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| La Cañada, ruta circular al lado de Calatayud
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En la imagen, el Molino de Malanquilla, que presneta un aspecto perfecto, aunque sin otro uso que el meramente estético
(Foto: Begoña Campo / Heraldo de Aragón) |
El próximo puente es un buen momento para dedicarse a conocer aquellas zonas de la provincia que se encuentran más alejadas del centro. La llamada ruta de la Cañada se define por los vericuetos del río Manubles, procedente de la vecina provincia de Soria, y por el Ribota, casi paralelo, que también vierte en el Jalón.
Se trata de una ruta circular, que puede comenzarse tanto desde Ateca como desde Calatayud. Tras disfrutar de Ateca, de la que se hablará en otra ocasión más detenidamente, el viajero remonta el curso del Manubles hasta alcanzar Moros, en lo alto de un acantilado, por donde dicen que paso el Cid, con las ruinas de un castillo peligrosamente asomado a la garganta del río. De su iglesia destaca el ábside mudéjar y la torre. Menos escarpada,
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aparece Villalengua, que fue raya fronteriza fortificada entre Castilla y Aragón y perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén.
Situado en plena cañada, como proclama su nombre, Torrijo de la Cañada ofrece al visitante un curioso panorama, con laderas plagadas de pequeñas cuevas, excavadas muchas de ellas en la roca, que servían de antaño para almacenar el vino a temperatura constante. Se conserva una torre, la del reloj, de su antiguo recinto amurallado, justo al lado de la fuente barroca dedicada a sus dos santos patronos, Félix y Régula. Merecen conocerse sus dos iglesias, la parroquial del siglo XVI, y la de San Juan, con su órgano barroco.
Castillo medieval
Ya casi en Soria, se agrupan Bijuesca, con atisbos de fortificaciones, así como diversas fuentes y pozos en los alrededores; Berdejo, que ofrece los restos de su castillo medieval, así como los parajes en el puerto de Bigornia; y Torrelapaja, a más de mil metros de altura, en donde cuentan que en su vecina ermita nació el anacoreta San Millán.
De allí, regresando y buscando el río Ribota, aparece Malanquilla, a 1.002 metros. Conserva una fuente romana, una nevera que aprovisionaba de hielo a Calatayud y su sorprendete molino de viento, extrañísimo en Aragón.
Órgano-barco de guerra
La carretera atraviesa Villarroya de la Sierra, que puede presumir de iglesia, dotada con un órgano en forma de barco de guerra, una casa mudéjar del XVI, restos medievales de dos castillos, murallas, puerta mudéjar y el recuperado palacio barroco conocido como La Casa Grande.
Tres localidades completan el viaje. En primer lugar, Cervera de la Cañada, con un monumento nacional, la iglesia de Santa Tecla, obra del alarife Mahoma Rami, de 1426; cerca, a 2 kilómetros, se encuentra el puente romano de Tres Ojos, en el barranco de los Castillos. La segunda localidad es Torralba de Ribota, que debe su nombre a un torreón de piedra blanca (torre alba), del antiguo castillo, que se levanta en sus alrededores. Escondida desde la carretera, cuenta con una iglesia gótico mudéjar, dedicada a San Félix Mártir, del XIV. Se trata de un Monumento Nacional, con aire militar y numerosas torrecillas, además de la obligatoria torre mudéjar.
Por último, Aniñón, con su magnífica iglesia de Ntra. Sra. la Virgen del Castillo, de estilo gótico tardío, con la habitual y siempre sorprendente torre mudéjar.
Si se quiere, se puede realizar una parada en Bílbilis, antes de llegar a Calatayud.
Datos de interés
Bílbilis. Cuenta con un centro de interpretación, que ilustra el contexto histórico. Es conveniente visitarla provistos de calzado cómodo.
Santuario de Ntra. Sra. de la Sierra. Se encuentra en las cercanías de Villarroya de la Sierra, a unos 1.400 metros de altura, rodeado de pinares, con una vista a todas luces inolvidable.
Casa Consistorial de Torrijo de la Cañada. Edificio civil datado en el siglo XVI, de mampostería y ladrillo, con arcadas de ladrillo sobre columnas toscanas.
Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Villalengua. Gótica de estilo aragonés, perteneciente al siglo XVI, construida en sillería, excepto una galería de arcos en su parte superior.
Las visitas obligadas
La ruta de la Cañada está explotando a conciencia sus recursos naturales. Más allá de un turismo rural en creciente expansión, con casas de gran calidad, la zona ofrece desde caza mayor y menor de liebre, perdiz y jabalí, hasta pesca de barbo, trucha, carpa y black bass, pasando por las más tranquilas actividades senderistas, con diferentes caminos señalizados, como el GR 90, que atraviesa la zona. También hay rutas en bicileta, descubriendo la Sierra de la Virgen, por ejemplo, que también es apta para caminar; o a caballo, desde Bijuesca y Calatayud. Y todo ello acompañado de una gran sensación de tranquilidad, lejos del frenético mundo urbano, donde las medidas del tiempo recuperan la escala humana.
Malanquilla puede presumir de poseer uno de los escasos ejemplares de molinos de viento que se conservan íntegros en Aragón. Situado a la entrada de la localidad, y restaurado hace algunos años, actualmente es un edifico vació -visitable, es cierto-, bien conservado por fuera, pero sin ningún otro tipo de uso, por lo que pide a gritos una rentabilidad, siquiera didáctica.
La parada recomendable para comer es La Venta de Malanquilla (976-899488), justo antes del desvío hacia Malanquilla, como suele pregonar su aparcamiento, repleto de vehículos.
Este restaurante y hostal, todavía bastante desconocido para los zaragozanos, resulta toda una sorpresa para el viajero, gracias a una cocina sencilla y sabrosa: excelentes escabechados, oferta de caza, atención a los productos de la tierra, bodega suficiente y ampli variedad de licores.
No obstante, esta ruta ha crecido mucho en infraestructuras, por lo que se puede comer prácticamente en todas las localidades de la misma.
La ruta de la Cañada es pródiga en restos históricos. Desde los paleolíticos en la Sierra de Armantes, cerámicas campaniformes en la Cueva del Gato en Torrijo, pasando por vestigios de poblamientos celtibéricos en el Alto del Aguilar, en Bijuesca, hasta Bílbilis, impresionante centro romano.
Fue frontera durante la llamada "reconquista" y sufrió la guerra de los Pedros -Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla-, con fortalezas arrasadas. Las guerras de la Independencia y las Carlistas también dejaron su huella.
El mejor recuerdo de la zona es el vino de la DO Calatayud, con varias bodegas sobre la ruta, visitables previa cita telefónica, en las que también se puede comprar vino. La Cooperativa Comarcal Virgen de la Peana (Ctra. Nacional II. Ateca. 976-842164). La Cooperativa Comarcal del Campo San Gervasio y San Protasio (Carretera, s/n. Villalengua. 976-847121). La Bodega Virgen de la Sierra (Pº del General Mola, s/n. Villarroya de la Sierra. 976-899015) tiene importantes premios en su haber. Bodega San Gregorio (Ctra. Villalengua, s/n. Cervera de la Cañada. 976-899206). Bodega del Niño Jesús (Afueras, s/n. Aniñón. 976-899150). Unos vinos que, gracias al trabajo del Consejo y el buen hacer de las bodegas, están poniéndose de moda.
Heraldo de Aragón (07-12-2001)
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