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Un paseo por el Antiguo Balneario de Paracuellos
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En la imagen, el balneario de Paracuellos de Jiloca hace unos 100 años Ver vídeo
Muchas personas que nos visitan nos preguntan por el antiguo edificio del Balneario. Se trata de un edificio de principios del s. XX fue abandonado tras la guerra civil española, periodo durante el que sirvió como hospicio. Este Balneario fue referencia durante sus primeras décadas de actividad, era un lugar donde la alta sociedad de la época pasaba sus vacaciones de verano y buscaba el efecto terapéutico de las aguas sulfurosas. Os invitamos a dar un paseo por sus pasillos abandonados durante más de medio siglo.
100 años de esplendor del Balneario de Paracuellos
En 1844 D. Felipe García Serrano queda como propietario, por ser beneficiario de las tierras donde fluyen las maravillosas aguas a pesar de que años atrás el rey Carlos III concedió al Hospicio de Calatayud, entre otros, el arbitrio de las aguas minerales perdidas.
En 1848 comienzan las primeras obras en el manantial del que será el primer balneario de Zaragoza y Aragón, que más tarde en 1850 es declarado de utilidad pública. La familia Cortadellas en 1875 encuentra otro manantial al adquirir una finca en las cercanías del originario, construyendo más tarde un nuevo balneario. De esta manera quedan establecidos "Los Baños Viejos" de Felipe García y "Los Baños Nuevos" de Cortadellas, que compitieron hasta su unificación a principios del siglo XX.
El Balneario vive una época de esplendor siendo uno de los más renombrados y conocidos de España. Por sus instalaciones han pasado numerosas personas de la alta sociedad.
Guerra y decadencia del Balneario de Paracuellos
Esta época de esplendor es interrumpida, desgraciadamente, por la guerra civil, siendo habilitados "Los Baños Nuevos" como hospicio, quedando parcialmente destruido por un desafortunado incidente. Comienza un periodo de decadencia que no termina hasta comienzos de los 70, primero con las reformas de "Los Baños Viejos" siendo propietario D. Manuel Acero, y con posterioridad la familia Soria quienes desde 1975 son los últimos entusiastas e impulsores de mantener viva esta maravilla natural.
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