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Virgen del Castillo

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El P. Faci escribe que Nuestra Señora del Castillo de Bijuesca se apareció sobre la muralla del lugar, estando el pueblo sitiado por los musulmanes, dando fuerza y aliento a los cristianos, que consiguieron rechazar a sus enemigos. Esta imagen está sentada en una silla y es de rostro moreno. El primer día de Letanías se celebraba su fiesta. Su patrocinio era para los partos y aunque jamás había habido partera en Bijuesca, no se recordaba que ninguna parturienta hubiera fallecido de aquel trance.

En 1946 se editó un curioso folleto titulado "Ramilletes de corazones a Ntra. Sra. del Castillo, Patrona de Bijuesca (Zaragoza) y los pueblos de su Concordia", debido a Victorino Jiménez y Ridruejo, párroco de Reznos, y a Jaime Miñana Gómez, párroco de Bijuesca.

La Concordia de la Virgen del Castillo está formada por Torrelapaja, Berdejo, Malanquilla, Clarés, Bijuesca y Torrijo de la Cañada, lugares de la provincia de Zaragoza, y Deza, La Alameda, Carabantes y Reznos, de la provincia de Soria. El año que corresponde sacar la imagen de la Virgen del Castillo, Bijuesca, que es el pueblo organizador, dirige un oficio a los sacerdotes y alcaldes de los pueblos de la Concordia, firmado y sellado por el cura y por el alcalde del pueblo. Esta romería sólo se celebra por alguna necesidad urgente o circunstancias especiales, como sequía o epidemias. En caso de no sacarla por estas necesidades, la traslación tiene lugar en periodos de cincuenta años. Cuando corresponde sacar a la Virgen del Castillo, se celebran dos novenarios, en vez de uno, que se ofrece todos los años. El día que concluye la segunda novena, es el destinado a trasladar la imagen desde su ermita a la plaza del Ayuntamiento y viceversa. Esta ceremonia no puede llevarse a cabo si no están presentes todos los pueblos de la Concordia y sin el permiso del Obispado de la Diócesis. Se llama Concordia al compromiso que los pueblos participantes adoptaron de concurrir cada cincuenta años al santuario de la Virgen del Castillo en Bijuesca. Según la tradición, si alguien se atreve a mover o sacar esta imagen fuera del tiempo reglamentario, muere dentro del año, como castigo por la no concurrencia de los pueblos de la Concordia y el permiso del obispo.

Todos los pueblos no llegan a la vez a Bijuesca, sino que lo hacen de uno en uno y cada año es uno diferente. Cuando el primer pueblo está llegando a las cercanías, se echan las campanas al vuelo y de la parroquia de Bijuesca sale la procesión con todas las insignias, clero, autoridades y vecinos, a recibirlo a las afueras del pueblo. Al encontrarse los dos pueblos, los pendones, estandartes y cruces parroquiales se inclinan mutuamente. También se saludan los ramos. El ramo consiste en un palo grueso de unos dos o tres metros de longitud, rematado en forma de árbol con ramas a todas las direcciones, más altas y más bajas. El ramo para llevar los roscones va adornado con hiedra, flores y cintas. Los ramos en forma de árbol cónico llevan unas puntas para sujetar los roscones. El que porta las velas va vestido con mantones de Manila, sedas y cintas que rodean las velas, con flores naturales y artificiales. Cada pueblo puede llevar los ramos que quiera. En 1946 fueron catorce los ramos.

Después se saludan las autoridades. El cura de Bijuesca se despoja de su capa y se la ofrece al cura del pueblo que entra el primero. El alcalde de Bijuesca le da al otro alcalde su vara. El ceremonial al resto de los pueblos es el mismo. Los de Bijuesca cantan romances y coplas de bienvenida a cada pueblo que va llegando. Reunidos todos los representantes de la Concordia, se organiza la procesión hacia el santuario. Allí se canta el Himno de la Virgen del Castillo. El cura de Bijuesca coloca la Virgen en la peana, llevada por sacerdotes, tras la que marchan los alcaldes, partiendo hacia la plaza del Ayuntamiento. Allí se celebra la misa, tras la cual se devuelve a la Virgen a su santuario por un camino diferente. Para llevar a la Virgen hasta el santuario se subastan los palos. Allí se vuelven a subastar para ver quiénes entran a la Virgen a la capilla. Entre el párroco de Bijuesca y el pueblo que ha tomado el mando, se deja a la imagen en su camarín. Luego regresa la procesión, que se deshace en las cercanías de la iglesia parroquial, en donde se depositan todas las insignias de todos los pueblos participantes. A su término, los pueblos de la Concordia se distribuyen por las casas que se les ha asignado, aunque todos llevan sus propias viandas. Por la tarde y en la plaza tiene lugar la danza de los ramos. Las velas se dejan a la Virgen. Acabados los actos se van despidiendo uno por uno todos los pueblos. El primero en llegar será el último en partir, pues está obligado a despedir a todos los miembros de la Concordia, siendo a su vez despedido por Bijuesca, a cuyas autoridades entregan las insignias, cesando la autoridad que se les había encomendado.


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