|
|
 |
|
| La iglesia parroquial de El Frasno
|
|
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | La vieja iglesia de El Frasno fue destruida por un rayo en 1840 y, según la tradición, Isabel II mandó construir la actual de estilo neoclásico, de planta de cruz latina de tres naves. Manuel Expósito Sebastián, en un trabajo publicado en las Actas del III Encuentro de Estudios Bilbilitanos, demuestra la inexactitud de estos datos arriba indicados. Las primeras providencias para proceder a la reforma o reconstrucción de la iglesia se remontan a 1772, cuando el municipio inicia las gestiones para conseguir que parte de las rentas eclesiásticas se destinaran a la fábrica. Ocho años más tarde aparece documentado el primer proyecto arquitectónico, elaborado por los maestros de Calatayud, Matías Navarro y Millán Torcal, pero fue rechazado en 1790 por la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de San Fernando, proponiendo que el arquitecto académico aragonés Agustín Sanz realizara otro proyecto completo. El expediente fue rehecho y a los seis años se volvió a remitir a la Academia de San Fernando, que sugirió algunas pequeñas modificaciones. El Consejo de Castilla dispuso por Real Orden de 24 de julio de 1797 la creación de una Junta de Fábrica que se encargara de la construcción, adjudicándole para ello las rentas provenientes de la cuarta parte de la primicia, un tercio de las décimas y los rendimientos de la explotación de algunas fincas y deberes del término de El Frasno. Pero su incumplimiento malogró el resultado. La obra se puso en manos del arquitecto fray Joaquín del Niño Jesús, que propuso "mudar, en la mayor parte el proyecto y diseños hechos por el arquitecto Dn. Agustín Sanz (...), sin embargo de estar aprobados por el Real Consejo", para sustituirlos por otros de una estética más retardaria. En 1798, los comisionados del gremio de maestros albañiles de Calatayud, presentan ante la Real Academia de San Luis de Zaragoza una denuncia contra el monje, pues trabajaba sin licencia. Por su parte el Capítulo Eclesiástico se niega a pagar buena parte de los rendimientos correspondientes a las principales producciones de la localidad, lo que llevó a la disolución de varias Juntas de Fábrica, incapaces de resolver los problemas jurídicos surgidos. Con todo esto llegó la Guerra de la Independencia. Con ella se paralizaron las obras y se malversaron todos los caudales existentes. En 1826 el Real Consejo nombró a Ramón Ciriaco Pérez para que liquidase y arreglase el estado de cuentas, cuyo informe valoraba las deudas en 136.147 reales de vellón. Los principales deudores eran el obispado de Tarazona, los arrendatarios de la primicia y el Capítulo, quienes recurrieron para evitar el embargo y la subasta de bienes. Una Real Provisión de 1827 aceptó el recurso presentado, condonando las deudas contraídas. Entonces la Junta reclamó a la Intendencia de Aragón el expediente de 1796 del arquitecto Agustín Sanz, pero los planos no se sabía donde se encontraban y el presupuesto estaba desfasado. En 1830 se resolvió nombrar al arquitecto Antonio Vicente para que levantara unos nuevos planos y ajustara el presupuesto. Los planos se presentaron y se aprobaron en 1831 en la Real Academia de San Luis, siendo remitidos al Intendente, con un presupuesto de 475.986 reales de vellón. El obispado y la Junta lo consideraron excesivo y el arquitecto lo redujo a la mitad, eliminando algunos elementos estructurales y ornamentales, como la torre. Pero ningún contratista aceptó las condiciones de la subasta pública, efectuada en enero de 1833, por lo que la Junta de Fábrica continuó dirigiendo la construcción a ritmo lento. En 1834 el alcalde Agustín García denuncia al Gobernador el estado de las obras, y éste le confiere el encargo de controlar las obras, cosa que no gusta a la Junta de Fábrica y al Capítulo parroquial. En 1836 Agustín García, como comandante de la Guardia Nacional en la localidad, instó el procesamiento judicial de varios beneficiados del Capítulo, no sólo a causa de las rentas, sino también por sus ideas absolutistas y contrarias al gobierno de Isabel II. Se sabe que mosén José Cubero y mosén Vicente Landeras se habían entrevistado en 1836, en Ariza, con el obispo de Pamplona, valedor de la causa carlista. El 10 de julio de 1837 un grupo de carlistas entra en El Frasno y asesina a Agustín García, robando los caudales de la Junta y destruyendo los papeles y expedientes formados para el cobro de las deudas. Todo esto paralizó las obras de la parroquial de Ntra. Sra. de las Peñas, dándole un aspecto austero e inacabado.
Los retablos, casi todos de los siglos XVII y XVIII, proceden de las iglesias de San Francisco y de Santiago de Calatayud, llevados a El Frasno cuando sus iglesias fueron vendidas como bienes nacionales.
|
|
