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Alhama de Aragón es termal, ¡qué bien!


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PABLO FERRER | El termalismo social es un concepto ajeno al común de los mortales y familiar para quienes suelen optar por los balnearios a la hora de elegir destino de ocio; los romanos sabían lo que se hacían, y de 2.000 años a esta parte la tradición de las aguas se las ha arreglado para mantenerse vigente. La comarca de Calatayud es uno de los núcleos más potentes de esta actividad en España, ya que tiene seis: dos en Alhama de Aragón, tres en Jaraba y uno en Paracuellos de la Ribera. Actualmente no están todos abiertos debido a las diferentes velocidades de adaptación a las normas sanitarias derivadas de la pandemia de la covid-19.

En Alhama, el peso de la historia lo llevan desde 1863 las Termas Pallarés, un complejo que contiene tres hoteles, un antiguo casino, área termal con gran variedad de tratamientos y 80.000 metros cuadrados de parque, además de un gran lago termal natural de dos hectáreas, que durante décadas ha inspirado por igual a gentes de letras, números o azadas. Sin embargo, desde que cerró por el estado de alarma no ha vuelto a abrir; se desconoce la fecha de su retorno a la actividad.

Contra viento y marea

El Hotel y Balneario Alhama de Aragón (antiguos San Roque y Cantarero) reabrió el pasado 3 de julio, después de casi tres meses cerrado por la misma razón que afectó a sus vecinos. Mari Carmen Nieves, de Bubierca, trabaja en el establecimiento (de cuatro estrellas) desde hace años; a las 121 habitaciones y el excelente circuito termal se une la piscina de verano -también de agua termal, de esas que dan envidia en las fotos de los amigos-, la restauración y los amplios salones parea actividades sociales o empresariales. "La piscina termal es grande, con capacidad para 76 personas, aunque ahora se ha limitado a la mitad por precaución y confortabilidad. Los circuitos tienen un poco de todo: ducha de contraste, piscina caliente y templada, sauna seca y húmeda, duchas circulares, chorro aéreo, salas de masaje... los clientes suelen repetir, porque aquí se trabaja con seriedad y las instalaciones están impecables; el personal recibe formación específica y sabe anticiparse a los requerimientos de los clientes. Este año ha sido duro para todos, pero esperamos que las cosas mejoren pronto: nosotros trabajamos con limitación de aforo, pero con la misma dedicación que en tiempos previos a la pandemia".

Gustavo Moreno es el director del hotel desde hace nueve años. "Me siento integrado en Alhama, de hecho ya me considero un poco de la zona, aunque vengo de Valencia. Las aguas termales en Alhama son una tradición milenaria, con establecimientos desde mediados del siglo XIX; aquí viene gente de toda España, y supongo que vivimos por ello una realidad distinta a otros pueblos de la zona. Además, no estamos solos: mucha gente hace doblete con el Monasterio de Piedra, por ejemplo, que es un reclamo potentísimo en toda España. Hay mucha hostelería y dos o tres tiendas de recuerdos y productos típicos, para que nuestros visitantes se lleven algo de aquí".

El propio balneario también ofrece productos propios de cuidado de la piel, para que los mimos recibidos en sus instalaciones continúen en casa. Hasta la próxima visita, claro.

Productos de la tierra, regalos mil y un Sampedro muy presente

El Sampedro del titular es José Luis, uno de los creadores más brillantes en la historia de las letras españolas; también docente, economista y, sobre todo, magnífico ser humano. Unido a Alhama por recuerdos de la infancia y cuatro décadas de citas anuales con las aguas termales, Sampedro tiene en la Casa Palacio de Alhama (restaurada por la DPZ, con el apoyo del Ayuntamiento local) una muestra permanente que acerca su legado a desconocedores y devotos de su figura; su viuda, Olga Lucas, supervisó el montaje. La pareja se casó en Alhama en 2003 y fue en Alhama donde José Luis escribió buena parte de dos obras (hay más gestadas parcialmente en Alhama, pero éstas sobresalen) capitales de su bagaje creativo: 'El río que nos lleva' (1961) y 'Octubre, octubre' (1981). Falleció en 2013, a los 96 años de edad.

Justo al lado de su muestra, para solazar las papilas gustativas antes o después del atracón cultural y vivencial que proporciona adentrarse en el mundo Sampedro, está El Capazo; se trata de uno de los restaurantes más valorados e imaginativos de la zona, con platos de toda la vida girados hacia la originalidad, postres exquisitos y un servicio impecable. No faltan bares y restaurantes en la zona; entre los más populares se hallan el Asador Babel (una delicia para los amantes de la carne), el Tíber o el Clásico, entre otros, además de los bares, restaurantes y cafeterías del Balneario y de los diferentes hoteles y espacios de las Termas Pallarés. Hay una gran densidad de este tipo de establecimientos para 1.020 habitantes censados.

La esquina comercial

La calle Tello, que conecta el Balneario Alhama de Aragón con el puente sobre el Jalón, tiene varios establecimientos con raigambre; destaca Delicias de Baco, con productos típicos de la zona e hincapié en vinos, o Bodegas Cubero, incluidas en la D.O. Calatayud. Otro comercio que forma parte del área es Regalos Palacín, que regenta desde el año 2000 Mari Carmen Palacín Alonso. "Soy la tercera generación de la familia en esta tienda; empezaron mis abuelos y siguieron mis padres durante muchos años. Lo que más tenemos es producto de la tierra, y si algo nos ha identificado desde siempre es la cerámica, porque hay tradición alfarera en la familia, aunque ahora hay menos a la venta porque el oficio como tal está en desuso".

Mari Carmen habla con entusiasmo de su oferta de productos locales. "Ahora estamos vendiendo miel del Abuelo Vicente, un productor local, y vino Tranquera de Bodegas Esteban Castejón, que están en Ibdes. No faltan las frutas de Aragón, chocolates y caramelos de piedrecitas de río y violetas de Caro, que vienen de Terrer y Calatayud, y los chocolates de los hermanos Atienza de Ateca. También tengo pastas de Alhama, del horno de Nines, y como podéis ver no faltan los recuerdos en forma de souvenir. Al estar tan cerca de los balnearios, los turistas siempre pasan para llevarse un recuerdo de su estancia, ya sea un adorno o algo buenísimo para alegrar el paladar. Y de paso -ríe a carcajadas- para alegrarnos a nosotros".

La Mora y el Moro: dos cuevas con agua de manantial a 32 grados

Si hay un rincón único y personalísimo en el Balneario Alhama de Aragón es la Cueva de la Mora y el Moro, ubicada en dos estancias a un costado del hotel, junto al camino que conduce hacia la piscina al aire libre. Esta gruta tiene dos estancias, una destinada en su día a las mujeres y otra a los hombres, acotación que naturalmente no permanece a día de hoy. Se trata de cavidades rocosas con agua en altura que brota de manera constante, en forma de lluvia fina (el Moro) o en cascada (la Mora); nunca se tallaron, simplemente se cubrieron y compartimentaron en algún momento. En ambas se puede disfrutar tanto antes como después de una ducha de hidromasaje. Siempre a 32 grados de temperatura, el agua termal baña este espacio del que ya hay constancia fidedigna en el siglo XI, aunque se entiende que la tradición de bañarse ahí viene de muchísimo antes.

Cómo llegar y otras curiosidades

Comarca. Comunidad de Calatayud.
Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 111 kilómetros por la A-2 hasta la salida de Bubierca y luego por la deriva de la N-II hasta destino.
Dónde quedarse. Además de los dos balnearios, están los Apartamentos El Rapallo, Apartamentos La Veguilla, El Balcón, La Serratilla, Casa Blanca, Camino a Monasterio (con restaurante), Villa Pachita y La Bodeguita de Alhama, entre otros.
Origen. El poeta bilbilitano Marcial habló del lago tibio de Congedo, que se cree fue el primitivo nombre ibero de Alhama. Antonino Augusto la llamó en la época de dominación romana Aquae Bilbilitanae, y el nombre actual deriva del término árabe Al-Hamman, que significa 'los baños'.
Parroquia de la Natividad de Nuestra Señora. Suplió desde 1626 a la iglesia parroquial de San Miguel, en el barrio Somero. La Natividad fue ampliada en siglo XVIII; con magníficos retablos, responde al esquema de mudéjar tardío con elementos barrocos.


Heraldo de Aragón (6-8-2020)

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