócalo, que se rematan con capiteles sobre collarino. Todos los capiteles son distintos y decorados, tres de ellos, con figuras antropomorfas y, uno de ellos, quizás el más interesante, con entretejido de madejas. Todo el cuerpo inferior se remata, en el arranque de las arquivoltas, con cornisa corrida a modo de cimacio, decorado en su parte inferior con dibujos geométrícos".

  • "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.

    "Se conserva en pie parte de su fachada Evangelio, con arquivoltas de medio punto y cuatro capiteles románicos: uno, de decoración encestada; otro, con el tema de Sansón; un tercero, con aves afrontadas, y un cuarto, con el tema de la dominación del hombre por los vicios".

  • El románico de Guadalajara (1991), de Tomás Nieto, Esther Alegre y Miguel A. Embid.

    "Aparecen a cada lado un par de capiteles en los que se muestran algunas figurasdel acervo mitológico medieval, y un trazado geométrico encestillado de tradición muy primitiva".

  • "Simbología medieval en Labros" (1982); Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara (1983); y "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.

    "No se puede hablar, en esta portada de Labros, de un programa completo, de una hilación de sus cuatro capiteles. Los motivos que en ella aparecen son claramente herederos de Silos y otros edificios norteños. Su aparición, simple testimoniio del gusto de una época y un artista para colocarlos, como en la gran abadía benedictina, unos junto a otros, en sumación de efectos estéticos. Su carga simbólica hablaría muy claro, cada uno por sí, haciendo de esta portada, en un muy secundario ramal de las rutas jacobeas, resumen breve de otras grandes portadas.

    Se constituye la iglesia de Labros, sin embargo, cdomo un buen ejemplar, hasta ahora inédito, del románico molinés".

  • El románico de Guadalajara (1991), de Tomás Nieto, Esther Alegre y Miguel A. Embid.

    "Los capiteles de este portada son muy interesantes y plenos de simbología medieval. Ahora los describiré, de izquierda a derecha del espectador:

    El capitel primero muestra una figura humana, de ruda silueta, de rasgos masculinos, vestida con túnica larga y sencillos pliegues. Cabalga sobre el lomo de un animal, a cuyo cuello se agarra con las manos. Este animal es de difícil identificación, pero semeja un león muy esquemático. En la otra cara del capitel, frente al jinete, aparece un ave con cabeza humana, una arpía de simple trazo, que parece sonreír.

    Capitel de fina ornamentación geométrica. Es el típico motivo del entrelazado, o encestado, a base en ese caso de triple hilo. Es heredero claro este capitel de los magníficos ejemplares que de lo mismo existen en Silos, más extensos, con mayor finura tratados, pero con hilo simple o doble, no triple como en Labros, donde el artista, minucioso en su trabajo, se entretuvo en su tarea con mimo. En la provincia de Guadalajara aún venos, en diversos lugares, capiteles de este mismo aspecto: en la capilla del castillo de Zorita de los Canes, a donde llegó desde la cercana ciudad visigótica de Recópolis; en el ábside de Campisábalos, en la portada de Hijes. Es motivo muy utilizado en el románico español, que lo hereda de los trabajos previos de iluminación de letras capitales en los códices antiguos, y a ésto llega desdel el oriental, bizantino. Este entrelazado o encestado, pudiera incluso estar relacionado con un posible simbolismo de "ofrenda" contenida en cestos. Todo ello recibido de diferentes y antiguas civilizaciones, elaborado y perdido sentido concreto. En todo caso, este capitel entrelazado de Labros es una bella pieza románcia en esta tradición.

    Capitel en el que aparecen, ocupando sus dos caras, sendas representaciones de arpías o sirenas-pájaro, de rostros humanos sonrientes. Están tratadas con simplicidad, pero con acabado gusto. Cuerpos llenos, alas plegadas con marcada talla de plumas, y cabezas rudas. De difícil identificación estas arpías, y conocido simbolismo en el bestiario románico, en el que se los concede el valor de seres que atraen con su canto y su simpatía al viajero o navegante, para perderle y matarle. Puede tenerse como representación diabólica frente a la que es necesario pecaverse.

    El último capitel que al espectador se ofrece lo conforma una gran figura central, semejando un anciano de alto gorro y poblada barba, revestido de ropajes ampulosos. A este ser le acosan otros dos elementos zoomórficos, parecidos a monos o perros, que se le suben a la espalda, como tratando de herirle, morderle o inferirle alguna lujuria. Al ser imposible la identificación iconográfica de la escena no podemos tampoco discernir el sentido iconológico de la misma. Aunque pudiera tratarse, de un modo muy general, de un ser benéfico atacado por otros dos maléficos. La eterna lucha del Bien contra el Mal, en sus mil formas, viene a ser de este modo expuesta en ese otro capitel.

  • "Simbología medieval en Labros" (1982); Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara (1983); y "Labros: el románico oloroso" (1990), de Antonio Herrera Casado.