La Comarca de Calatayud
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Inicio/ Revista de cultura y opinión/ Número O. Septiembre, 1999

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Calatayud y otras ciudades islámicas en barranco



 


 
 

El emplazamiento de las ciudades

 La poblaciones de cierta importancia son el resultado del crecimiento natural de núcleos menores anteriores o bien fundaciones de nueva planta por decisión política. Su ubicación general obedece a imperativos estratégicos (económicos en sentido amplio) y busca el control de un territorio rico o de una ruta comercial o militar. En su localización concreta priman en cambio necesidades tácticas defensivas, tanto contra ataques directos como facilidades para resistir un asedio. La defensa puede basarse en la orografía o en barreras naturales de agua (mar o ríos). La disponibilidad de agua intramuros es al tiempo un factor esencial en los asedios.
 El emplazamiento de cada ciudad es realmente único, lo que no impide que ante parecidos condicionantes topográficos existan similitudes que permitan una clasificación. Cristóbal Guitart ha propuesto en dos ocasiones (1) una detallada y acertada clasificación de los tipos de emplazamiento de las ciudades, siendo uno de estos tipos el de las ciudades en barranco, representadas en Aragón por Daroca y Calatayud (2) y en el resto de la Península por Granada y otros ejemplos menos significativos, a los que podríamos añadir la ciudad imperial de Fez en el Reino de Marruecos.

 Tipos de emplazamientos

 - Sólo para centrar el tema vamos a partir aquí de una clasificación mucho más simplificada que la Guitart.
 a) Ciudades asentadas en terreno llano.
 Casi siempre se encuentran en la orilla de un río que sirve de suministro de agua y a la vez de barrera defensiva. Frecuentemente están en confluencia, aguas arriba, de un afluente que también sirve de foso natural. Muchas veces su planta original responde a un diseño previo, a menudo rectangular (Cesaraugusta) y mas raramente circular (Bagdad).
 b) Ciudades asentadas en terreno accidentado.
 Aquí naturalmente la cantidad de subtipos que se pueden establecer es tan grande como se quiera, yendo desde las ciudades enriscadas hasta las situadas sobre suaves lomas, y también hay variaciones en la relación entre la parte militar (alcazaba o castillo) y la población civil. Pero en lo que todas coinciden es en situarse en alto, forzando a los sitiadores a atacar siempre cuesta arriba. La evidente ventaja de la situación en altura frecuentemente está en contradicción con un fácil aprovisionamiento de agua que puede solucionarse llevando las murallas o una coracha hasta el río, si lo hay, o a base de canales, manantiales, pozos o en último caso aljibes.

 Las ciudades en barranco

 Por ello he considerado que merecen especial atención las escasas ciudades que en contra de las mas elementales reglas tácticas se sitúan en el fondo de un barranco o un pequeño río, dominadas en altura por un lado y por otro. Aunque el barranco pudiera ser una fuente de suministro de agua, bien por su propio caudal o por su nivel freático explotable mediante pozos, el relieve obliga a la construcción de un extenso perímetro amurallado en amplios espacios vacíos cuya defensa exige una guarnición numerosa y siempre, insisto, con una topografía desfavorable.
 Hay que constatar de entrada un subtipo que puede ser el intermedio entre poblaciones en altura dominante y poblaciones en barranco, los pueblos en ladera. Son pueblos, no ciudades, que se localizan en valles agrícolas. la preservación de la huerta y las necesidades defensivas hacen que se situén en ladera, bien soleada, protegiéndose la parte mas alta por una muralla con torreones o un castillo, a su vez defendido de las alturas más próximas por un foso natural o artificial.
 Creo que ninguna de las ciudades en barranco que conocemos ha sido planificada como tal sino que son la consecuencia forzada de la ampliación de un núcleo anterior con un emplazamiento mas racional, bien en ladera o sobre un montículo mas o menos aislado. Esto hace tiempo que ya se sabe sobre Fez y Granada y mas recientemente se ha propuesto para Daroca. Dentro de este marco quiero encajar alguna de mis hipótesis sobre la evolución urbana del Calatayud islámico (3).

 Granada

 La capital del reino nazarí es una típica ciudad en barranco, en este caso el pequeño río Darro afluente del Genil, que entraba por Bab al Difaf y salía por Bab al Ramla. La población queda dominada al norte por las alturas sobre el barrio de los halconeros y al sureste por la Alhambra. Es suficientemente divulgativo (4) que el núcleo primitivo del siglo X es la alcazaba Qadina en la ladera derecha (norte). Su posterior ampliación hacia arriba y hacia bajo junto con la creación de la fortaleza de la Alhambra hicieron que el Darro quedase englobado en el recinto urbano, adquiriendo la fisonomía actual de ciudad en barranco. Pero en origen era un poblado en ladera, orientado al sur.

 Daroca

 Según Guitart es la más característica ciudad en barranco de España. El barranco es la rambla Fondonera, que entra por la Puerta Alta y sale por la Puerta Baja para desembocar en el río Jiloca. El caserío queda dominado por las alturas al norte, con el torreón de San Cristóbal y por otras alturas al sur, donde esta la torre de San Jorge. Las murallas encierran tanto al norte como al sur amplios espacio vacíos. Hace unos años José Luis Corral (5) propuso que la primitiva fundación musulmana, del siglo VIII o del IX, ocuparía solamente parte de la ladera norte, sin llegar al barranco y su defensa se basaría en el castillo cuyas ruinas aún existen al este. La ampliación de la población en época cristiana, traspasando el barranco, obligaría a fortificar los cerros al sur, adoptando la ciudad su aspecto actual. La Daruqa original sería pues un poblado en ladera, orientado también al sur.

 Fez

 Quizás la ciudad islámica que mejor conserva su estructura y su espíritu medieval, también tiene disposición en barranco, si bien no tan acusada como las otras que tratamos, al ser la topografía mas suave. Ocupa una hondonada atravesada por el pequeño río Fez, afluente del Serbú, y de ella dice Titus Burckhardt (6) ìDesde un punto de vista estratégico la posición de la ciudad dista de ser la ideal, dado que puede ser dominada desde las alturas colindantes, pero la abundancia de agua contrarresta esta desventaja.î
 Pero no fue esa su disposición original. La fundación se debe a Idris I quien hacia el año 790 estableció una pequeña población en la margen derecha, donde hoy esta la mezquita de los andalusíes. Poco más tarde, hacía el año 808 su hijo Idris II funda otro asentamiento en la orilla izquierda, donde después se edificó la mezquita de los kairuaníes. Los dos barrios, solo separados por el río, tuvieron sus murallas propias hasta que en época almorávide ambos se unieron, quedando el río intramuros y adoptando Fez el Bali su configuración actual. Hay que señalar que en el plano esquemático que adjuntamos, el curso del río se señala aproximado pues desde antiguo ha sido objeto de múltiples canalizaciones y desvíos y en época colonial fue casi totalmente cubierto. Vista la ciudad desde lo alto recuerda en alguna forma y salvando las múltiples diferencias, a Calatayud.

 Calatayud

 Probablemente la primera ciudad del reino hudí de Saraqusta, tras la capital, más que una ciudad en barranco es ìen barrancosî pues son dos los que la cruzan, aproximadamente de norte a sur. El de la Rua entraba por la puerta de Soria y salía por la puerta de Valencia. El barranco de las Pozas, a poniente, cruzaba entre la Judería y el castillo de la Peña. Como puede adivinarse, la topografía es especialmente complicada y la población queda en dos hondonadas dominadas por alturas al este, al norte, al oeste y en el mismo centro. Para proteger el recinto de las murallas tiene que realizar un largo recorrido por lo alto, encerrando vacíos, seguramente usados como albaracas y articularse en cinco castillos: Mayor, Real, Judería, Torre Mocha y La Peña, conocidos también con otros nombres. No es este el momento para hacer una descripción detallada de este singular conjunto, pues aunque no hay ninguna publicación monográfica, es objeto de atención en diversos estudios (7).
 Aunque la tradición, a partir de Jiménez de Rada (s. XIII) atribuye la fundación de Qal`at Ayyub al emir Ayyub ibn Habib al Lajmi en el año 716, la mayor parte de las defensas conservadas corresponden a la documentada
reconstrucción llevada a cabo por los Tuyubíes en el 862, por orden del emir Muhammad I. Se ha cuestionado (8) que esta obra del 862 fuese fundación nueva o ampliación de un anterior, al no ser más explícitas las fuentes documentales y poco elocuentes a primera vista los restos arqueológicos. Si, tal vez por prudencia, se admitiese la hipótesis de nueva fundación en el s. IX, y aún suponiendo que el barranco de las Pozas quedase englobado en una etapa posterior, nos encontraríamos con una ciudad planificada ìen barrancoî, lo que según venimos argumentando desde el principio no parece que nunca haya sido una opción lógica, ya que Granada, Daroca y Fez no se diseñaron así.
 Ya hace algunos años que propusimos (9) la posibilidad de que la obra ordenada por Muhammad I fuese la ampliación de un fortificación, que tras un análisis esencialmente topográfico pero con apoyos en el trazado urbano y en el uso de determinados sistemas constructivos podría identificarse con el castillo de la Judería o de Doña Martina. No se trataría en este caso de un típico poblado en ladera sino de un caserío en las faldas de un escarpado montículo ocupado por un castillo, que a su vez sería el extremo de un espolón rocoso (de roca de yeso) aislado mediante un gran corte artificial, con notables posibilidades defensivas. Queda la duda, suponiendo que esta hipótesis se acertada, de si la primitiva población ocuparía únicamente la ladera meridional del castillo o si englobando por el norte al barranco se extendería por la actual plaza de San Juan el Viejo.

 La ampliación a ciudad en barranco

 La ampliación de una población dominada por alturas resultaba francamente difícil de entender si se quería mantener una razonable seguridad, lo que no ofrecía especiales problemas para ciudades situadas en llanuras o sobre elevaciones dominantes.
 En los casos que nos ocupan, el caserío tenía que extenderse, al menos por algunos sitios ladera arriba de los cerros circundantes que obviamente había que proteger mediante un cinturón amurallado por la parte mas alta, a veces a cierta distancia de la población, y aún así estas fortificaciones todavía podían estar dominadas exteriormente por elevaciones mayores (10). Además de la excesiva relación entre perímetro amurallado y número de habitantes dificultaría notablemente la defensa, agravándose por que su acceso a las murallas y su abastecimiento habría que hacerse en buena parte cuesta arriba. Esto es especialmente claro en Daroca y Calatayud, mientras que en ciudades con mayor crecimiento demográfico como Granada o Fez estos inconvenientes estarían en gran parte paliados al quedar pocos espacios vacíos intramuros.
 El que sean muy escasas las ciudades con esta disposición prueba que ésta no es muy afortunada y que quizá casos de ampliación similares a los que comentamos se desestimarían por sus inconvenientes. Pero también el que algunas hayan llegado vivas hasta hoy demuestra que a pesar de las dificultades, la estructura en barranco es viable. Una ventaja, ya mencionada para Fez podía ser el abastecimiento de agua a cargo del propio barranco o de su caudal subterráneo. Es bien significativo el nombre de uno de los barrancos que atraviesan Calatayud, el barranco de las Pozas.
 Y tal vez las desventajas defensivas no fueran tan grandes como ahora nos parecen, sobre todo teniendo en cuenta la efectividad de las armas de asedio según las épocas. En el año 937 el sometimiento por Abderramán III de Calatayud, cuyo gobernador tuyubí se había rebelado fue costoso y sangriento. En el s. XI Ibn Abi Zar considera a Calatayud ìla plaza más fuerte del Oriente de Al-Andalusî. En 1120 el victorioso Alfonso I de Aragón se detiene ante sus murallas y pospone su conquista (luego sería rendición) a su encuentro en Cutanda con los almorávides. Más documentada por más reciente es la heroica y larga resistencia que en 1362 la ciudad opuso durante más de cuatro meses al poderoso ejército castellano, armado ya con rudimentaria artillería. Casi siglo y medio después tampoco la rendición de Granada sería fácil.

 Conclusión

 Las ciudades en barranco son muy escasas y fundamentalmente de origen islámico, estando los dos ejemplos mas representativos en Aragón. Su poco favorable emplazamiento no es producto de una concepción inicial sino el resultado de la necesaria ampliación de un pequeño núcleo anterior más sensatamente situado. A pesar de las insoslayables dificultades topográficas, un inteligente sistema de murallas ha demostrado su eficacia frente a duros asedios.

* Comunicación presentada en el VII Coloquio de Arte Aragonés (Jaca, 17 al 19 de Octubre de 1991).



 NOTAS

 1. Cristóbal GUITART APARICIO no sólo es autor de la única obra de conjunto sobre los castillos de Aragón sino que ha sido uno de los pocos en abordar el tema del emplazamiento de las ciudades medievales, primero en ìCiudades amuralladasî en el Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos nº 53 año 1966, y después en El paisaje urbano de las poblaciones aragonesas, nº 40 de Cuadernos de Zaragoza, 1979.

 2. TORRES BALBÁS considera también a Calatayud y Daroca como fundadas en un barranco. ìLa ciudad (Calatayud) fundóse por los musulmanes (...) en un barranco (...) cuyo fondo se aprovechó para calle principalî. Ciudades hispano-musulmanas, Madrid 1971, pag. 120.

 3. Agustín SANMIGUEL MATEO ìApuntes sobre la evolución urbana del Calatayud islámicoî Actas del Simposio Internacional sobre la ciudad islámica. Institución ìFernando el Católicoî, Zaragoza 1991.

 4. Una clara síntesis de su evolución urbana hace Antonio ALMAGRO GORBEA en ìPlanimetría de las ciudades hispano-musulmanasî. Al-Qantara VIII, Madrid 1987.

 5. José Luis CORRAL LAFUENTE, Historia de Daroca, Centro de Estudios Darocenses, 1983.

 6. Titus BURCKHARDT artículo ìFezî en La ciudad islámica, varios autores, Barcelona 1982.

 7.Aunque hay más citaremos aquí solamente dos:
 Gonzalo BORRÁS GUALIS y Germán LÓPEZ SAMPEDRO, Guía de la Ciudad Monumental de Calatayud, Ministerio de Educación y Ciencia, 1975.
 Cristóbal GUITART APARICIO, Castillos de Aragón tomo I,, Zaragoza 1976.

 8. Juan Antonio SOUTO LASALA, ìSobre la génesis de la Calatayud islámicaî, en Homenaje a Antonio Ubieto, Zaragoza 1988.

 9. Agustín SANMIGUEL MATEO, ìEl posible emplazamiento del núcleo originario de Calatayudî, Actas del II Encuentro de Estudios Bilbilitanos, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud 1988.

 10. El castillo más occidental de Calatayud, el de la Peña, está dominado por el cerro de San Roque, desde donde la artillería de Pedro I de Castilla, con sus bolas de piedra, lo arrasó.
 
 

 NOTA

 En la discusión de la comunicación, y entre otras intervenciones, D. Antonio Abarca, arquitecto municipal de Barbastro, hizo la observación de que esta población aragonesa también es una ciudad en barranco, conociéndose incluso popularmente a sus habitantes como ìlos del barranquéî. Ciertamente como ciudad en barranco la menciona Cristóbal Guitart en El paisaje urbano de las poblaciones aragonesas (1979), citando a su vez el trabajo de Santos Lalueza ìLas murallas de Barbastroî en El CRuzado Aragonés (1972). Al igual que las ciudades antes descritas, Barbastro es una temprana fundación musulmana, del siglo IX, sobre una loma flanqueada al norte por el río Vero (afluente del Cinca) y al sur por un barranco. la expansión urbanística del siglo XVI cruzó el barranco quedando éste intramuros y convertido en vía urbana. La topografía es mucho mas suave que en Calatayud o Daroca, no quedando espacio vacíos interiores.
 


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