LABROS

Periódico de la Asociación de Amigos de Labros 



 
Núm. 17
Verano 1998
 
 
 
 
Paseo
virtual
por 
Labros
 
 
 
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POR CONCESIÓN REGIA DE 1778 : NUESTRO PÓSITO, GRANERO DEL PUEBLO 

 
Todavía se puede leer labrado en la piedra de la Casa Lugar: "PÓSITO REAL. Aº 1778". ¿Qué era un pósito? "Granero o troje, especialmente para trigo, controlado por el concejo, con objeto de abastecer a los vecinos en las épocas de carestía y de prestar grano a los labradores, tanto para la siembra como para el consumo en los meses de mayor escasez, librándoles así de caer en las garras de la usura".  

 
Los pósitos aparecen en España a principios del siglo XVI, a iniciativa de los propios pueblos, con tal éxito que cien años después había ya cerca de 12.000, que se llamaban pósitos públicos, concejiles o reales. (También crearon pósitos algunas fundaciones particulares, sobre todo a cargo de obispos, parroquias o hermandades de vecinos, en cuyo caso se denominaban pósitos píos o arcas de misericordia. Prestaban especialmente a pobres y viudas, con carácter básicamente caritativo). 

Felipe II fundó muchos en 1555 para proporcionar pan barato a los caminantes y abastecer a los pobres: y en 1584 promulgó la primera reglamentación oficial de estos establecimientos, disponiendo que su dinero se guardase en un arca de tres llaves y el trigo en un depósito (casa de paneras) con dos llaves, que debían estar en poder del regidor o alcalde, del regidor-diputado y del depositario, los llamados claveros. 

Lo que en principio se hizo para atender el panadeo, poco a poco pasó a ser centro de préstamo o crédito agrícola. Los préstamos se realizaban previo llamamiento público en fechas fijadas y dando preferencia a los labradores más necesitados, a juicio del regidor o de "los dos labradores o personas de inteligencia y honradez" designados para que informaran de la verdad de cada caso de solicitud. Se cobraban unos intereses llamados creces, que oscilaban entre los dos cuartillos y el celemín por fanega; es decir entre el 4 y el 8 por ciento; tasas bastante altas si se piensa que el préstamo se hacía por menos de un año; más o menos desde la sementera hasta la devolución en el momento de la recogida de la cosecha. 

La administración inestable y caciquil hizo que los pósitos disminuyeran paulatinamente: cuando se crea el de Labros sólo hay 8.000; bajan a 5.000 a principios del siglo XIX;  y en la Memoria de 1907 aparecen 3.400 pósitos. Es curioso que Guadalajara fue la provincia que tuvo durante muchos años el mayor número de toda España (294 en 1912); casi uno de cada diez estaban en nuestra tierra. 

Sin excusa ni pretexto 

Lo que en principio parecía un buen instrumento de solidaridad y equilibrio entre vecinos, se fue tornando en un bocado apetitoso para la Hacienda central y local. Las arcas se vaciaban por medio de impuestos y aportaciones exigidas y no reintegradas, con la excusa de guerras, epidemias y otras catástrofes. También las utilizaban las autoridades locales para repartir prebendas a los más allegados o como arma de presión electoral. 

Es muy significativo el escrito que se recibe en Labros, con fecha 14 de julio de 1931, de la Sección de Pósitos del Ministerio, comunicando la "imperiosa necesidad", entre otras, de que "el oportuno expediente de reparto" se haga dentro de las normas reglamentarias, "procurando resplandezca, en todo caso, la austeridad y rectitud que han de caracterizar la Administración pública". 

Además, otras muchas circunstancia influían en la decadencia imparable de los pósitos: eran frecuentes la insolvencia y las deudas de quienes recibían préstamos;  la calidad de las semillas se fue deteriorando; y era evidente el inmovilismo ante nuevas fórmulas para sacar más provecho a los pósitos;  como ocurrió cuando a principios del siglo XX algunos trataron de modernizarlos -introduciendo maquinaria, abonos o mejoras de otro tipo- y fracasaron estrepitosamente. 

Desde "la capital", la intromisión ha llegado hasta épocas no muy lejanas. Un escrito dirigido al pósito de Labros el 22 de agosto de 1921, por parte de la Dirección General de Agricultura, del Ministerio de Economía, pide: "sin excusa ni pretexto alguno, remita usted, a vuelta de correo, los documentos" oportunos para saber la buena marcha de la contabilidad. Otro, de 19 de enero de 1932, de la Agencia Ejecutiva Especial de Pósitos de la Provincia de Guadalajara, pide "remitir con toda urgencia, de orden de la Superioridad, certificación de los descubiertos que existen a favor de ese Pósito". Y aun más recientemente, en febrero de 1950, se amenaza con que, de no remitir cada mes los partes de ese pósito, aunque sean negativos, dentro de la primera decena del mes inmediato siguiente, "se impondrá sin más trámites, a cada uno de los tres Claveros, la sanción correspondiente". 

Como recuerdo permanente, aún nos quedan intactas al cabo de los siglos esas piedras labradas que marcan el lugar donde estuvo el pósito de Labros, una joya de nuestro pasado.