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La capilla del Capítulo Eclesiástico
de Saviñan


Capilla del Capítulo Eclesiástico en la parroquial de Saviñán.
El retablo está dedicado a la Virgen del Pilar

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En el Archivo Parroquial de Saviñán hemos encontrado un documento relativo a los antecedentes de la capilla del Capítulo Eclesiástico de San Pedro. El 9 de julio de 1547 y ante el notario Francisco Gascón, el Capítulo Eclesiástico de San Pedro Apóstol de Saviñán y el mercader Gonzalo Fortuño pactaron una capitulación y concordia.

El capítulo había sido convocado a toque de campana, por mandato del vicario, en el coro parroquial. Lo componían entonces mosén Miguel Gascón, notario del Santo Oficio de la Inquisición, mosén Pedro Palacios, mosén Martín de Clarés y mosén Cebrián Serrano que, con licencia y decreto del vicario general de Calatayud, pactaron la siguiente capitulación.

Los capitulares concedían al mercader Gonzalo Fortuño una capilla y altar de la parroquia, bajo la invocación de la Magdalena, donde había colocado un nuevo retablo dedicado a San Jerónimo.

Por esta capitulación, el capítulo se obligaba a decir y celebrar perpetuamente, por las almas de Gonzalo Fortuño, de su mujer María Miranda y fieles difuntos, dos misas cada semana, una el viernes y otra el sábado, que podría celebrar un hijo de Gonzalo Fortuño que fuera presbítero, cobrando la renta correspondiente. Mientras que Gonzalo Fortuño no diese la renta mencionada, estaba obligado a entregar al capítulo 25 sueldos anuales.

Para asegurar esta fundación de misas, Gonzalo Fortuño debía entregar al capítulo 2.000 sueldos, obligando algunos bienes. Se trataba de una casa con corral y bodega, que confrontaba con casas de Hernando el Francés, casas de herederos de Lupercio Aragonés, era de Miguel Calavera, médico, y con calle pública. Y un olivar y arboleda en Trebago, que confrontaba con olivar de Alonso Díez, olivar de herederos de Pedro Moracho, olivar de la viuda de Miguel Domalique y acequia baja.

Como testigos de esta capitulación firmaban mosén Pedro Gracia y mosén Martín Benedid.

En el primer libro sacramental de la parroquia de San Pedro de Saviñán, hemos encontrado que en 1549 recibían el sacramento de la confirmación: Gonzalo, hijo de Gonzalo Fortuño, Martín y Juan, hijos de Miguel Fortuño, y Pedro, Jerónimo y Domingo, hijos de Pedro Fortuño. En 1571 se bautizaba a Antón, hijo de Antón Fortuño y Catalina Vacarizo, siendo padrino Miguel Fortuño, espadero. En 1573 se bautizaba a Miguel Fortuño Vacarizo.

En el Archivo Parroquial de Saviñán se conserva otro documento referido a la capilla de los beneficiados. En Calatayud, el 11 de junio de 1629, mosén Francisco García había comparecido ante el vicario general, Marcos Terrer de Valenzuela, señalando que el capítulo de la parroquial de Saviñán no había tenido ni disponía entonces de sepultura propia en la iglesia. Para que los cadáveres de los beneficiados no se mezclaran con otros de personas seculares, pedía que se les asignara una sepultura propia. Condescendiendo a esta justa pretensión, el vicario general les asignó la capilla colateral de la parte de la epístola, con unas dimensiones de dieciséis pies de largo y doce pies de ancho. El vicario general les concedía permiso para fabricar a sus costas una cisterna o carnerario, para destinarlo a sepultura de los beneficiados, sin dañar los cimientos de la iglesia. Si en alguna ocasión se levantara el tras sagrario en la capilla mayor de la iglesia, el capítulo podía tener allí sepultura, sin otro nuevo decreto ni licencia. Firmaron como testigos, ante el notario Simón Jerónimo de Carreras, Miguel Pérez de Nueros, doctor en Derecho, y mosén Pedro Benedid.

En el testamento otorgado en 1666 por mosén Francisco Hernández ante el notario de Saviñán, Miguel García Guerrero, señalaba su voluntad de ser enterrado en la capilla de los beneficiados de San Pedro, que estaba dedicada entonces a San Jerónimo. Pocos años más tarde, en el testamento otorgado en 1673 por mosén Miguel Gascón, ante el mismo notario, se recogía su deseo de ser enterrado en la capilla de la Virgen del Pilar.

El retablo del lado del evangelio, dedicado a Santa Ana y debido a la familia Muñoz de Pamplona-Funes, y el retablo del lado de la epístola, dedicado a la Virgen del Pilar y debido al Capítulo Eclesiástico de San Pedro, son coetáneos, de finales del siglo XVII.

Por este nuevo documento hallado en el Archivo Parroquial, podemos deducir que la capilla que se había cedido a Gonzalo Fortuño, al desaparecer quizá sus herederos, sería cedida al Capítulo Eclesiástico en 1629. Como hemos visto, en 1666 todavía estaba dedicada a San Jerónimo, a cuya advocación había costeado el retablo Gonzalo Fortuño. Según recoge el testamento de Mosén Miguel Gascón, en 1673 ya aparece bajo la advocación de la Virgen del Pilar.

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