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El Puente de Piedra de Saviñán

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En el artículo nº 46 de las Ordinaciones de Saviñán de 1562, se prohibía que se pasaran vigas arrastradas por el puente, troncos y otras cosas semejantes, por el daño que pudiera ocasionarse al mismo puente, bajo la pena de doscientos sueldos. La mitad de la multa se repartiría entre el guarda y el vecino que lo hubiera visto y denunciado, y la otra mitad se destinaría para "el bien del puente".

El 3 de agosto de 1592 se encontró muerto en el río, debajo del puente, a Alonso del Campo, vecino de Zamora. En su partida de defunción se apuntaba que iba por los hospitales y, según los golpes que había recibido, el vicario de San Miguel aseguraba que lo habían muerto los moriscos de la Señoría. Su mujer, llamada Mari Rodríguez y vecina de Corrales, estaba también en Saviñán.

El 12 de julio de 1604 murió Juan Ibáñez, de Aniñón. Estaba nadando en el Jalón y se ahogó. Su amo mosén Lorenzo Magallón dijo que no le debía nada de su soldada. De Aniñón tampoco surtió efecto la partición de una hacendilla que tenía parte.

En junio de 1714 fue encontrado en el río y ya en el término de Morés, el cadáver de José de Yepes, de dieciocho años de edad, que había muerto ahogado en el Jalón.

Del 7 de abril de 1784 era la partida de defunción de Ramón Gascón. En ella se decía que estaba trabajando en el azud de Saviñán cuando cayó, siendo arrastrado por la fuerte corriente del río. Estaba casado con Rosa Cormán. Se buscó su cuerpo durante varios días por el río, que entonces bajaba muy crecido, encontrándose el día 21 de abril en Épila, donde se le dio sepultura.

El 7 de mayo de 1885 cayó al río Jalón en Paracuellos, el niño de dos años y cinco días Atanasio Pina Sánchez. Fue encontrado el 12 de mayo más abajo del puente de Saviñán.

La profesora Belén Boloqui me puso al corriente de un importante dato referido al puente de Saviñán, que he podido confirmar en el Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1789 Agustín Sanz presentaba un proyecto para levantar en Saviñán un puente sobre el río Jalón, para el que ya había sido comisionado en 1787. Por el acta de la Junta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, celebrada el 13 de enero de 1789, sabemos que el escribano del Gobierno de la Corona de Aragón había remitido por segunda vez a la Academia de San Fernando el expediente para la construcción de un puente sobre el río Jalón en Saviñán, con plano y condiciones del académico Agustín Sanz, que ya había sido propuesto en la Junta del 8 de febrero de 1787, al reprobarse el proyecto del profesor Joaquín Insausti. Aunque la Academia de San Fernando considerara "regular" el proyecto de Agustín Sanz, que constaba de dos arcos rebajados, en sitio distinto del elegido por Insausti, con algunas "modificaciones condicionales", se aprobó su proyecto con la advertencia de dirigir las dovelas de los arcos a sus centros respectivos y de empedrar el puente con piedras paralelípedas y no piramidales. Se apuntaba que Agustín Sanz, que conocía bien a los "constructores de Aragón", informara sobre quien pudiera encargarse de esta obra.

Agustín Sanz (1724-1801) fue seguidor artístico de Ventura Rodríguez, a quien se le debe el proyecto de la Santa Capilla del Pilar. Sanz aprendió en Zaragoza la práctica de su profesión con Raimundo Cortés, maestro de obras, y la teoría con Julián de Yarza y Ceballos, en la escuela de dibujo que el escultor Juan Ramírez había establecido a sus expensas. Pero sus mayores progresos se debieron al trato con Ventura Rodríguez, que llegará a Zaragoza en 1750, para hacerse cargo de las reformas en El Pilar. Sanz se formará en la década de 1760 en la Academia de San Fernando de Madrid, quien le nombró su individuo de mérito el 7 de mayo de 1775. En 1768 colaboró con Julián de Yarza y Ceballos en el proyecto de la iglesia de Santa Cruz de Zaragoza, cuyas obras finalizaron en 1780.

Cuando se abrió de nuevo la escuela de diseño en la casa del conde de Fuentes de Zaragoza, Sanz será nombrado director de los estudios el 7 de enero de 1778, enseñando arquitectura hasta el 19 de octubre de este año, fecha en que se volvió a cerrar. Al hacerse cargo de esta escuela Martín de Goicoechea, Sanz volvió a la enseñanza sin percibir sueldo alguno. Al fundarse la Real Academia de Bellas Artes de San Luis en 1792, Sanz ejerció como director de arquitectura en Zaragoza, hasta su muerte acaecida el 25 de julio de 1801.

Sanz estuvo al servicio de los duques de Híjar y de los condes de Aranda, terminando la iglesia de Épila. En 1790 será comisionado para proyectar un puente en El Frasno y en 1796 dará dibujos para la iglesia de este lugar. A Sanz se le deben también las posadas de Ateca y de Borja, además de la conocida Puerta del Carmen de Zaragoza.

No sabemos con certeza si el proyecto de Agustín Sanz para el puente de Saviñán se llevó a cabo, pero los estudiosos y especialistas en el siglo XVIII nos han comentado que el puente de piedra de Saviñán tiene cierta semejanza con otros puentes del Canal Imperial de Aragón, cuya obra fue realizada principalmente por el canónigo Ramón Pignatelli entre 1776 y 1790. En el nº 61 de Enebro apareció una fotografía del puente desaparecido de Paracuellos de la Ribera, que también tenía cierta semejanza con el puente de piedra de Saviñán.

Por el Archivo Gracián tenemos noticia de varias reparaciones llevadas a cabo en el puente de Saviñán en 1801, 1821, 1822 y 1837.

El 13 de octubre de 1801, Francisco Gracián Carrascón se dirigía por escrito al Intendente General, informándole que en Trasmón había un yermo con restos de haber habido allí un corral. Los más viejos del lugar le habían asegurado que el terreno pertenecía al Ayuntamiento y éste no había querido vendérselo, sin contar antes con el permiso del Intendente. José Gracián añadía que este yermo carecía de utilidad para el lugar y pedía que fuera tasado por peritos y él pagaría su valor. Dada la proximidad con su heredad, se serviría de él para levantar un corral y paridera, y para almacenar allí el estiércol. La Junta de Propios había decidido venderlo porque no era de utilidad al lugar.

El Intendente debió informar favorablemente a su requerimiento y el 22 de octubre de 1801, el escribano de Saviñán, Juan-Santos Carnicer, daba fe de una reunión en las Casas del Ayuntamiento, estando presentes los componentes de la Junta de Propios del lugar. La tasación había sido realizada por Felipe Ibarra y Andrés Pinilla, según prevenía el Intendente General. Los restos de la paridera fueron tasados en ocho libras y el albar de una yugada en cuatro libras, que hacían un total de doce libras. Este albar con las ruinas de la paridera se encontraban en el Portijuelo, y confrontaban con el camino de Purroy y con montes blancos.

Antes de celebrarse esta reunión del 22 de octubre, se habían colocado carteles y se habían dado dos bandos por las calles del pueblo, anunciando el día y la hora de la subasta. En ella José Gracián se quedó con el albar por lo tasado, pues ninguno de los presentes mejoró su postura.

Con esta misma fecha la Junta de Propios exponía que, con arreglo al pago del subsidio correspondiente a los vecinos y terratenientes, se habían concedido al pueblo ciento cincuenta libras para la reparación del puente. Otro reparto que se había efectuado con la intención de repararlo, se había utilizado en el pago del subsidio, por lo que la cantidad destinada al arreglo del puente no había sido suficiente y la obra, al parecer de gran envergadura, pues una gran crecida del Jalón lo había derrotado totalmente, estaba sin acabar.

Por tanto la Junta de Propios de Saviñán pedía que las doce libras de la venta hecha a José Gracián, junto a lo que se pudiera exigir de nuevo a los vecinos, sirviera para perfeccionar la reparación del puente del lugar. Esta petición estaba firmada por el alcalde Judas Yepes, José Gumiel y Gaspar, síndico, y por el notario Juan-Santos Carnicer, que hacía de secretario y firmaba por Juan Gumiel, regidor primero, Gervasio Cabrerizo y Roque La Cruz, que no sabían escribir.

Juan Lafuente escribió al día siguiente al Intendente, pidiéndole que se repitiera la subasta realizada el 22 de octubre, pues no se había enterado de su celebración.

Con fecha de 4 de noviembre, el Contador principal de Zaragoza mandaba a la Junta de Propios de Saviñán que repitiera la subasta, en las mismas condiciones que la primera. La segunda subasta tuvo lugar el 15 de noviembre de 1801 en las Casas del Ayuntamiento, estando presentes al alcalde primero Judas Yepes, el regidor Agustín Joven y los diputados Gervasio Cabrerizo y Roque La Cruz. En esta ocasión el albar y las ruinas del corral se remataron en cuarenta y una libras y diez sueldos, que se adjudicó de nuevo José Gracián.

De nuevo el Ayuntamiento y la Junta de Propios de Saviñán, con fecha de 18 de noviembre, pedían que las cuarenta y una libras y diez sueldos sacados en la subasta, se destinaran al arreglo del puente del lugar, que había resultado muy dañado, como consecuencia de una gran riada ocurrida el 17 de noviembre pues, según se decía, era la única forma de repararlo, ya que los vecinos no podían participar en nuevos repartos, por estar absolutamente imposibilitados por las repetidas contribuciones. Firmaban la solicitud el alcalde Judas Yepes, el síndico José Gumiel Gaspar y Juan-Santos Carnicer, que lo hacía también por los que no sabían escribir.

Con fecha del 24 de noviembre, el Contador principal de Zaragoza aprobaba la venta y la utilización de su importe en la reparación del puente, pues el pueblo y la Señoría habían satisfecho el cupo del Lubricio extraordinario de diecinueve dineros y doscientos treinta y cinco reales y diez maravedís, por reparto entre los vecinos y terratenientes, según decreto de 15 de abril último, cuando se concedieron al pueblo ciento cincuenta libras para la reparación del puente. Por ocupación del Contador, firmaba la resolución José Soler.

En las cuentas dadas por el alcalde Pedro Gracián en 1821, aparecen consignados cuatrocientos sesenta y siete reales y veinticuatro maravedís, que se habían gastado para componer el puente. En 1822 se pagaron de componer el puente, a Berdejo, a su hijo y a tres chicos más, cincuenta reales, incluido el yeso empleado.

En el Archivo de la familia Gracián de Saviñán se conservan veintitrés recibos, referidos a las obras llevadas a cabo en el puente, en la puentecilla de Juan López y en la escuela de niños, fechados entre el 19 de febrero y el 4 de junio de 1837. Falta el recibo nº 17. En total serían veinticuatro recibos.

Escolástico Cormán, de cinco peonadas en masar yeso y de cinco jornales, y las mujeres que llevaron agua para el puente, cobraron setenta y seis reales.

El regidor Morlanes, por los días que estuvo cuidando la obra, recibió veintiocho reales.

Domingo Carnicer presentó un recibo con doscientos noventa y seis reales por la madera, que fue tasada por el carpintero Vicente Cormán.

Valero y Manuel Minguijón cobraron cuarenta y nueve reales por un madero y por nueve cargas de hiniestas.

Vicente-Judas y Julián Cormán recibieron ciento veintitrés reales por tres jornales. Vicente Caballero cobró noventa reales por el yeso.

José Lázaro, Francisco Benedí, Pío Sanjuán y Roque Calvo percibieron de ocho jornales, treinta y seis reales y veinticuatro maravedís. José Lázaro, Roque Calvo, Francisco Villalba, Antonio Peñalosa, Francisco Benedí, Pío Sanjuán, Francisco Asensio y Julián Lázaro cobraron ciento diecinueve reales por sus jornales.

Roque Asensio recibió ciento cinco reales por quinientos clavos. Vicente Cormán, Judas, Escolástico, Julián, Basilio, el "alapecho" y Vicente cobraron de jornales doscientos reales y diecisiete maravedís. Pío Sanjuán y Julián Lázaro percibieron de dos jornales cada uno, dieciocho reales y diecisiete maravedís. Antonio Trasobares, Manuel Sanjuán y Roque Mateo cobraron veintiún reales y treinta y dos maravedís.

Antonio Benedí, Francisco Asensio, Roque Asensio, Pedro Villalba y Antonio Peñalosa recibieron setenta y un reales y dieciocho maravedís.

Ildefonso Fernández, encargado de Enrique Pujadas, percibió de dos maderos sesenta reales.

Senén Saló recibió cincuenta y siete reales por veinte quintales de cal, y ciento ochenta y dos reales y veintiséis maravedís, por cuarenta quintales de cal y quince de yeso. Fermín Ortiz percibió cuatro reales y ocho maravedís de treinta y seis clavos. Miguel Lahuerta cobró treinta y dos sueldos de ocho jornales, en los que amasó la cal para la composición del puente.

Salvador Sancho presentó un recibo con diecisiete reales, por cuatro días y medio que trabajó en la puentecilla de Juan López. Francisco Benedí cobró once reales y diez maravedís, por tres días de masar yeso.

Judas Cormán recibió sesenta y cuatro reales por jornales, dieciocho reales y veintiocho maravedís de cinco jornales, y ciento cinco reales y treinta maravedís por hacer un sitio privado en la escuela de niños.

Los recibos estaban firmados por el alcalde Ramón Lafuente y por el comisionado Miguel Lasierra. Algunos recibos iban dirigidos a Pedro Gracián, como responsable de su pago.

Los gastos de las obras ascendieron a mil setecientos ochenta reales y veintitrés maravedís, aunque una nota avisaba que faltaba por pagar la madera y los ladrillos utilizados en la puentecilla de Juan López, por no haberse recibido aún la factura del albañil Vicente Cormán.

El ex alcalde Roque Carnicer había entregado para cubrir los gastos, mil doscientos reales, a los que se sumaban doscientos sesenta reales provenientes de un apremio en la Serrezuela, donde el Concejo tenía una dehesa que daba en arriendo. Con todo resultaba un déficit de trescientos veinte reales y veintitrés maravedís. El resumen de cuentas llevaba fecha de 17 de julio de 1837, estando firmado por el alcalde Ramón Lafuente y por el secretario José Bono.

En el Archivo de Argillo encontramos un expediente relativo al puente de Saviñán. El 21 de mayo de 1815, estando congregados el alcalde primero Judas Yepes, Vicente López, alcalde segundo, Joaquín Lozano, Ramón Ibarra, Pedro Gracián, Juan Gracián, Domingo Carnicer, Roque Carnicer, Joaquín Morlanes, Antonio Oliveros y Pascual Román, administrador del conde de Argillo, el alcalde comentó que se hallaba "cuasi arruinado el unico puente que tiene este Pueblo sobre el río Jalón", por lo que se determinaba su arreglo, verificándose un reparto de doscientos cincuenta duros. Se nombraba depositario al administrador del conde, y cobradores a Vicente López, alcalde segundo, y a Joaquín Morlanes. Se determinó que las maderas necesarias para la construcción del puente, se cortaran de las choperas del pueblo, siendo antes tasadas.

El secretario del Ayuntamiento, Sebastián Moreno, copiaba con fecha de 19 de julio de 1815, el acta celebrada en las Casas del Ayuntamiento el 20 de junio de ese mismo año de 1815. Por orden del alcalde primero de Saviñán, Judas Yepes, el ministro inferior Joaquín Anadón había dado un bando público, citando a los vecinos del pueblo. Comparecieron Andrés Pinilla, regidor primero, Manuel Gómez, regidor segundo, Juan-Antonio Morales, diputado del común, Pedro Gracián, Juan Gracián, Joaquín Morlanes Liarte, Domingo Carnicer, Joaquín Lozano, Pedro García, Ramón Ibarra, mayor, José Gumiel Gaspar, Vicente López y Vicente García, hacendados, y Pascual Román, administrador del conde de Argillo. En esta reunión se dijo que se estaba reedificando el puente principal del pueblo y que el río había cargado en la parte de la huerta del conde de Argillo, cegando el primer ojo del puente. Por lo que se pedía que "sin cuestiones ni disputas", se pudieran hacer las "gestiones devidas", para desalojar el ojo del puente, amojonando el terreno del conde. Las dos partes acordaron que al día siguiente acudiera el administrador del conde con dos peritos, que con los nombrados por el pueblo, que eran Pedro García y Manuel Gómez, "arreglasen en la mejor forma la citada mojonación ó deslinde".

En otra acta del Ayuntamiento, fechada el 26 de junio de 1815, se decía que no se había podido ir a amojonar el terreno agregado a la huerta del conde el 21 de junio convenido, "por haber impedido justas causas". El administrador del conde había nombrado como peritos a José y a Domingo Arévalo. Y estando reconociendo este terreno, el administrador pidió al alcalde que suspendiera la mojonación hasta que consultara con el conde, pues "según los juicios de los Peritos, le parecía ser la cosa de bastante gravedad". Ante la súplica, el alcalde suspendió la mojonación. En el acta se decía que en este terreno había también algunos chopos, que se cortarían si fueran necesarios para "la obra del puente", en cuyo caso se tasarían y se pagarían al conde, si fueran de su propiedad. Sebastián Moreno, Fiel de fechos del lugar de Saviñán, en defecto del escribano, copiaba este acta el 19 de julio.

El día 27 de junio de 1815, Pascual Román, administrador del conde de Argillo, escribía a su amo contándole lo ocurrido. Román decía que el día 22 ( sería el 20) se le había llamado a la Casa del lugar, para informarle que con el motivo de "estar mejorando el Puente", a costa de herederos y hacendados, éstos pedían que se amojonasen los terrenos agregados a la huerta del puente y al azud de Jumanda, para recuperar el antiguo cauce del río. Román pensaba que estas tierras cargadas en las riberas quedaban a la voluntad de la Justicia, bajo el pretexto de dar al río la "carrera que entonces llevaba". Para ello habían quedado a las siete de la mañana del día 26 de junio. Pero a las seis de la mañana de ese día avisaron al administrador que estaban cortando árboles de la chopera de la huerta del puente. Pronto acudió Román y al preguntar a los carpinteros, éstos le contestaron que los árboles se cortaban por orden del alcalde Judas Yepes. La misma respuesta le dio el mayordomo de Pujadas. Pascual Román fue enseguida a casa del alcalde y Judas Yepes le dijo que las obras corrían prisa, pues los oficiales que estaban trabajando en el puente estaban parados. Los chopos cortados serían abonados a su dueño a su justo precio. Aún así el administrador pidió al alcalde que suspendiera todos los trabajos, para informar antes a su amo el conde de Argillo. Pascual Román contaba a su amo que hacía unos cuarenta años, una gran avenida del río se había llevado algunas tierras, agregándolas en otras partes de la ribera. Parte de estas tierras se habían agregado a la huerta del conde de Carcenique, situada cerca del azud de Jumanda, y a la huerta que tenía el conde cerca del puente. Ahora se quería amojonar el cauce, dando más anchura al río. Por tanto Román consideraba que se podían pedir "agravios" por estas tierras y por los chopos. La finca de Carcenique pertenecía al término de Paracuellos, lo que evitaba cualquier retirada de tierras por parte del Ayuntamiento de Saviñán.

En un auto sin fecha se condenaba al alcalde de Saviñán a las costas, daños y perjuicios causados por este despojo, restituyendo al conde de Argillo la posesión de la tierra y los árboles. En el mismo se avisaba que en caso de molestar al conde en estas posesiones, se exigirían cincuenta escudos de multa. En otros documentos de este expediente se informaba que el alcalde había sido condenado el 7 de julio.

El conde envió una carta a su administrador de Saviñán, con fecha de 29 de julio de 1815, diciéndole que deseaba condonar la mitad del importe de las costas. El 5 de agosto de 1815 el alcalde de Saviñán escribía al conde de Argillo, confirmándole que el pueblo no quería "otra cosa que lo que le corresponda". Los ocho chopos cortados habían sido tasados antes de derribarlos. En su carta el alcalde Yepes no aceptaba que el conde le condonase "cantidad alguna de las costas en que se me ha condenado sin oirme".

La defensa del alcalde de Saviñán se basaba en el artículo 36 de las Ordenanzas de la Comunidad de Calatayud de 1767, que decían que los alcaldes "entiendan, conozcan en todas las causas de Regios, guardas de panes, montes, frutos, huertos y demás daños que se hicieren en sus términos, y de las deslindes de límites, y cajeros de acequias, y brazales".

Los representantes del conde de Argillo argumentaban que este caso no tenía nada que ver con el artículo 36 de las Ordenanzas, pues "no se trataba del pago de daños precisamente, sino de la restitución del despojo del terreno", quedando fuera de la competencia de los alcaldes.

El 22 de diciembre, Juan Adán Trujillo fallaba que en el caso del alcalde Yepes no había un juicio de deslindes, sino un despojo, y como tal correspondía su conocimiento a los corregidores o alcaldes mayores. Por tanto no había lugar a la revocación solicitada por la parte del alcalde, a quien le condenaba a las costas, que ascendieron a ochocientos cincuenta y seis reales y ocho maravedís.

El 29 de junio de 1816, mosén Roque Lafuente escribía al conde de Argillo, José Garcés de Marcilla, contándole que hacía unos días se había celebrado una Junta de vecinos, en la que se había determinado poner pleito sobre los prados confinantes con el azud de Jumanda y del puente. Para evitar el pleito, mosén Roque había hablado con algunas personas y con el propio alcalde, quien le había confirmado que había escrito una carta al conde, "proponiendo una transacción armoniosa, que había sido desatendida". Mosén Roque creía que el alcalde "no conspira" y que había "buena disposición para atajar todos los pleitos". El conde de Argillo contestaba a mosén Roque Lafuente el 3 de julio de 1816, diciéndole que el "camino de la suavidad y condescendencia" seguido hasta entonces con el pueblo, no le había proporcionado "el bien de la paz". El conde agradecía los deseos de mosén Roque a favor de la paz general, pero por el bien de sus hijos, el conde no podía acceder a transacciones que darían lugar a nuevas pretensiones y a pleitos interminables. El conde de Argillo escribía que si el pueblo tenía algún derecho sobre el terreno que había dejado el río en su huerta del puente, o en la chopera contigua al azud, haría bien en usarlo y de esta manera las dos partes esperarían tranquilamente la decisión del tribunal.

Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico (1845-1850), señalaba que desde Calatayud a Villanueva de Jalón no había sobre el río puente alguno notable y sólo existían algunos puentes de madera, que las más de las veces se llevaba por delante las aguas del río en sus frecuentes avenidas. Al hablar de Saviñán, Madoz decía que por esas fechas tenía un puente sobre el río.

Los arreglos en el puente de Saviñán debieron ser frecuentes. Raimundo Cormán Moreno, que había nacido en Saviñán el 14 de marzo de 1874, recordaba que su padre, el albañil Raimundo Cormán, lo había llevado al puente de piedra a poner un ladrillo. Esta reparación tendría lugar hacia 1880. Raimundo Cormán moriría en Saviñán el 30 de noviembre de 1958.

Queda constancia en los periódicos de la riada ocurrida en 1895. Aquel año Ateca y Alhama sufrieron abundantes daños, los campos se anegaron y cerca de Bubierca el agua se llevó bastante tierra de la vía férrea. Vicente Lafuente Pinilla "El Tostao" recordaba que en 1902 se produjo una gran riada, que se llevó por delante las barandillas del puente de piedra. La última gran riada en Saviñán fue la de 1956. Entonces en el arreglo del puente se utilizaron los ladrillos de la última hornada de la última tejería del pueblo. Con la construcción del pantano de La Tranquera, que entró en servicio en 1960, las riadas ya no son tan espectaculares como antaño.

El olmo del puente de piedra, donde se juntaban los trabajadores para salir a los tajos, aparece citado en un documento del Archivo Gracián. En las cuentas del Ayuntamiento de Saviñán del ejercicio 1890-1891, se apuntaba que Pedro-Antonio Gracián se había hecho cargo de la leña del olmo, pagando treinta y siete pesetas con cincuenta céntimos.

BIBLIOGRAFÍA

Archivo Histórico Provincial de Zaragoza. Archivo de Argillo.
Archivo de la familia Gracián de Saviñán.
Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
Confederación Hidrográfica del Ebro. Memoria 1946-1975, Zaragoza, 1976.
Gran Enciclopedia Aragonesa, Zaragoza, 2000.
Eugenio LLAGUDO Y AMIROLA: Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, Madrid, 1829.
Pascual MADOZ: Diccionario Geográfico Estadístico Histórico, 1845-1850, Valladolid, 1985.
Guillermo REDONDO VEINTEMILLAS: "Las Ordenanzas de La Comunidad de Calatayud en 1751", Papeles Bilbilitanos, Calatayud, 1981.
C. SAMBRICIO: Estudios sobre Ventura Rodríguez (1717-1785), Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1985.
Francisco TOBAJAS GALLEGO: "Noticias de dos reparaciones llevadas a cabo en el puente de Saviñán, halladas en el Archivo de la familia Gracián", Enebro nº 17, abril 1997.
José de YARZA GARCÍA. Aportación de la familia de los Yarza a la arquitectura y urbanismo de Aragón, Zaragoza, 1948

De Gentes de mi tierra, 2009

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