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La línea que despertó a Teruel


Una de las locomotoras que circuló por el Central de Aragón

HISTORIA DEL FERROCARRIL CENTRAL DE ARAGÓN
AUTOR: Carlos Sanz Aguilera
EDITORIAL: Saraqusta
PÁGINAS: 417

ROBERTO MIRANDA | La información que había sobre el Ferrocarril Central de Aragón, una línea construida a partir de 1895 que unía Calatayud con Valencia, pasando por Teruel, Segorbe y Sagunto, era parcial y dispersa. Carlos Sanz Aguilera, profesor de Económicas en el campus turolense y miembro de Amigos del Ferrocarril, inició hace cinco años la recopilación de todo el material disperso, y de consultar fuentes documentales fidedignas fuera de los círculos de la Administración (la empresa privada que construyó y explotó la línea era de capital belga hasta que en 1941 pasó a manos de Renfe). Todo el trabajo de Carlos Sanz se recoge en el libro Historia del Ferrocarril Central de Aragón (Editorial Saraqusta), que hoy, a las 19.30 horas, será presentado en Ámbito Cultural de Zaragoza.

Además de aportar una valiosa documentación, el libro contextualiza e interrelaciona todo lo que había, además de ofrecer lo nuevo que se descubre: los accidentes que tuvo; las deficiencias y las dificultades sobre la explotación el los primeros años y las repercusiones que ha tenido en la vida económica de las localidades por las que pasa. Y también la guerra civil, "un tema muy parcialmente tratado hasta ahora", según explica el autor.

"Esta línea ferroviaria desarrolló una zona deprimida y muy pobre -señala Sanz Aguilera-; tanto la población, la geografía y las condiciones climáticas no permitían un desarrollo de la agricultura como en otras zonas geográficas de España". La llegada del ferrocarril, a través de la implantación de azucareras, por ejemplo, "permitió la subsistencia de un sector agrícola y permitió la fijación de población", agrega el autor, "y que la protoindustria se transformase en industria". Esta línea compitió durante décadas con la de Sierra Menera, de Ojos Negros a Sagunto.

Una de las virtudes de este libro es que nos sitúa en la época (finales del XIX) y en el lugar, en una España interior, los vastos altiplanos de Teruel, una zona poco poblada y muy mal comunicada, en la que primaba el comercio local a corta distancia y no quedaba más remedio que una economía en la que se producía para el consumo propio.

Inicialmente, esta línea central aragonesa iba de Valencia a Calatayud, pero a partir del año 1927 se construyó un ramal de Caminreal a Zaragoza, lo que daba a la línea la forma de una Y griega. "Lo que pasa es que después de la guerra se da la preferencia al ramal de Caminreal a Zaragoza y se descapitaliza el tramo de Caminreal a Calatayud, lo que a la larga dio lugar a una falta de competitividad de éste último y que terminara cerrándose en 1985", afirma Carlos Sanz.

El Periódico de Aragón (30-9-2010)

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