LABROS

Periódico de la Asociación de Amigos de Labros



 
Núm. 18
Verano 1998



 
 
 
 
 
 

Paseo
virtual
por 
Labros

 
 
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LAS ABUELAS

Mercedes Martínez

¿Cómo sería hoy nuestro pueblo, e incluso nosotros mismos, si nuestras abuelas hubieran sido otras, diferentes en su modo de vida, sus costumbres y su apego a esta tierra?

En un pueblo tan pequeño y humilde como Labros, ellas han sido muy grandes. Sus palabras, modales, rezos, guisos, cuentos, sayas… formaban parte de cada uno de nosotros.

Su recuerdo nos queda en mil imágenes que nunca olvidaremos: encendiendo y atizando la lumbre, amasando el pan que cada semana tocaba cocer, blanqueando la casa al llegar San Isidro, lavando la ropa en la balsa y tendiéndola en la pradera, cosiendo lo nuevo y remendando lo viejo, hilando pedugos, confeccionando talegos o mandiles, echando de comer a los animales, yendo y viniendo a la fuente a por agua, fregando los platos en barreños y los suelos de rodillas, subiendo a la iglesia vestidas de fiesta y como el velo puesto y especialmente haciendo de madre cuando faltaba la nuestra.

Trabajando eran duras y sacrificadas, queriendo cariñosas y generosas y educando a sus nietos dulces en los momentos difíciles, puntillosas ante las cosas mal hechas e incrédulas ante la imprevisible modernidad.

Ellas, como nosotras, trabajaban en casa y fuera, sus manos venían bien para escardar, segar, atar, trillar, y así ayudar a sus maridos en las faenas del campo. ¿Y qué decir de los cuidados a todos y de sus rezos que consideraban curativos y preventivos para la salud de la familia?

Sin estudios, sin apenas saber leer ni escribir, guardaban y guardan las mayores sabidurías. Aprendiendo de ellas quedarán siempre presentes en nuestras vidas y tal vez en las de nuestros hijos y nietos.