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Juan Blas y Ubide: su labor e iniciativas como concejal del Ayuntamiento de Calatayud,
1902-1908


Juan Blas y Ubide

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Juan Blas y Ubide (1852-1923) fue elegido concejal del Ayuntamiento de Calatayud, en las elecciones celebradas el 14 de noviembre de 1901. Tomó posesión de su cargo en la sesión del 1 de enero de 1902. En esta fecha se hizo cargo de la alcaldía Francisco Lafuente Zabalo, por nombramiento real. Juan Blas fue elegido regidor síndico del Consistorio, perteneciendo a las Comisiones de Hacienda e Instrucción Pública.

En la sesión celebrada el 5 de enero de 1903 se informó que, aceptada la excusa de Francisco Lafuente, el rey había nombrado nuevo alcalde a Constancio Gaspar Hernández, que tomaría el cargo dos días más tarde. Juan Blas participaría muy poco en esta primera etapa de concejal.

En la sesión del 1 de enero de 1904, tendría lugar la renovación bienal del ayuntamiento, continuando de alcalde Constancio Gaspar, por nombramiento real. El alcalde fallecería el 27 de marzo y el rey nombraría nuevo alcalde a Francisco Marco y Montón, que tomaría posesión de su cargo en la sesión del 14 de abril.

En la sesión del 13 de julio de 1904, Mochales propuso que se consignara en acta el sentimiento de la corporación, por el atentado sufrido por Juan Blas. La noticia apareció en varios diarios al día siguiente. Informaban que su sobrino, Florencio Blas Guillén, soltero de cuarenta y cuatro años, que padecía de frecuentes accesos de locura, había disparado a Juan Blas dos tiros de revolver, hiriéndole en la región glútea derecha. Tras los disparos, Florencio había huido, siendo buscado por la Guardia Civil.

Las nuevas elecciones para concejales se celebrarían el 16 de noviembre de 1905, en las que resultaría reelegido Juan Blas. En la sesión del 1 de enero de 1906, tomaría posesión del cargo de alcalde, por designación real, Pedro Chueca Barranco. Juan Blas sería elegido regidor síndico, tomando parte de las Comisiones de Hacienda, Instrucción Pública y Paseos y Arbolado. En esta nueva etapa estaría mucho más activo.

La participación de Juan Blas como concejal finalizaría el 22 de julio de 1908, al ser admitida la excusa de Pedro Chueca, siendo nombrado por el rey nuevo alcalde de Calatayud. Ostentó este cargo hasta el 1 de enero de 1910, cuando fue sustituido por Juan Ballesteros Juberías.

Juan Blas siempre defendió la política bilbilitana. En la toma de posesión de Francisco Lafuente, el 1 de enero de 1902, señalaba que no debía hablarse de representaciones políticas, pues en aquellos bancos solamente eran concejales del ayuntamiento, sin más fines ni otra misión que la de procurar administrar bien. En su bienvenida como alcalde, el 22 de julio de 1908, señaló que se proponía continuar con la misma política que había seguido siendo concejal, que volvería a recordar en su discurso, con motivo de la inauguración de la Galería de retratos de bilbilitanos ilustres.

En la sesión del 10 de junio de 1908, los concejales republicanos propusieron que la corporación acordara su protesta, contra el proyecto de la Ley de Terrorismo. Juan Blas se opuso, porque entendía que era un asunto político, que no era competencia de los ayuntamientos.

El 14 de mayo de 1902 se leyó una carta del alcalde de Madrid, invitando al alcalde de Calatayud a asistir a la jura de Alfonso XIII, a la fiesta que se iba a celebrar el día 23 en el Palacio Real y al banquete promovido por el ayuntamiento de la capital el día 24, solicitando contestación. Juan Blas pidió la palabra en dos ocasiones, siendo denegada por el alcalde, lo que ocasionó que en la votación ganará el no acudir a la jura. Entonces el alcalde hizo constar que los concejales monárquicos conservadores habían votado en contra. Juan Blas pidió también que constara la protesta de sus compañeros, por la conducta seguida por el alcalde. Por su parte, la minoría liberal gamacista hizo constar, que deseaban que el alcalde representara al ayuntamiento en la fiesta de Madrid.

Obras y gestiones. A causa de unas inundaciones, el 13 de septiembre de 1902 se acordaría nombrar una comisión, compuesta por el alcalde, el secretario y el regidor síndico, Juan Blas, para ir a Madrid, interesando a los pueblos perjudicados, diputado a Cortes y diputados provinciales. Entonces ya se acordó activar las gestiones, para que el Estado se hiciera cargo de la travesía de la Rúa. Otra petición repetida fue la de pedir el encauzamiento el río Jalón, para evitar estas grandes avenidas. El 30 de septiembre de 1908, Bermúdez pedía la canalización del río, desde el azud de San Blas hasta Huérmeda. A finales de 1908, siendo alcalde Juan Blas, se elevó una exposición al ministro de Fomento, para que se llevaran a cabo los estudios y el proyecto de canalización del Jalón. El 22 de diciembre de 1909, la corporación acordaría telegrafiar al ministro, por un decreto reciente sobre Obras Públicas, que contenía estos estudios sobre el río Jalón.

A lo largo de 1902, la corporación y Juan Blas se interesarían repetidamente por el estado del camino de Galápago, por ser de mucha circulación. En la sesión del 13 de enero, Juan Blas propuso su arreglo a zofra, participando todos los dueños de carros, de acuerdo con el ayuntamiento y la Comisión especial de Vegas, ampliando el arreglo al camino del cementerio. Esta reparación se pospuso debido al mal tiempo. En abril, Juan Blas preguntaría de nuevo por estos caminos. El presidente le contestó que habían quedado en buenas condiciones, aunque no tanto como hubiera deseado, por falta de recursos.

En la sesión del 23 de noviembre de 1905 Juan Blas presentó una moción, para que se consignara en los presupuestos la mayor cantidad posible para el arreglo del pavimento de las calles, que se encontraban en un estado lamentable.

En la sesión del 5 de febrero de 1906, se leyó una instancia de la Junta Directiva de la Delegación de la Cámara de Comercio de Zaragoza, exponiendo las numerosas quejas que recibían sus representados sobre la estrechez de la carretera de Calatayud a Daroca, entre las estaciones del ferrocarril de Calatayud a Valencia y la de Madrid a Zaragoza. Para ello se había reunido una comisión mixta, compuesta por las Comisiones de Obras y Arbolado. Juan Blas señaló que esta comisión había propuesto autorizar la construcción del nuevo paseo, desde el sitio conocido como la veleta hasta la fuente pública, por tratarse de un gasto que podría ser incluido en los presupuestos municipales, pero que la comisión entendía que el ensanche de la carretera debía ser por cuenta del Estado. El tráfico se consideraba entonces normal, por el cierre de una de las azucareras. Haciendo caso del dictamen de la comisión, el ayuntamiento acordó solicitar al Estado el ensanche de la carretera a Daroca, desde la salida de la población hasta la vía férrea, y acometer la construcción del trozo del paseo.

A principios de enero de 1907 se nombró una comisión formada por Juan Blas, Mochales y Lafuente, para celebrar una reunión con los alcaldes de los pueblos interesados, pues la Gaceta había publicado el plan anual de carreteras y solamente concedía veinte días para reclamaciones. En la sesión del 11 de diciembre de este año, se acordó que una comisión compuesta por Juan Blas, Mochales y el alcalde visitaran al ingeniero Carlos Corsini, encargado de los trabajos de replanteo de la carretera de Calatayud a Campillo.

En la sesión del 29 de abril de 1908, los concejales Marco, Floría, Moor, Villarroya, Lafuente y Aguilar, presentaron una proposición para que se diera el nombre de Gabriel Maura a la Plaza del Fuerte y para que se le declarara Hijo Adoptivo de la ciudad. Consideraban que la ciudad tenía una deuda contraída desde poco después de su elección, con la restauración de la fachada de la colegiata de Santa María, la Ley de ferrocarriles estratégicos, donde estaba incluido el de Calatayud-Soria-Burgos, y por otros asuntos más, como la carretera de Campillo. Juan Blas se mostró a favor, haciendo constar que, si no se hubiera presentado esta proposición, la hubiera formulado verbalmente en esta misma sesión. La proposición se aprobó con el voto en contra de Mochales. En la sesión del 25 de noviembre de 1908, se aprobó el pago de 105 pesetas a Julio Pardo, por tres lápidas dedicadas a Gabriel Maura.

El 14 de abril de 1907, el presidente informó que una comisión de la Cámara de Comercio de la ciudad, le había sugerido que el ayuntamiento participara en un banquete que se iba a ofrecer a Gabriel Maura, de carácter oficial y sin color político, en recompensa a los favores recibidos por el diputado. Mochales se mostró en contra, pues estaban en periodo electoral. Juan Blas se mostró favorable y, tras la votación, por nueve votos contra uno, se acordó ofrecer un banquete a Maura, junto a la Cámara de Comercio. Esta entidad pagaría la mitad de los gastos y la otra mitad se haría con fondos municipales. A uno de estos banquetes, promovidos y patrocinados por los conservadores bilbilitanos, sería invitado a cantar algunas coplas de jota Hilario Gallego El Bolero. Entre las coplas que entonó en honor del político se recordaba esta:

Arroz, jamón y cabrito
Es el menú del banquete;
No se extrañe su excelencia
Si suena algún clarinete.


Firma del diputaco Gabriel Maura

Gabriel Maura Gamazo sería elegido diputado a Cortes, por el distrito de Calatayud, en las elecciones celebradas el 30 de abril de 1903. Fue revalidando su representación en las sucesivas elecciones celebradas en 1905, 1907, 1910, 1914 y 1916, cesando su representación el 10 de enero de 1918. El 19 de febrero de 1908, Juan Blas mostró su preocupación por una masa de tierra del monte de San Vicente, que amenazaba desprenderse, como ya se había producido recientemente en las afueras de la Puerta de Zaragoza. El 24 de junio de este año, tras una visita al hospital, López Latorre y Juan Blas informaron, que algunos retretes de este centro necesitaban obras de importancia, informando a las Comisiones de Obras y Beneficencia.

En 1908 se acordaría llevar a cabo el ensanche del postigo de las Tenerías. Juan Blas informaba en la sesión del 8 de julio, de la contratación de piedras para las aceras y de las gestiones hechas con el propietario de una casa que debía expropiarse, conviniendo que las obras deberían acabarse antes de las ferias.

En la sesión del 11 de marzo de 1908, el secretario leyó una circular del Consejo Provincial de Agricultura y Ganadería, inserta en el Boletín Oficial del día 5, informando que todos los ayuntamientos y asociaciones agrícolas o ganaderas, que tuvieran el propósito de organizar concursos de ganados, podían dirigirse al ministro de Fomento, para pedir una subvención para premios. Juan Blas propuso la celebración de un concurso de ganados, para las próximas ferias. El 18 de marzo, convino que el concurso tuviera lugar para las especies lanar y cabrío, solicitando al Ministerio de Fomento la correspondiente subvención. El 15 de julio se informó de la concesión de una subvención de 200 pesetas para esta feria de ganados.

Ferrocarriles. El 8 de abril de 1908, el secretario leyó una carta del alcalde de Soria, proponiendo ir juntos en las gestiones en pro de la línea Calatayud-Soria-Burgos. El alcalde informó que había contestado a esta carta, acogiendo su idea y emplazándole a una reunión para intercambiar impresiones. Díez propuso la designación de una comisión municipal, formada por el alcalde, Juan Blas y Mochales, para que, con las nombradas por Soria y Burgos, gestionaran este proyecto, interesando al diputado Maura y dando cuenta de los acuerdos a los diputados provinciales y al presidente de la Cámara de Comercio. El 3 de junio el alcalde daba cuenta del favorable resultado de las gestiones, llevadas a cabo en Madrid por la comisión municipal y la del ayuntamiento de Soria. Se habían entrevistado con el ministro de Fomento y el Director General de Agricultura, con la participación del diputado Maura. El ministro les había prometido anunciar el concurso en breve plazo.

Enseñanza. En la sesión del 1 de julio de 1903, se leyó una instancia firmada por Cipriano Aguilar, José Riera y Pedro de la Fuente, profesores del Colegio de segunda enseñanza, pidiendo la rescisión del contrato otorgado en diciembre de 1901, debido a la falta de alumnado. En esta misma sesión se dio cuenta de otra instancia, firmada por varios vecinos, pidiendo que el ayuntamiento tomara el colegio bajo su protección. Juan Blas opinó que debía desecharse esta última pretensión, pues la organización del colegio debía correr a cargo de los padres interesados, facilitando el ayuntamiento el material de enseñanza y su cooperación, conociendo antes las pretensiones de los firmantes. Una vez conocidas, esta proposición de los padres de alumnos sería rechazada por unanimidad el 8 de julio. Entonces se acordó formar una comisión, para que tratara con el obispo la llegada de alguna congregación religiosa dedicada a la docencia, para que se encargara de establecer un colegio de segunda enseñanza. En agosto de ese año, el provincial de los maristas visitó Calatayud, comprometiéndose a establecer un colegio de segunda enseñanza, con escuelas de Comercio, Agricultura y Lenguas, por un periodo de diez años, contando con una subvención municipal de 1500 pesetas. Pero el 23 de septiembre se vio una carta del obispo, en la que mostraba su contrariedad por la decisión tomada por los maristas, estando dispuesto a gestionar la cooperación de los hermanos marianistas.

El 12 de febrero de 1904, el concejal Díez pidió y consiguió que volviera a constituirse la comisión sobre la reforma del colegio, entregándole todos los antecedentes del asunto. Juan Blas sustituiría en ella a Lafuente. En la sesión del 26 de mayo, se otorgó un voto de gratitud para el obispo, por su interés mostrado en este asunto. En la sesión del 22 de junio se leería el convenio firmado por el ayuntamiento con los hermanos maristas, para la instalación en la ciudad de un colegio de primera y segunda enseñanza, con academias de Comercio. Agricultura y Lenguas, a partir del curso 1904-1905.

Ya en 1885, el concejal Fernando Escuín se había mostrado favorable a la instalación en la ciudad de los padres escolapios, que gozaban de cierta fama en la educación. Incluso el padre provincial de las Escuelas Pías de Zaragoza, aceptó la idea de fundar un colegio de segunda enseñanza en Calatayud. En 1813 y 1820 ya se había estudiado la posibilidad de establecer en la ciudad unas escuelas pías, para la enseñanza de primeras letras y Gramática, buscando acomodo a los padres en la casa de los frailes antoninos, que en 1820 estaba ocupada por los clérigos menores, mientras se restauraba la suya, destruida por las guerras.

El 27 de junio de 1906, Juan Blas señalaba que había asistido a los exámenes, que habían tenido lugar en las escuelas municipales, habiendo observado que en las elementales de niños, el número de alumnos pasaba de ciento veinte, mientras que en la superior, solamente había matriculados nueve alumnos. Proponía que se reuniera la Junta Local para que, con los maestros y la Comisión de Instrucción, tomaran los acuerdos más convenientes. El 4 de julio informaba de los resultados de esta reunión. Dada entonces la imposibilidad de implantar escuelas graduadas, se había acordado dividir la población en dos distritos, tomando como base la calle de la Rúa, para distribuir equitativamente el alumnado. Se suprimían los exámenes fin de curso, reemplazándolos por la visita mensual a las escuelas de la Junta Local, siendo objeto de premio el aprovechamiento y la aplicación, con entrega en los días de las ferias. En el nuevo curso, los alumnos de las escuelas elementales de mayor instrucción debían pasar a la superior, como siempre se había acostumbrado en la ciudad. El 9 de enero de 1907, Aguilar pedía la instalación en la ciudad de una escuela de Artes e Industrias. Juan Blas apoyaba su petición y consideraba que la comisión que se trasladara a Madrid, para el asunto de las carreteras, debía ocuparse de este proyecto. Se acordó designar a Juan Blas y a Aguilar para que lo estudiaran.

En la sesión del 10 de agosto, Juan P. Enciso, director del Colegio Politécnico, proponía dar gratis la enseñanza de bachillerato a dos alumnos de familias pobres, naturales o vecinos en la ciudad, siempre que el ayuntamiento costeara los gastos de matrícula y los libros necesarios. Los hermanos maristas presentaron otra instancia con el mismo ofrecimiento, sin indicar el número de alumnos. El dictamen de las Comisiones de Hacienda e Instrucción Pública se conoció el 13 de noviembre. En él se proponía no admitir estas solicitudes, agradeciendo el ofrecimiento de ambos.

En la sesión del 12 de febrero de 1908, se nombró a Juan Blas y a Aguilar para tomar parte de la Junta Local de primera enseñanza.

Paseos y Fiesta del Árbol. El 20 de enero de 1902, Gaspar y Juan Blas comentaron la corta de árboles, que tenía previsto llevar a cabo la Jefatura de Obras Públicas, en la carretera de Madrid a Zaragoza, desde la ermita de San Lázaro. Por ello la corporación acordó solicitar la suspensión de esta medida, por considerarla perjudicial para el vecindario.

El 24 de marzo de 1906, Juan Blas propuso la compra de una buena noria para regar frecuentemente las plantas y el arbolado de los paseos, pues la que funcionaba era muy deficiente. Consideraba que la Diputación Provincial debía pagar lo que le correspondiera. Entonces se acordó que la Comisión de Paseos gestionara el asunto. En 1901 se había arreglado la noria de la Plaza del Fuerte y en 1902 la Comisión Provincial había acordado el cambio de la noria del Hospicio por otra de hierro, pagándola a medias con el ayuntamiento. Esta noria se utilizaba para dar agua al lavadero y la sobrante para el riego de los paseos de la ciudad. Para ello se presentó un presupuesto de 450 pesetas, debiendo reutilizarse los materiales de la noria vieja.

El 7 de abril de 1906, Juan Blas proponía llevar el agua de riego por la antigua conducción, pues había oído que el hospicio tenía intención de tomar el agua de la empresa de aguas potables. El 14 de abril pedía el pago de algunas facturas de plantas. El 5 de mayo, Lafuente mostró su preferencia por utilizar la antigua conducción, quedando acordado nivelar previamente el terreno, desde el puente de entrada de las aguas, hasta el depósito de la Puerta de Alcántara. Pero el 23 de mayo, por indicaciones de Juan Blas, el ayuntamiento acordó arreglar la noria del hospicio, aumentando cuatro cangilones.

El 9 de enero de 1907, Juan Blas propuso que las Comisiones del Matadero y de Paseos se reunieran, para estudiar la traída de agua para el macelo y para el riego de los paseos. El 7 de marzo Floría se mostró a favor de continuar plantando árboles en el cementerio católico, acordando comprar más plantas para este fin. Juan Blas señaló que había encargado cincuenta árboles, que con otros cincuenta de los viveros municipales, se plantarían en plazas y paseos. También sugirió que el ayuntamiento debía destinar una parcela para vivero de árboles, pues tenía poca extensión la que se utilizaba entonces. Por tanto, se acordó utilizar para vivero el huerto de la ermita de San Lázaro, autorizando a la Comisión de Paseos para que se entendiera con el arrendatario. Por estas fechas encontramos varios pagos, por compra de árboles, a Manuel Sanjuán, viverista de Saviñán. El 20 de marzo, Juan Blas reconocía que encontraba dificultades para llevar el agua al macelo y a la plaza del Fuerte, proponiendo que se tomara de la acequia de la Anchada, a la altura de la fábrica de harinas, propiedad entonces de Justo Álvarez. Se acordó que las Comisiones de Obras y Paseos estudiaran el asunto, formando un presupuesto.

Por falta de agua para el macelo y para el riego de los árboles del paseo, las comisiones respectivas quedaron autorizadas el 10 de abril para adquirir una nueva noria, emplazándola en el mismo lugar. Juan Blas informó este día de la compra de dos arcaduces de barro, para la conducción de agua para riego de los paseos. En la sesión del 18 de abril reconoció que había visto el plano de la noria proyectada, pereciéndole de buenas condiciones. Tras la discusión, se aprobó proceder a su subasta por 500 pesetas. El 27 de abril, Juan Blas consideraba que las obras de colocación de los arcaduces eran urgentes y que debía llevarse a cabo antes de construirse los pasos del puente de Alcántara. Añadía que podría hacerlo el albañil del municipio, empleando como peones a los jardineros, suspendiendo las obras del cementerio. La subasta de la noria tendría lugar el 9 de mayo, adjudicándose, como mejor postor, a Francisco Lázaro, en 449 pesetas.

El 26 de julio, Lafuente señalaba que la falta de agua para riego no era culpa de la noria, sino del bajo caudal de la acequia de la Anchada. Por esta razón y por la queja de los hortelanos, que regaban con esta acequia, las plantas de los paseos solamente se regaban un día o dos a la semana, si el nivel del agua lo permitía. Juan Blas tuvo que explicar unas palabras que había pronunciado sobre el montaje de la noria, que constaban en acta. El 24 de agosto se vio una comunicación del gobernador civil, trasladando un acuerdo de la Comisión Provincial. El Hospicio pagaría 116 pesetas, más el hierro viejo de la antigua noria, que representaba el 25% de las 464 pesetas, que había costado la nueva.

El 19 de octubre y a iniciativa de Juan Blas, se acordó vender la madera de las viejas acacias que se estaban arrancando, para invertirlo en nuevas plantaciones. El 20 de noviembre, Juan Blas dio cuenta de las gestiones llevadas a cabo, como presidente de la Comisión de Paseos, para preparar un vivero. El arrendatario del huerto de la ermita de San Lázaro había ofrecido este terreno, rebajando esta utilidad del arriendo. El 11 de diciembre informó de la repoblación con árboles de varias calles y plazas, teniendo en proyecto ampliar la plantación a otras.

El 8 de enero de 1908, Juan Blas propuso celebrar la Fiesta del Árbol para febrero próximo, pidiendo que se reuniera la Junta. El 15 de enero informó de la constitución de la Junta del Árbol, con arreglo al Real Decreto del 11 de marzo de 1904, con objeto de organizar esta fiesta. Para ello había pedido plantones al ingeniero jefe del Distrito Forestal, solicitando al ministro de Fomento la correspondiente subvención. La confirmación de la subvención de 250 pesetas, llegó a finales de marzo y Juan Blas, como iniciador de la idea, manifestó que no era la época más adecuada para plantar, por lo que la Fiesta del Árbol debía retrasarse hasta el próximo otoño.

El 7 de febrero de 1917 Lafuente, como presidente de la Comisión de Paseos y Arbolado, propuso que coincidiera la celebración de la Fiesta del Árbol con la feria de marzo, dándole un carácter cultural, con la celebración de una velada literaria en uno de los teatros de la ciudad, con la participación de Juan Blas, Ciro Bayo y otras personas valiosas, que la corporación tomó en consideración. Ya en la sesión celebrada el 19 de agosto de 1896, se había visto una comunicación del presidente de la Sociedad de los Amigos del Árbol de Madrid, en la que invitaba a la toma de un acuerdo municipal, para la celebración el próximo año de una Fiesta del Árbol en Calatayud, constituyendo para ello una comisión. La corporación acordó entonces su nombramiento, pidiendo a Madrid antecedentes de esta fiesta. La primera Fiesta del Árbol se había celebrado en la capital el 26 de marzo de 1896.

En la sesión del 10 de noviembre de 1897, se había presentado un folleto de la Fiesta del Árbol celebrada en Madrid, remitido por el presidente de la Diputación madrileña, invitando a la corporación a la celebración de esta fiesta, aunque fuera de manera modesta.

En 1900, el diputado Andrés Blas Melendo recomendaba al ayuntamiento la celebración de la Fiesta del Árbol, que había sido aceptada en Zaragoza, a iniciativa de Darío Pérez.

Vida social. El 23 de noviembre de 1905, Juan Blas informó que el próximo domingo se esperaba la visita de los catedráticos de Zaragoza, Eduardo Ibarra, José Salarrullana y Manuel Ginovés, con el objeto de recoger datos históricos y hacer propaganda del Congreso Regional de la Coronilla de Aragón. Para ello se debían convocar a una reunión en la Casas Consistoriales, a las personas más adecuadas. Juan Blas y Mochales fueron los encargados de recibir y agasajar a los catedráticos, mientras la alcaldía prometió invitar a todas las personas tituladas y a otras que considerara oportuno, para que el acto resultara lo más solemne posible.

El 8 de enero de 1906, Juan Blas solicitó que se fijara una hora para el cierre de los establecimientos, pues lo hacían a horas avanzadas, causando molestias a los vecinos y dando origen a sucesos lamentables.

El 15 de enero propuso la reforma de la casilla del final del paseo de Linares, para convertirla en café durante el verano, y la renovación diaria del agua del lavadero, foco de infección permanente, construyendo unas tajaderas de hierro. En la sesión del 23 de mayo, se leyó un proyecto de construcción de una marquesina de hierro, para el lavadero público de la fuente, para que protegiera de la lluvia y del sol a las lavanderas. El día 6 de junio Juan Blas, en representación de las Comisiones de Obras y Paseos, informaba del dictamen a favor de la construcción de esta marquesina.

El 29 de enero señaló que las obras de la casilla serían costosas, por lo que las Comisiones de Obras y Paseos proponían derribar esta caseta, dejando el paseo más expedito.

El 5 de febrero se leyó una instancia de Melchor Martínez, pidiendo autorización para instalar en la plaza del Fuerte un circo teatro de madera, para la época de verano y por espacio de no menos diez años. El dictamen de las Comisiones de Obras y Paseos, firmado por Juan Blas, Villarroya y Lafuente, se vio en la sesión del 12 de febrero. En él proponían se desestimara la autorización, pues en la plaza quedaría muy poco espacio público. Esta instalación iba a ocupar unos mil metros cuadrados, aproximadamente, con mil trescientas setenta y ocho localidades. El espacio del escenario contaría con diecisiete metros de altura, siendo la mínima de siete metros, estando cubierto con lona o cartón piedra.

El 30 de mayo López Ruiz pedía explicaciones, por el establecimiento de un cinematógrafo en la Plaza del Fuerte, cuando se había denegado la autorización a Melchor Martínez. Juan Blas señaló que lo había consultado con sus compañeros de comisión y todos habían estado de acuerdo de no llevarlo a la sesión del ayuntamiento. López Ruiz pidió que el barracón y la maquinaria fueran reconocidas, para mayor garantía del público.

El 13 de junio Lucas Sánchez pedía permiso para instalar su kiosco en la Plaza del Fuerte. Lo hacía con motivo de la apertura del cinematógrafo y lo desanimado que estaba el paseo de Linares. En la sesión del 5 de junio de 1901, ya se había visto una petición de Lucas Sánchez Ranera, que entonces deseaba colocar un kiosco en el paseo-salón, para la venta de bebidas refrescantes de su fabricación. Para ello se comprometía a construir un kiosco y un tablado para la música, a condición que el ayuntamiento le entregara la madera que guardaba en sus almacenes. De las dos construcciones presentó entonces modelo. Pedía la concesión en exclusiva por seis años, pasando el kiosco a propiedad municipal al finalizar el plazo y el tablado para utilizarlo en los conciertos de música. Por estos seis años, se le autorizaría a colocar sillas en el paseo-salón, no excediendo su precio de 5 céntimos. Entonces el ayuntamiento accedió a esta pretensión.

El 20 de junio de 1906 y por el mismo motivo, el valenciano Manuel Gimeno solicitaba diez metros en círculo y cinco metros más en cuadro, de terreno en la Plaza del Fuerte, para colocar un carrusel de caballos y un barracón de tiro de rifle. El ayuntamiento acordó concederle permiso por un mes en la Plaza de San Martín, pero una semana más tarde, Juan Blas informó que la Comisión de Paseos había autorizado la colocación de estos barracones en la Plaza del Fuerte, por considerar que la Plaza de San Martín no era la más apropiada. Ante una pregunta de López Ruiz, Juan Blas señaló que el cinematógrafo pagaba una peseta diaria, pero para las ferias se aumentaría el pago. Para el carrusel no se había fijado aún la cantidad a pagar.

En la sesión del 12 de diciembre y a propuesta de Mochales, se acordó no autorizar la instalación de ninguna clase de barracones en la Plaza del Fuerte, excepto los meses de agosto y septiembre. Al alcalde se le autorizó para que impusiera la cuota que debía pagar el circo, que funcionaba entonces en aquella plaza.

El 30 de octubre de 1907 Juan Blas, sabedor de este acuerdo, puso en consideración de la corporación las pretensiones de dos industriales, que deseaban instalar en la ciudad un pabellón cinematográfico y unos columpios, ya que no era posible instalarlos en la Plaza de San Antón. Tras la discusión, se acordó autorizar su montaje en la Plaza del Fuerte, exigiendo al cinematógrafo el pago de 5 pesetas diarias y 7,50 pesetas si hubiera sesión de tarde, y al pabellón de columpios 2 pesetas.

El 14 de febrero de 1907, Juan Blas sugirió el nombramiento de una comisión, para que preparara con tiempo los festejos para las ferias, en las que no debería faltar un festival de Juegos florales. Aguilar opinó que debería celebrarse también una Exposición Regional de productos agrícolas y trabajos manuales, abierta a todos los pueblos de la región, a excepción de las capitales de provincia. Lafuente añadió que la Comisión de Instrucción tenía proyectado entregar tres premios para cada escuela, a los alumnos que se hubieran distinguido en la limpieza, asistencia y aprovechamiento. Para ello se acordó nombrar una comisión compuesta por Juan Blas, Aguilar, Marco, López Ruiz y Mochales. En la sesión del 27 de marzo, López Ruiz y Marco protestaron, pues Juan Blas, presidente de la Comisión de Festejos, no los había convocado a ninguna reunión. Juan Blas contestó que solamente se habían llevado a cabo unos pequeños trabajos, junto a Mochales y Aguilar. Algunos concejales intentaron mediar, pero puesto el asunto a votación, se acordó suprimir la fiesta de los Juegos florales, por nueve votos contra tres.

El 15 de junio se leyó una instancia de Alejo García, director de la Banda Musical Artística, en la que pedía autorización para celebrar conciertos los días festivos en el paseo de Linares, pidiendo el tablero de madera del ayuntamiento, que colocaría la banda por su cuenta. Para ello se autorizó a la Comisión de Paseos, para que señalara el lugar más idóneo para su montaje. Juan Blas quiso conocer la razón, por la que aquel año el paseo de Linares no contaba con alumbrado extra, como en veranos anteriores. El presidente lo achacó a unas diferencias sobre unos pagos pendientes. Juan Blas no lo consideró razón suficiente para suprimir el alumbrado y Mochales se ofreció para mediar con la Electra Marcial. En la sesión del 22 de junio se aprobaba el pago de 72,65 pesetas a la Marcial, por el alumbrado del paseo de Linares en 1905 y 78,40 pesetas por el año 1906. También se consignó el pago de 15 pesetas por el alumbrado extra de la Casa Consistorial.

El 30 de agosto se acordó que la Comisión de Paseos señalara el terreno, que había solicitado Lucas Sánchez, para colocar un kiosco.

El 5 de septiembre López Ruiz se quejaba porque en la calle de Marcial, el Círculo Tradicionalista había colocado un lema subversivo que decía: Dios, Patria y Rey, que estaba prohibido y además podía ofender a los militares que residían en la ciudad. Floría, como socio del Círculo, informó que se había levantado un arco en obsequio al obispo, con permiso del alcalde, no considerando ninguna ofensa al ejército. Díez se extrañaba de la queja, pues en otras ocasiones, otras personas con ideales políticos contrarios al tradicionalismo, habían ostentado lemas y pronunciado frases subversivas, sin intervención del ayuntamiento ni del alcalde. El alcalde terció, asegurando que daría órdenes para la retirada del lema aludido.

El 11 de marzo de 1908 y de parte de los vecinos de la Plaza de San Antón, Mochales pidió bancos para este espacio, pues los vecinos sufrían continuas molestias por la ubicación de barracones. Por su parte, Juan Blas los pidió para las plazas de Marcial, San Torcuato y del Teatro. El 15 de julio informó que había comenzado la colocación de bancos en las plazas de la ciudad. El 3 de junio de 1908, la Comisión de Mercados dictaminaba el traslado a la Plaza del Mercado, de los puestos establecidos en la calle de Sancho y Gil, tras la protesta de varios vecinos. Se prohibía a los propietarios o arrendadores de las fincas urbanas, la explotación de cualquier puesto de mercancías por su cuenta, estuvieran instalados en los soportales o en las aceras, pues el derecho correspondía al ayuntamiento.

Centenario de los Sitios y Galería de retratos. El 21 de enero de 1908 se leyó un oficio de la Comisión Ejecutiva de la Junta del Centenario de los Sitios de Zaragoza, invitando a la corporación a que adquiriera tarjetas postales, con grabados representativos de los héroes y de las ruinas de la ciudad, a 25 pesetas el millar. Su producto se destinaría al pago de las solemnidades y festejos de la conmemoración. El ayuntamiento, en vista de la escasez de recursos, acordó adquirir un millar de tarjetas.

El 29 de enero el secretario leyó una carta de Manuel de L'Hotellerie, en la que manifestaba su voluntad de hacer una tirada de postales con el retrato de su bisabuelo, José de L'Hotellerie, nacido en Calatayud y uno de los héroes de los Sitios de Zaragoza. Invitaba a la corporación a adquirir un número determinado de tarjetas, ofreciéndole como obsequio una ampliación de aquel retrato, para su colección de la Sala Capitular. Añadía que Zaragoza ya había aceptado este mismo ofrecimiento. Juan Blas señaló que debían atender a esta petición, ya que su bisabuelo e ilustre bilbilitano, barón de Warsage, había sido uno de los héroes de la Guerra de la Independencia, por haber muerto en uno de los Sitios de Zaragoza. Además propuso y así se acordó, que se adquirieran quinientas tarjetas, sin perjuicio de futuros pedidos, aceptando el ofrecimiento y agradeciendo el favor. El 5 de febrero se leyó la contestación de Manuel de L'Hotellerie, reconociendo las atenciones recibidas y anunciando su presencia en Calatayud, para entregar el retrato de su bisabuelo.

El 1 de abril el presidente informó de la llegada, aquel mismo día a la ciudad, de Manuel de L'Hotellerie, con la intención de entregar al ayuntamiento un retrato ampliado del barón de Warsage, que había sido colocado en un lugar preferente de la alcaldía, hasta su instalación definitiva en la Sala Capitular. Se había levantado acta de la entrega, con la solemnidad requerida, siendo invitado a un almuerzo en la fonda del Muro. Había sido recibido por una comisión municipal, compuesta por el alcalde y Juan Blas, asistidos por el secretario.

El 8 de abril, Juan Blas propuso colocar una lápida conmemorativa en la casa donde había vivido el barón de Warsage, en correspondencia con el obsequio recibido de parte de su biznieto. Consideraba que, como se tenía que colocar el retrato del barón en la Sala Capitular, ante la presencia de Manuel de L'Hotellerie, debía decorarse y restaurarse el salón de sesiones, colocando en él una galería de retratos de bilbilitanos ilustres, como Baltasar Gracián, Vicente de la Fuente, Clemente Paciencia, Ruzola y otros más, trasladando los cuadros de Alfonso el Casto y de su esposa, que entonces decoraban la escalera principal del Consistorio. Esta propuesta fue aprobada con otra de Zaera, que pedía la colocación en esta galería del retrato de Juan Gualberto Ballestero. El 25 de noviembre se aprobó el pago de 235 pesetas a Julio Pardo, por la placa dedicada al barón de Warsage.

El 29 de abril se vio una invitación del Comité Ejecutivo de la Exposición Hispano Francesa, para que el alcalde asistiera al acto inaugural. El 10 de junio se leyó un oficio del Ayuntamiento de Zaragoza, trasladando un acuerdo del día 3, por el que se invitaba al municipio a los actos oficiales y fiestas con motivo de la conmemoración del Centenario de los Sitios, que tendrían lugar los días 14 y 15. A propuesta de Juan Blas, se acordó nombrar una comisión compuesta por el alcalde y un concejal.

Este mismo día, Juan Blas informó de las gestiones que había llevado a cabo con un artista de Madrid, descendiente de Calatayud, para obtener copias de los retratos de los bilbilitanos ilustres, que habían de ser colocados en la Sala Capitular. Se le concedió autorización para continuar con esta labor. Juan Blas propuso que, debido a los servicios prestados durante la Guerra de la Independencia por el barón de Hervés y conde de Samitier, hijo de la ciudad, su retrato figurara entre los que se tenía ya acordado colocar en la galería.

En la sesión del 17 de junio, el presidente dio cuenta de su viaje a Zaragoza, en compañía de Juan Blas y del secretario, con motivo de las fiestas conmemorativas del Centenario de los Sitios, aprovechando el viaje para gestionar ante la Diputación provincial el abono de 19.500 pesetas, procedentes de la pensión del legado de Ignacio Ramiro, consiguiendo que se incluyera en el próximo presupuesto del Hospicio. Juan Blas propuso que constara en acta el agradecimiento al Ayuntamiento de Zaragoza por la acogida, atenciones y agasajo a la comisión, quedando así acordado.

En la sesión del 1 de julio, López Latorre solicitó, con acuerdo unánime de la corporación, que se incluyera en la Galería el retrato del obispo Fr. Leandro Arrué, que obraba en su poder.

Documentos consultados:

Archivo Municipal de Calatayud (AMC), Libro de Acuerdos de la ciudad de Calatayud, 1813, Sig. 43.
AMC, Libro de Acuerdos de la ciudad de Calatayud, 1820, Sig. 54.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1885, Sig. 138.
AMC, Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1901, Sig. 145-4.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1902, Sig. 145-5.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1903, Sig. 146-1.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1904, Sig. 146-2.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1905, Sig. 146-3.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1906, Sig. 146-4.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1907, Sig. 146-5.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1908, Sig. 147.
AMC, Libro de Actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1916-1917, Sig. 156.
GALÁN BERGUA, D. (1966): El libro de la jota aragonesa, Zaragoza.


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