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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Francisco Mariano Nifo y Cagigal nació en Alcañiz en 1719. Era hijo del gobernador de Maella, que procedía de Nápoles, aunque residió desde niño en Madrid, donde murió en 1803. Nifo fue ensayista, dramaturgo, polígrafo y, según definición propia, "diarista". Sacó adelante como autor, traductor y editor, más de una treintena de publicaciones, con las que "avivar los deseos de saber" de sus contemporáneos, que lo tacharon de "maldiciente con licencia" y de rebajarse para ganarse la vida "tomando el escribir como oficio". Pero Nifo no se desanimaba por ello, al contrario. "Yo soy aragonés y lo que una vez emprendo con ánimo de continuarlo, lo seguiré contra todo el torrente de los preocupados, contra toda la chusma de tontos, contra todo el orgullo de los presumidos". Fue el fundador del primer periódico diario llamado Diario noticioso, curioso-erudito y comercial, público y económico, cuyo primer número apareció el 1 de febrero de 1758. Nifo había conseguido el privilegio real para su impresión el 17 de enero de aquel mismo año, dado por Fernando VI en el Buen Retiro. Este privilegio, que lo había solicitado bajo el seudónimo de Manuel Ruiz de Uribe, se publicó, junto con el plan del Diario y todos los números siguientes, en la llamada imprenta del Diario, calle de las Infantas, cerca de los capuchinos de la Paciencia. El Diario también se vendía en las librerías de Francisco Asensio, en la calle del Correo, de Bartolomé López, en la Plazuela de Santo Domingo, de Pedro Vivanco Angulo, en la calle de Toledo, junto al colegio imperial, y en la de Pedro Tejero, en la calle de Atocha, junto a San Sebastián.

En el primer número del Diario que se vendía a dos cuartos, Nifo se dirigía a los sabios, doctos y eruditos bien intencionados de España, confesando que su osadía al emprender esta obra se debía al comprobar "el sueño, o casi letargo de algunos Españoles, que podrían ser útiles, y aun gloriosos para el estado, aplicando sus tareas, y desvelos para honor de la Patria". Con este proyecto tan osado se sentiría satisfecho con lograr al menos "avivar los deseos de saber", pues el Diario tenía dos secciones, una informativa y otra divulgativa, en la que Nifo incluía curiosidades históricas y variedades.

Ya en el primer número del 1 de febrero de 1758, que se conserva en la Hemeroteca Municipal de Madrid, con cuatro páginas y tamaño cuarto, se anunciaba un fabricante de medias de telar y de vestidos, que vivía y trabajaba frente a la Fuente de la Puerta del Sol. Otro decía ser habilidoso para hacer calzones sin costuras en la entrepierna, siguiendo el modelo del marqués de la Romana, su inventor. Y aun avisaba que el que no estuviera acostumbrado a bragas y quisiera que las costuras no le hicieran llagas, acudiera a la calle de la Montera, a las casas de la Virgen de la Soledad, frente al Mesón de la Herradura.

Un ciudadano decía necesitar una criada que supiera "cocer bien, aplanchar con limpieza, y guisar sin porquería". Las interesadas debían acudir a la casa de este caballero, situada frente a las monjas del Sacramento. Una señora viuda "y de prendas no comunes", que vivía en la calle Real de San Bernardino, esquina a la del Limón, frente a la casa del marqués del Campo de Villar, necesitaba una criada de entre 30 y 40 años, que supiera planchar y guisar, pues se le dispensaba el coser. Una criada se ofrecía para acomodarse con un sacerdote o un hombre sólo. Los interesados recibirían información en la calle de las Beatas. Otra que había llegado a la corte hacía poco, lo que era "ventaja conocida", se ofrecía de criada, pues aunque confesaba que sabía planchar poco y menos coser fino, en cambio guisaba muy bien, dando razones en la calle del Rubio.

Alejandro Fuentevilla, que era cabo de los Reales Alabarderos y residía en la calle Valverde, frente al Oratorio del Espíritu Santo, sabía de una persona que podría acomodarse como secretario, caballerizo, mayordomo o gentilhombre. En la prendería de la calle de Fuencarral daban razón de otro mozo que deseaba acomodarse como ayuda de cámara. Los anuncios de este primer número terminaban con un buen deseo: "Dios quiera que todos se acomoden en menos tiempo, que les cueste leer su párrafo".

Este Diario noticioso, fundado por Nifo en 1758, dejó de aparecer en 1918, cuando se llamaba, tras varios cambios de título y propiedad, Diario Oficial de Avisos de Madrid. Sin embargo, el primer periódico que tuvo Madrid fue la Gazeta Nueva, cuyo primer número llevaba un largo título: Relación o Gazeta de algunos casos particulares, así políticos como militares, sucedidos en la mayor parte del Mundo, hasta fines de Diziembre de 1660. Tenía cuatro páginas en cuarto, estaba dedicado a la información internacional y era de periodicidad mensual. En 1697 pasó a llamarse la Gaceta de Madrid, antecesor del actual Boletín Oficial del Estado.

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