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Pioneros del periodismo de hace
más de cien años


'La tertulia del café de Pombo', de José Gutiérrez Solana

NIEVES MIRA. Madrid | Hace unos cien años, el periodismo (tal y como lo conocemos) apenas estaba comenzando. Fue entonces una época decisiva para configurar la profesión, convertirla en algo más que opinión y dotar la información de contexto. Nacía el nuevo periodismo a la par que se multiplicaban las tiradas de los periódicos y llegaban a más lectores. Las noticias se hacían más atractivas y más accesibles a todos. Vagaban entonces por las nuevas e incipientes cabeceras un grupo de "Gente Nueva", decidida a cambiar la forma de hacer las cosas de la España del siglo XIX y adentrarla en el recién estrenado siglo. Eran -fueron- los llamados bohemios.

En "Cronistas bohemios" (Taurus, 2017), Miguel Ángel del Arco selecciona a cinco de los periodistas más influyentes de principios de siglo (Luis Bonafoux, Joaquín Dicenta, Alejandro Sawa, Pedro Barrantes y Antonio Palomero). Y si algo destaca de ellos es que sus nombres apenas son conocidos hoy en día. Un libro que les devuelve una parte de lo que dieron, quizá sin saberlo, a la historia de la profesión.

¿Qué es la bohemia?
La bohemia es un movimiento al que se apunta mucha gente. Nace en París, y de la que hablamos aquí en España es una copia de lo que pasó en Francia. En París en el Segundo Imperio, a mediados del siglo XIX hay un cambio político: la aristocracia pagaba a artistas para tenerlos. Cuando la burguesía se hace con el poder, lo primero que hace es eliminar a los artistas porque no son útiles; solo quiere hacer negocio y dinero, ¿para qué quiere un artista? La reacción de los artistas es rebelarse contra esa situación. Los bohemios vivían de manera estrambótica, con mucha vida nocturna y eran muy críticos con la sociedad. Es un grupo de jóvenes aspirantes a artistas, literatos, escritores, desplazados de los alones del poder que se ponen a criticar y a epatar a la burguesía acomodada.

El subtítulo del libro es "La rebeldía de la Gente Nueva". ¿Cómo manifiestan esa rebeldía y frente a quién son Gente Nueva?
El ser rebelde contra la burguesía conlleva también todas las instituciones, todo el régimen, toda la política. Centrándonos en la bohemia española, se desarrolla a finales del siglo XIX con una situación política muy complicada. Está la Regencia de María Cristina con dos partidos políticos (de Cánovas y de Sagasta) que se turnan en el poder. Fuera de esos dos partidos están todos los republicanos, socialistas, anarquistas y nacionalistas… Los rebeldes contra el sistema critican al gobierno turnista con sus cacicadas y abusos. Ese es el ambiente de la política española.

La Gente Nueva eran jóvenes, universitarios, críticos con el sistema.Estaban incluidos todos los bohemios pero también la gente de la Generación del 98, del modernismo. Ese grupo de jóvenes que han venido de provincias a Madrid a conquistar la gloria. Se enfrentan a la llamada Gente Vieja: representantes del gobierno pero también literatos consolidados: Campoamor, Varela, Pardo Bazán, Clarín…

Esa bohemia es la aspiración de un grupo de gente joven artista que quiere ocupar los puestos de la Gente Vieja criticando la situación que vivía España. Estos cinco cronistas que he seleccionado (Luis Bonafoux, Joaquín Dicenta, Alejandro Sawa, Pedro Barrantes y Antonio Palomero) en aquella época de finales del XIX eran tan conocidos, tan famosos, tan considerados o más que los de la Generación del 98 y sin embargo se han quedado en el olvido y se les cita como sus hermanos menores. Siendo tan importantes, tan conocidos y tan seguidos, se han quedado en el más puro olvido.

¿Por qué ha pasado eso?
Eran muy críticos y al ser tan críticos con el sistema, con las convicciones sociales, a lo mejor eso también los convierte en raros y apartados. Todos los del 98 formaban parte de ese grupo de la Gente Nueva pero hay una cierta tendencia a que cuando empiezan a ser reconocidos, también empiezan a ser considerados y reniegan de su pasado más anarquista, más revolucionario y rebelde. El ejemplo es Clarín, que era un anarquista de joven y se fue convirtiendo en conservador.

"Los bohemios aportan al periodismo una manera de contar, un lenguaje, una manera de estar" M. Á. del Arco

¿Qué aportan estos profesionales a la literatura y al periodismo?
Todos tienen una obra, han escrito poesía, teatro o novela. Eran todos periodistas que firmaban sus crónicas, por lo tanto eran reconocidos porque solo firmaban los que eran admirados y brillantes. Si miramos las crónicas que escribían, nos damos cuenta de que hacían ya nuevo periodismo. Eran muy leídos, sus textos eran muy cultos, con muchas referencias. Cuando hablamos ahora de nuevo periodismo, periodismo narrativo, literario o social, era lo que hacían ya ellos en los primeros tiempos del periodismo, cuando empezaba a ser una profesión. Ellos aportan al periodismo una manera de contar, un lenguaje, una manera de estar.

¿Tiene algo que ver con que eran emprendedores natos y abrían sus propios medios?
Tenían más libertad porque una de las características de la bohemia es una apuesta por la libertad, el individualismo, por ir contra lo establecido. Eso era una posición, también periodística. Ellos intentaban con sus escritos contar cómo era la sociedad del momento: las cárceles, los hospitales, el trabajo de los mineros… Lo que les interesaba era denunciar lo que estaba pasando en España en ese momento. Era una actitud vital y periodística, de investigación. Hacían verdadero periodismo.

Habla de ellos también como los primeros freelance.
Empezaban a ser pagados por sus colaboraciones. Unamuno contaba que ganaba más con los artículos de los periódicos que con sus libros. Y todos estos empezaban a vivir del periodismo. De manera precaria, como ahora. De hecho, trabajaban en varios periódicos a la vez. Palomero llegó a escribir en cinco periódicos el mismo día. Eran muy implicados en el periodismo, y eso desdice la imagen negativa de la bohemia nocturna, despreocupada. Eran generosos, solidarios y trabajadores de la pluma y del periodismo.

Pero muchos de ellos malvivían.
Dicenta malvivió pero, sin embargo, ganó mucho dinero. Porque era, además, autor teatral y autor de "Juan José", la obra más representada en la historia del teatro español, solo superada por "Don Juan Tenorio". Pero llevaba una vida muy aventurera, le gustaban mucho los bajos fondos y la noche. Se metía siempre en problemas. El día del estreno de "Juan José" llegó descalabrado de una pelea callejera y tabernaria. Bonafoux era el corresponsal del Heraldo de Madrid en París, pero también escribía para muchos periódicos a la vez. Barrantes sí que era el prototipo del bohemio más tirado y fue el que peor vida llevó, aparte de que cumplió un papel curioso en ese momento: era el hombre de paja, el que figuraba como autor de los artículos y recibía las multas o la pena de cárcel.

¿Se parecen en algo las condiciones precarias a las de hoy en día?
En la actualidad también hay muchos periodistas que trabajan en muchos medios para lograr reunir un sueldo a fin de mes. Es posible que haya alguien que tiene la suerte de estar en un medio y vivir solo de él, pero es algo raro. En la actualidad eso no es fácil. Hay muchos magníficos periodistas jóvenes y no tan jóvenes que trabajan para varios medios porque es la única manera de sobrevivir.

En aquellos momentos era una labor de supervivencia pero también de búsqueda. Eran las estrellas del momento, trabajaban además no solamente en periódicos pequeños o olvidados, sino también en cabeceras grandes. En la última etapa, por ejemplo Dicenta se fue asentando en los grandes medios, pero yo creo que no ha habido tal cambio en el colaborador, que como tal tiene que poner sus artículos en muchos sitios para poder sobrevivir.

¿Quiénes serían los bohemios actuales? ¿Queda alguno?
Como los que hablo, seguramente alguno hay. Si entendemos por bohemio esa vida un poco disipada, con esa intención de rebeldía y de individualismo y de no ir por el carril marcado por la sociedad, seguramente que hay. Actitudes rebeldes también hay seguro. Que tengan tantas oportunidades de escribir y de mostrar su parecer como en este momento, a lo mejor eso es lo que nos puede faltar. Pero tal vez el periodismo actual ha llegado a un momento de desprestigio del que somos responsables todos: medios, empresarios, periodistas porque no tenemos la actitud adecuada….

¿Encaja Francisco Umbral en esta definición?
Cuando murió Umbral se dijo que había muerto el último bohemio. Pero ese título de "último bohemio" se ha aplicado a muchos nombres. Pero sí que habría como una línea, igual que habría una línea de cafés literarios o tertulias (desde Fornos hasta El Comercial o El Gijón actual), también habría una especie de línea de periodismo literario o narrativo que uniría a Dicenta, Bonafoux o Sawa con Julio Camba, Chaves Nogales, Umbral, pero también Manuel Vicent o Raúl del Pozo. Es una cierta actitud de periodista narrativo con idea de trascender con cierto toque literario. Sí que habría descendientes de estos bohemios que han continuado en esta línea.

¿Con internet puede haber más seguimiento de estos temas y más oportunidades?
Internet, papel, periódicos, radio o televisión... al final es tecnología puesta al servicio de la causa del periodismo. Pero la causa del periodismo, que tiene que ver con contar historias y leerlas tiene que tener interés por ambas partes. Lo que cambia es la tecnología. Tenemos que hablar de buen o mal periodismo en papel o en digital. Porque una crónica buena es posible en digital, y un texto bien escrito cabe exactamente igual en papel que en lo digital.

¿Cómo encajarían hoy en día en nuestra sociedad los cinco periodistas que estudias?
En Twitter serían brillantísimos, por la rapidez e ironía que tienen. No dejarían de patear la calle y de ir a los sitios en los que pasan las cosas. Que a lo mejor eso sí es lo que esa precariedad del periodismo actual nos impide. Tal vez el ruido de la red impida ver las verdaderas historias, o la posibilidad de que el periodista baje a la calle y mire a la gente y cuente lo que está pasando. En esa parte sí que puede haber un cambio ahora.


Joaquín Dicenta

Joaquín Dicenta: el más conocido

POZO ABAJO. (12 de enero de 1903, en El liberal.) Dejé aquellos grupos para más adelante. Mi ansia, mi deseo, mi afán invencible era dirigirme a la boca del pozo y descender por él, por la boca negruzca engulléndose encendido en la mano, ocupaban las jaulas y desaparecían entre la abertura, seguidos por el agua que rezumaba de las peñas y caía contra los hombres en gotas anchas, semejantes a lágrimas sin fin y golpeaba los jaulones con siniestro rumor.
Entré en la habitación de los capataces, vestí el traje de franela blanca; ceñí mis riñones con amplísimo cinturón de cuero, calcé las alpargatas, puse sobre mi cabeza el casquete de algodón y sobre el casquete el fortísimo sombrero inglés, colgué de mi mano izquierda el candil, y, acompañado por un capataz, llegué al pozo siniestro, donde me aguardaba la jaula.
(Fragmento de uno de sus textos)

El Periódico de Aragón (1-3-2017)


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