|
|
 |
|
Angel Petisme: 'El poder es la muerte de
una zona del espíritu, te hace
impermeable y te emborracha'
|
|
|
Angel Petisme, en una de sus visitas a los campos de refugiados de los saharauis, en Tinduf (Argelia) / (Foto: A. P.) |
JESÚS HERNÁNDEZ
| Publica Demolición del arco iris. Y acaba de obtener el VII Premio Internacional de Poesía "Claudio Rodríguez", que convoca el IEZ "Florián de Ocampo", con su obra "La cinta transportadora". El trabajo será publicado por la editorial Hiperión.
|
Angel Petisme: Que si "Postnovísimo"... ¿Y qué más?
Buff, post-etiquetas, sería lo mejor. No me gustan nada, es como ponerse ropa dos tallas más pequeñas que la tuya. Pero si tengo que definirme, esto: "poeta un instante y hombre toda la vida". No es mío. Es un verso de Carlos Edmundo de Ory.
Cinta transportadora, un libro de amor y pasión. ¿Clásico en el asunto, moderno en la expresión?
No hay sentimientos nuevos bajo el sol hasta que aprendan a hablar las plantas, las piedras o los animales. O mejor dicho, hasta que aprendamos nosotros a entender lo que dicen. Así que los asuntos de todos los libros, hasta los de física cuántica, son el amor, el aprendizaje de las pérdidas, la muerte, el tiempo que se nos va. Y espero que en la forma de contarlo sea un poco diferente, porque si no apaga y vámonos. En este caso el libro ha surgido de notas que tomaba en los tiempos muertos de los aeropuertos, de "correos" que mandas desde el ordenador de un hotel, cosas así. Y por eso las cuatro partes del libro son palabras en inglés o expresiones con las que convivimos a diario, como "last minute," "jet lag", "overbooking" u objetos perdidos. En el fondo, el corazón tras el amor es "una maleta no reclamada /que gira en la cinta transportadora", como se dice en el poema que abre el libro.
Aparentemente, es un libro de viajes. ¿Las ciudades del corazón son más abiertas que las ciudades de los sueños?
No, son bastante parecidas. Supongo. Lo que no te da el corazón te lo dan los sueños. Las más cerradas y claustrofóbicas son las ciudades del miedo. En el libro aparece Nueva York tras el 11 de septiembre, Bagdad unos días antes de la invasión de marzo de 2003, ciudades de Cisjordania bajo el toque de queda en 2004... Tuve la oportunidad de viajar a esos lugares para darme cuenta de lo que decía Kavafis, que "la ciudad siempre es la misma, otra no busques no la hay". Que los sueños, los miedos y el corazón de esas ciudades los llevas tú vayas donde vayas y que serás igual de desgraciado en Zamora que en los Mares del Sur si no aprendes a vivir por ti mismo.
Su escritura: ¿es vanguardista en la estética y testimonial en la reflexión?
Eso dicen, no sé. Yo no hablo mucho de mi escritura. Escribo y punto. Supongo que los artistas, los pensadores, los científicos deben ser siempre la avanzadilla, los exploradores de ese gran ejército que es la sociedad y permanece en la retaguardia. Somos como espermatozoides, (ja, ja, ja), morimos por el camino. A mí me gustaría creer que lo que escribo tiene un peso moral, que respira verdad, que nace del hombre, pero de eso a conseguirlo?
Su poesía también advierte sobre la injusticia, la explotación. ¿Nunca se cansa no de ser combativo?
Ja, ja, ja. Será que soy aragonés y terco. Dice Labordeta de mí que tengo más paciencia que un preboste chino y el ímpetu de un tío del Jalón (el río que pasa por Calatayud, mi pueblo). Pero yo también sé disfrutar de los placeres de la vida y de la paz del guerrero.
A la vista de sus poemas, se demuestra que Angel Petisme es buen lector de la Biblia.
Qué remedio. Estuve en un seminario interno durante cuatro años durante mi adolescencia. La Biblia (y yo diría que El Capital) son los libros más importantes para entender nuestra cultura maniqueísta, perversa, de doble moral, y nuestro sentido de culpa. Y a Cristo, de vivir en nuestros días, se lo hubiesen cargado.
Lo suyo es música y letra. Sobre todo, los fines de semana. ¿La música es ensayo y la poesía es tanteo?
La música es más un ritual colectivo y una sauna física y mental para mí. No voy al gimnasio, en el escenario lo hecho todo. La poesía también tiene algo de limpieza interior y de catarsis pero es mucho más frágil y funciona con dos soledades, la del autor y la del lector.
Poeta, filólogo, cantante, profesor... ¿Cómo un hombre-orquesta?
Ja, ja, ja. En todo caso, un hombre orquesta un poco desafinado y epiléptico, ¿no?. De todo, aprendiz. Creo en el amateurismo laboral porque no pierdes la ilusión o, quizá, en convertir tu oficio en un hobby para pasártelo como un enano siempre. También sucede que vivimos un momento en que para sacar las cosas adelante hay que hacer de Juan Palomo.
Imagínese un día sin televisión. Apagada la cosa. ¿Seríamos más cultos, más libres, más felices, más civilizados?
Sin duda pero habría que apagarlo todo, no sólo la televisión. Porque el mal gusto no sólo se practica en televisión, eh. Este verano pasado he estado en aldeas de Senegal y Gambia donde no tenían ni luz eléctrica. Y a la gente no se la veía infeliz ni tenían suicidas. Lo malo de apagar la tele sería el incremento de la natalidad, y con la que está cayendo?
Usted se preguntaba: "¿Qué es el optimismo?"... ¿Ya tiene respuesta?
No, todavía no la he encontrado. Pero hay que seguir viviendo, como decía Gramsci, "con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad".
"Con las palabras se vilipendia, se golpea, se difama, incluso se asesina"
Ya sabemos quiénes son, pobres, los "Sin Techo"" de la vida. ¿Quiénes son los "Sin Techo" de la literatura?
Podrían ser todos aquellos que mandan sus manuscritos a las editoriales y reciben, con buenas palabras, un "no" por respuesta, eso si la reciben. Y los que se presentan a los premios y jamás reciben ninguno. Se me ocurre que, en un sentido amplio, son aquellos que duermen sólo en los cartones de los bestsellers, los libros de autoayuda y las novelitas románticas.
En estos días, ¿el desierto avanza en nuestros corazones?
Me temo que sí, que el cambio climático no es una cosa sólo del exterior y lo que está enfermo por fuera lleva mucho tiempo enfermo por dentro. No sé, en una sociedad tan deshumanizada y materialista como la que nos ha tocado vivir cada vez es más difícil cultivar nuestro huertico y conseguir un poco de agua para nuestra rosa.
¿El poder siempre es la muerte?
El poder es la muerte de una zona del espíritu. Te hace impermeable, te emborracha. Y además, por muy limpio de corazón que seas, acaba por corromperte. El poder sólo es una estrategia y matemática pura. Hay tantos ineptos ocupándolo que no deberíamos preocuparnos por repartirlo por turnos como cuando te toca ser presidente de tu comunidad de vecinos.
¿La poesía es más necesaria en tiempos de crisis?
La buena es necesaria siempre. No sólo está en los libros. Ver de forma diferente la gris realidad, con magia, con chispa, con humor, con aliento: eso es la poesía y eso es lo que nos salva de la grisura y la rutina. La mala te puede producir una crisis.
Existía una poesía que sólo era colesterol literario. ¿Ahora hay mucha poesía que sólo es cosmética?
Un poeta trabaja con dos materiales muy delicados: la vida y las palabras. Por eso hay que vivir con intensidad para tener el don de la palabra. Y hay que saber callar cuando no hay nada que decir. Con las palabras se vilipendia, se golpea, se difama, se asesina incluso. El poeta tiene que hacer de tintorero, de limpiador de palabras para dotarlas de nuevo del sentido para el que fueron creadas: la comunicación y el bien de la humanidad. La cosmética no sirve de nada cuando te despiertas por la mañana y miras a la persona que tienes a tu lado.
La Opinión de Zamora (16-12-2008)
|
|
