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Asuntita Giráldez, la voz apagada


Asuntita Giráldez durante una de sus actuaciones

ANTONIO SEVILLANO | A los pocos meses de concluir la guerra del 36/39, Ramón Giráldez Lisbona -ingeniero de Telecomunicaciones, natural de Calatayud- vino destinado a Almería para hacerse cargo de la oficina de Telégrafos. Le acompañaban su esposa, Purificación Terrén, y sus dos hijos: Mª Asunción y Ramón. El varón, tras estudiar Derecho en Granada, ejerció de juez en distintas localidades antes de jubilarse de Magistrado en la Audiencia de Alicante. Asuntita, que así se le conoció cariñosamente, desarrolló mientras tanto una intensa vida musical como cantante lírica. Nacida en Bilbao en mayo de 1921, se casó en junio de 1956 -en el colegio de monjas de Zaragoza donde estudió en su adolescencia- con el almeriense Matías Garro Pérez, empleado en una compañía de seguros y agente comercial. De solteros y casados vivieron en la calle Real, Las Tiendas y Amadeo Vives (barrio de la Plaza de Toros) antes de ingresar, ambos, en la Residencia de Mayores "Veraparaíso". Transcurrido un año de estancia, el 11 de enero del presente 2011 Mª Asunción Giráldez Terrén fallecía de una cardiopatía aguda e indolora, próxima a cumplir noventa años de edad. En Vera fue incinerada y depositada sus cenizas y en dicha residencia continúa él. Si de la biografía personal daba cuenta ayer, hoy resumimos lo más significado de su trayectoria artística.

Conservatorio

El mayor elogio a su currículo académico se contempla en la certificación expedida por el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid: diez cursos, diez sobresalientes. En canto, armonía, estética e historia y piano. Formalizó el ingreso en Solfeo en 1932 cuando la familia residía en Zaragoza, sin embargo la guerra truncó toda ilusión. Renovó con fuerzas su vocación primera -alentada desde Almería por Educación y Descanso- matriculándose de 1º y 2º grado (1941/42) en la convocatoria de alumnas libres. La incipiente carrera sufrió una nueva pausa de cinco años; prosiguiendo en el Conservatorio, ya ininterrumpidamente, hasta concluir los estudios en 1950 en calidad de alumna oficial y becada por la Diputación Provincial. Tan brillantes resultados la hizo acreedora al Premio Nacional "Carmen del Río", otorgado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y que llevaba aparejado una serie de actuaciones con la Sinfónica de Zaragoza. Repitió el programa en la vecina Granada (secundada por el piano del también paisano Antonio Barco Molina) y en Valencia. En estos años madrileños figuró en el Cuadro Lírico de Radio Nacional e intervino en programas de la balbuceante Televisión Española. En octubre de 1946 logró el tercer premio del 1º Concurso Nacional de Canto convocado por Sección Femenina, precedida por "camaradas" de Bilbao y Zaragoza.

Educación y Descanso

Aún cuando debutó ante los micrófonos de Radio Almería (19/11/1942) interpretando Nocturnos, de Listz, y fragmentos de La del Manojo de Rosas - más otra breve aparición días después en Gádor-, los primeros aplausos del público capitalino los recibió sobre el escenario del teatro Cervantes durante una función de gala (05/03/1943), cantando e interpretando en el papel principal la zarzuela Molinos de Viento, repuesta por Educación y Descanso. Imprescindible en el cuadro artístico de la Obra Sindical, dirigido por Don Paco Gomis, tuvo de compañeros a Gloria Romero, Santiago Frías, César Barquero, Ángel Barceló y a Miguel García Cano (propietario de Jamonería Andaluza). Títulos como Gigante y Cabezudos, La verbena de la Paloma, Los Claveles, Luisa Fernanda, En mi jaca Jerezana" (de los almerienses Barco, Guijo y Rull) o Las Golondrinas fueron rotundos éxitos de su repertorio zarzuelero. Y entre las óperas que mejor se adaptaban a su tesitura de voz y condiciones líricas: Aida, Caballería Rusticana, Tosca y El Trovador.

Enseñanza

Profesora titular de Canto en la Escuela de Artes y Oficios (cátedra subvencionada por Diputación), durante una década a partir del curso 1955, su experiencia y métodos pedagógicos alentó las vocaciones hacia el bel canto de muchos jóvenes que luego ampliarían sus estudios en los Conservatorios de Murcia y Madrid. Su plena dedicación no le impidió sin embargo cumplir compromisos para cantar en bodas de amigos y conocidos (Misa y Ave María de Schubert y de Gounod, motetes litúrgicos) que luego tenían su reflejo en los "ecos de sociedad" del diario Yugo del Movimiento. Y en Semana Santa con un variado programa de música sacra: Ecce Panis, de Mozart (solista del coro de la Virgen del Mar); Siete Dolores de la Virgen; Stabat Mater, Siete Palabras, de Haydn, etc. La generosidad de Asuntita se puso de manifiesto igualmente colaborando en festivales benéficos. De ellos destacamos el celebrado en el cine Roma (c/. La Reina) la noche del 19 de octubre de 1962, a favor de los damnificados por las trágicas riadas sufridas en Barcelona. Organizado por Radio Juventud, bajo el patrocinio de la esposa del gobernador Civil, Gutiérrez Egea, el éxito de recaudación, público y artístico resultó apoteósico: ¡21 atracciones entre cantantes, cantaores, guitarristas, orquestas y conjuntos músico-vocales!, todos bajo la dirección escénica del maestro Rafael Barco.

Amistades

Ventura Ledesma Uruburu (1880-1968) pertenecía a una respetable familia local encabezada por el padre de esta, Antonio Ledesma Hernández, "El cantor de Almería": jurisconsulto, conferenciante y novelista (Quitolis, Nueva salida del valeroso caballero Don Quijote de la Mancha, etc.). Tras residir durante la guerra en Inglaterra con su hija Magdalena (suegra del torero Manuel Álvarez Jiménez "El Andaluz") volvió a establecer su residencia en la ciudad, en c/. José Mª Acosta (antes Almanzor Bajo), en la casa que fue del médico republicano y masón, D. José Godoy; teniendo de vecinos en la planta alta a la familia Pradal. Una joven y guapa Lilí Ballester (de los Pradal) era privilegiada testigo de las animadas tertulias allí organizadas semanalmente. Chocolate, pastas, comedidas críticas mundanas… y Dª Ventura al piano. O en su defecto el maestro Barco (le dedicó un romántico lied: "Con dulce melodía de esperanza") y D. Antonio Cuadra, concertino de la Sinfónica de Málaga, pendiente en todo momento del quehacer interpretativo de la señora de la casa. Contertulios fijos fueron, además, Manuel del Águila y Dª Clotilde Fernández Lerena. Y naturalmente Asuntita, con quien mantuvo una sincera amistad y con la que actuó a dúo en recitales lírico-poéticos. Por ejemplo, en la Biblioteca Villaespesa al estrenarse los poemas Violetas mensajeras, Posible, Recuerdos y Evocación, arropando la propia compositora, Ledesma Uruburu, a la soprano con precisas notas pianísticas. Ambas, muy cultas y educadas, fallecieron casi nonagenarias. En aquella temporada y la siguiente anunciaron con regularidad en la Villaespesa al Quinteto de Cámara Municipal, formado por Cuadra (primer violín), Francisco Cruz (violín segundo), Francisco Sánchez (viola), Pilar Cela (violonchelo) y Rafael Barco (piano); conciertos a los que Asuntita Giráldez fue invitada puntualmente.

Diario de Almería (11-12-2011)

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