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Algunas noticias sobre el abasto de
nieve en Saviñán


Nevera de Paracuellos de la Ribera

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Los ayuntamientos intervenían en el comercio de la nieve, mediante contratos de arrendamiento a subasta pública, por ser un servicio de interés general, donde se detallaba el tiempo de duración, precio, horario de venta, penas por incumplimiento e imprevistos por escasez de nieve. La nieve se utilizaba contra las epidemias, para aliviar los dolores de cabeza y curar quemaduras. También servía para beber el agua de nieve y para enfriar bebidas como el agua de cebada, limonadas, horchatas y sorbetes, acompañadas de bizcochos. En los veranos del siglo XVIII, vendedores valencianos hicieron muy populares estas aguas compuestas.

Se conocen varias publicaciones sobre neveras, pozos de nieve, comercio y abasto de nieve, referidas sobre todo a las provincias de Huesca y Teruel, aunque tampoco se echan en falta algunas referidas a la provincia de Zaragoza, especialmente a las Comarcas del Moncayo y Belchite. Por resolución del 23 de junio de 2020, la Dirección General de Patrimonio Cultural, iniciaba procedimiento y abría un periodo de información pública, para la declaración de los bienes denominados Neveras y Pozos de Hielo en Aragón: la arquitectura del hielo, como Bienes de Interés Cultural, en la categoría de Monumento.

Escasas son las noticias publicadas sobre las neveras y pozos de nieve de la Comarca Comunidad de Calatayud, localizadas en las sierras de la Virgen, Vicor y Algairén. Su número se podría calcular en un centenar, conservándose la mitad de ellas, en mejor o peor estado. Sabemos de la recuperación de las neveras de Ibdes, El Frasno y Malanquilla. Algunos años, por falta de nieve, los arrendatarios debían ir a contratar nieve a los lugares de las faldas del Moncayo, cobrando un sobreprecio. También se abastecía a la población de hielo del Monasterio de Piedra y de otras balsas más cercanas o de la misma población.

El 2 de febrero de 1642, los jurados y el Concejo de Saviñán, con el justicia, jurados y el Concejo de la Señoría, arrendaban el abasto de nieve, con una serie de condiciones. El arrendatario de este abasto debía dar la nieve necesaria en seis años, comenzando en 1642, desde el día 1 de mayo al último día de octubre. Para cuaresma debía dar cuatro cargas, al mismo precio que se tranzaran las demás, dando por su cuenta cuatro cargas más, cuando los jurados se lo pidieran, fuera para la cuaresma o para el mes de abril. El arrendatario debía tener una casa en Saviñán para vender la nieve, a satisfacción de los jurados. También debía tener casa de empeño, para que el almotazaf le pudiera ejecutar en 5 sueldos las veces que faltara la nieve. El arrendatario debía dar de limosna a la Cofradía del Santísimo Sacramento un hacha de cera blanca, de seis libras de peso. El arrendatario, con dos personas de fianza, debían obligarse en comanda a favor del los procuradores anuales del Concejo en 8.000 sueldos. Además, debía dar una carga de nieve hasta el día de Todos los Santos, al mismo precio que las demás, siendo de su cogida. Este arriendo se tranzó a favor de Domingo Perales, vecino de Viver de la Sierra, quien debía dar 9 onzas de nieve a un dinero, siendo de su cosecha. Si no fuera de su cosecha, daría 7 onzas por un dinero. El mismo día, Domingo Perales y sus fianzas, Antonio Perales y Blas Perales, labradores de Viver, otorgaban tener en comanda de los procuradores anuales del Concejo de Saviñán 2.000 sueldos.

El 3 de octubre de 1653, Antón Perales y Jusepe Roy, labradores de Viver de la Sierra, otorgaban tener en comanda de los procuradores anuales del Concejo de Saviñán, 4.000 sueldos, por el servicio de la nieve.

En Saviñán, el 20 de septiembre de 1799, Babil Arévalo, Félix Ibáñez y Francisco Ibáñez arrendaban el abasto de vino y nieve, desde el 29 de septiembre de 1799 al mismo día de 1800. La nieve debían venderla desde el día de la Cruz de Mayo hasta el día de Todos los Santos, al precio que pusieran los regidores. El 4 de agosto de 1802, Babil Arévalo, arrendador principal de la taberna y abasto de nieve, y sus fianzas Francisco Ibáñez, alias el Sordo, de Morés, y Juan Asensio, de Saviñán, se obligaban a pagar a la Junta de Propios 16 libras en tres tercios, por un año de arriendo, desde el 29 de septiembre de 1802 al mismo día de 1803.

El 4 de octubre de 1809, Juan Gracián, arrendador principal de la taberna y la nieve, con sus fianzas Juan Gumiel y Cristóbal Lahuerta, arrendaban por un año a la Junta de Propios de Saviñán estos abastos por 31 libras, a pagar en tres tercios, que comenzarían a correr desde el día 29 de septiembre. Debían tener nieve desde el día que los regidores dispusieran, al precio que señalaran, con pena de 10 sueldos si faltara la primera vez. A la segunda, la pena sería a conocimiento de los regidores. Los arrendatarios debían ir a comprar vino hasta cuatro leguas a la redonda, donde les indicaran los regidores, cobrando un sueldo más por el porte. Debían señalar a los regidores el precio de compra por alquez o por cántaro, para que les señalaran el precio de venta, con las mismas penas si faltara el vino. También podían vender cuarta, cuartillo y medio cántaro, al precio que pareciera a los regidores. A la parroquia debían dar catorce cántaros de vino blanco.

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