INIGO ROY. Valencia | No se trata de la mítica fuente de la eterna juventud, que aseguran que encontró Ponce de León en Y americanas en el siglo XV, pero algo de magia deben albergar los manantiales del municipio zaragozano de Jaraba para convertirlo en uno de los destinos turísticos favoritos -y a la vez desconocido para algunos- de quienes buscan en sus manantiales y balnearios la cura al estrés del día a día.
Conocidos desde la época de dominación romana, los manantiales de la villa de Jaraba -situada junto a las hoces del río Mesa, y a escasos kilómetros de Nuévalos y el Monasterio de Piedra- fueron considerados por los primeros romanos que abrieron las vías de comunicación entre Bílbilis -ahora Calatayud- y el resto de la Hispania romana como el dominio de místicas ninfas a las que atribuyeron las virtudes curativas del agua caliente que manaba a orillas del río.
Sin embargo, no sería hasta el siglo XIX cuando Jaraba comenzara a explotar su riqueza natural y termal. De aquellas primitivas pozas de las que manaba agua caliente, los emprendedores de este pequeño municipio fueron apostando por su aprovechamiento primero como discretos balnearios y luego como hoteles.
La historia de Jaraba y sus balnearios va unida a la historia de la familia Sicilia. Fue Manuel Sicilia quien hace más de 150 años fundó el germen del complejo hotelero que posee su familia en la actualidad y que gestiona dos de los tres hoteles-balneario con los que cuenta esta localidad. En total, el balneario Sicilia y Serón -propiedad de la familia Sicilia- y los Baños de la Virgen (el decano de todos, fundado en 1828), cuentan con más de 500 plazas hoteleras para una población de 315 habitantes censados en 2016.
El Balneario Sicilia, antes Baños de San Vicente, comprendía en sus orígenes un solo edificio para baños y hotel, en cuyo interior estaban los manantiales de " San Vicente" y "Santa Dorotea". La vida del Balneario Sicilia corrió paralela a la de los balnearios europeos que vivieron años de esplendor a finales del siglo XIX y principios del XX hasta experimentar un período de decadencia como consecuencia de las guerras mundiales y la Guerra Civil. No fue hasta la década de los cincuenta del siglo pasado cuando la burguesía zaragozana y de otras ciudades españolas comenzó de nuevo a pasar sus vacaciones de verano en los balnearios.
Pero el gran cambio se produjo en 1977 cuando José María Sicilia revolucionó el concepto de termalismo abriendo el establecimiento durante todo el año y no solo en los meses de verano como hasta entonces ocurría en todos los balnearios de España.
Siguiendo la estela de su padre, los actuales propietarios de Sicilia y Serón -adquirido por la familia en 1988- acometieron en ambos establecimientos una ambiciosa remodelación para adaptarse a los tiempos. En el caso del hotel Sicilia, se construyó una nueva ala que alberga las nuevas habitaciones y todo el complejo termal en el que destaca le cueva termal. Una cavidad natural de la que mana el agua a 34 grados y en la que se ha construido una enorme piscina cubierta de 250 m2 de lámina de agua termal. La piscina está construida uniendo una cueva natural con el hotel.
Dispone de una zona cubierta y otra descubierta, además de jacuzzis, cascadas, chorros de agua y sistemas de nado contracorriente. El agua, tanto en la parte interior como exterior de la piscina permanece a 34 grados por lo que los clientes del balnearios y los huéspedes del hotel pueden utilizar la parte exterior tanto en verano como en invierno pese a las condiciones meteorológicas que haya en el exterior.
La oferta termal del Sicilia se completa con todo un circuito de piscinas y habitáculos ideados para aprovechar al máximo los beneficios de esta agua bicarbonatada y el contraste de su temperatura para todo tipo de tratamientos. Dispone de piscinas con canales flebotónicos, piscina de flotación, piscina de relajación, biosauna, terma de aromas, ducha de contraste y un baño japonés.
Desde Valencia el mejor itinerario es seguir la Autovía Mudéjar hasta Calatayud. El trayecto supone entre dos horas y media y tres horas. Para ello, existen dos alternativas. La primera es abandonar la autovía en Calamocha y desde allí seguir la carretera N-234 sentido Daroca o bien seguir en la autovía hasta la salida hacia Daroca y Nombrevilla. Desde Calatayud, la autovía A-2 que conecta Madrid con Zaragoza y Barcelona permite enlazar en sentido Madrid directamente con Nuévalos, el Monasterio de Piedra y Jaraba a través de las carreteras A-1501 y la A-202.
Además de sus balnearios, Jaraba esconde mucho patrimonio cultural y natural para el visitante. Situado en una encrucijada natural del río Mesa, el entorno de Jaraba está lleno de cárcamas y barrancos formados por milenios de erosión del río. El más conocido, quizá por su accesibilidad, sea el desfiladero que forman las Hoces del río Mesa. Desde la localidad de Calmarza hasta Jaraba, el río ha esculpido un impresionante desfiladero de roca caliza que se levanta cientos de metro sobre el lecho del río. En uno de los barrancos que confluyen en las hoces, y a penas 800 metros de la zona de balnearios, se levanta el santuario de Nuestra Señora del Jaraba, construida en el siglo XIII. Junta al santuario, el barranco de la Hoz atesora los restos de pinturas rupestres de arte levantino situadas más al Oeste de toda la Península Ibérica.
Levante-El Mercantil Valenciano (13-10-2017)
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