La altiva silueta de la Torre del Reloj,
preside la vida diaria de la localidad |
Al acceder a Miedes por la
parte baja del pueblo, lo primero que sale al encuentro del viajero es
el edificio de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, presidiendo
una pequeña plaza abierta al campo, con la impresionante silueta,
detrás, de la Torre
del Reloj, que uno identifica a primera vista con el campanario, cuando
en realidad es que se trata de una torre aislada, de carácter civil.
La fachada de la iglesia
es de ladrillo y aparece sombreada de
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árboles. Su interior se distribuye
en tres naves, lo cual la aleja un tanto de la concepción mudéjar.
A decir verdad, el edificio de la parroquial pierde interés comparándolo
con la soberbia torre gótica que lo acompaña, en dirección
a la magnífica plaza mayor, que extiende su rectángulo allí
mismo, en la parte posterior de la iglesia. Hubo un castillo
en el pasado, citado por Abarca y Zurita, una fortaleza musulmana que ya
existía en 1120, donde el conde de Osona resistió infructuosamente
el ataque castellano, en 1362. Pero en 1610 Labaña escribió
en el sentido de que ya estaba "arruinado en lo alto, con casa vieja de
los
Zapata de Calatayud". No creo que el antiguo castillo guarde relación
con la torre
comunal del Reloj, de estilo gótico, planta cuadrada y tres
cuerpos, el primero rematado por matacanes continuos, el segundo adornado
con bellos ventanales apuntados, en tracería tribolada, y el tercero
rematado con graciosa arquería. Esta torre fortificada -en su primer
cuerpo se abren las correspondientes aspilleras-, de buena sillería,
fue levantada al parecer en el siglo XV, sin que se sepa ciertamente su
razón de ser, como no fuera la de servir de atalaya al vecindario.
Mádoz se refiere a
la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol en el sentido de que
fue reedificada en 1131, lo que le conferiría un seguro origen románico.
Y añada que "en un mausoleo se conservan los resto mortales de doña
Leonor, hija del rey don Alonso de Castilla". Asimismo señala la
existencia de dos ermitas derruidas fuera de la población, dedicadas
a Santa María Magdalena y a Santa Catalina. Especial mención
merece el convento
de monjas de la Purísima Concepción (franciscanas), "situado
a la distancia de cien pasos al este, en la huerta donde existió
una ermita baja la advocación de San Blas; se edificó en
1624 -las obras se iniciaron en 1613- a expensas de la junta de la comunidad
de Calatayud, habiendo ido a fundarlo el mismo año cuatro religiosas
de Tarazona. El edificio es muy capaz, todo de piedra tosca labrada formando
un cuadro completo con 1.700 varas superficiales; a la portería
precede una puerta espaciosa; a la izquierda están las habitaciones
del confesor y dependientes del convento, y a la derecha la iglesia, capaz
de contener 1.000 personas. En el altar colateral el mayor se venera la
imagen de un Niño Jesús, del que se cuentas mil prodigios,
y en el otro hay una urna donde se conserva el cuerpo de San Alejandro,
mártir romano, que regaló el padre fray Francisco Franco,
de la Compañía de Jesús",
La plaza Mayor, tal como
ha quedado dicho, está configurada por un grupo de edificios notables.
De allí arrancan varias calles -una de ellas bajo arco-: y el casco
urbano se ensancha hacia arriba más en dirección a la huerta,
sin duda para hacer real la vocación de Miedes, de ser mirador del
valle.
Detrás de la plaza
existe un lavadero público. (Alfonso Zapater Gil)
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