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Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores
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Interior del Mesón de La Dolores
NOELIA SANTOS | Hubo un tiempo en el que preguntar por La Dolores en la ciudad bilbilitana era un acto heroico del que no todos salían airosos. Incluso los más atrevidos tenían que irse corriendo. Pero como no hay mal que cien años dure, lo que antes era una ofensa hoy es motivo de orgullo.
Y todo gracias a esta hospedería de Calatayud cuya rehabilitación consiguió hacer que la ciudad firmara la pipa de la paz con todos los que hasta entonces preguntaban (con más sorna que interés) por ella.
El Mesón de la Dolores, que así se llama, es uno de los edificios civiles más antiguos de Calatayud y está ubicado en una construcción levantada entre los siglos XV y XVI. Y como mandaban los cánones de la tradición aragonesa popular, se trata de una casona con portalón adintelado, vigas de madera y patio empedrado.
Entrar en él es como atravesar una puerta del tiempo, metiéndonos de lleno en ese universo de esta vecina de Calatayud del que se hicieron eco durante años las coplillas, como las de Bretón o ese pasodoble popular que seguro estás tarareando ahora mismo.
No es por reprochar, pero lo cierto es que fueron aquellas coplas las que le dieron inmerecida fama a la Dolores -"que es una mujer muy guapa y amiga de hacer favores"-. Pero su historia no tiene desperdicio: huérfana de madre y repudiada por su padre, quien le negó su parte de la herencia familiar; situación que prácticamente le obligó a casarse con un ex-militar quién -fíjate tú por dónde- lo único que quería de Dolores era la herencia que tenía pendiente.
Traveler (24-5-2018)
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