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Ateca, Alcocer y los ecos cidianos


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JORGE ZORRAQUÍN | "Passó a Bovierca e a Teca que es adelant, e sobre Alcoçer mio Cid iva posar en un otero redondo…". Bubierca, Ateca y Alcocer; en este fragmento del Cantar aparece una de las menciones al asentamiento de Alcocer, y la batalla que allí libró el Campeador camino a Valencia, en su primer destierro: la ubicación y la descripción del lugar resultan evidentes. "Es una atalaya, de unos 9 metros, sobre el valle del Jalón; desde ella también se controla la desembocadura del Manubles, cuyo cauce es una puerta histórica hacia Castilla", explica Pablo Morte, atecano y vinculado a las recreaciones históricas.

En 1987, un estudio de José Luis Corral y Francisco Martínez, publicado en la Revista Jerónimo Zurita de la Institución Fernando el Católico, planteaba y defendía la ubicación en ese pequeño cerro del mencionado asentamiento. Entre los fundamentos de su trabajo se menciona la existencia desde el siglo XIV de una acequia denominada Alcocer, cuyo trazado conducía hasta este paraje privilegiado en el que se ubicaba un "despoblado de época medieval con algunos restos de cerámica". En 2004, una campaña de excavaciones impulsada por el Ayuntamiento atecano lo reconfirmó, juicio reforzado por intervenciones de los últimos años, financiadas por la Diputación de Zaragoza.

"Tras las excavaciones han encontrado las evidencias, pero a nosotros, y hablo de mi época en el colegio, ya nos lo inculcaban", recuerda Morte, que ahora tiene 56 años. "Sobre el lugar siempre ha habido mucha tradición oral, además de la existencia del lugar donde el Cid estableció su campamento, que es justo en el cerro de enfrente, al otro lado de la vía del AVE y la A2 y que se denomina Torrecil, siempre se ha dicho que en la vega aparecían restos de armamento, y por eso hay una zona llamada Ballestar", subraya.

"Las excavaciones de la DPZ han permitido resolver una incógnita que ha durado décadas: Alcocer existió y está en Ateca", explicaba en enero el historiador Francisco Martínez. En los últimos trabajos de noviembre de 2019 se encontraron utensilios de cocina como ollas y cazuelas, además de documentar dos muros, hoy protegidos de las inclemencias. "Tras analizarlos, presentan un registro compacto, fijado hacia finales del siglo XI", detalla el académico. Esto los ubica, según explica, en la época taifal, lo que coincidiría con el posible paso del guerrero castellano por la zona en 1081.

Al recorrer el paraje y los pocos restos observables, Morte insiste en que "por la ubicación y la orientación, todo encaja en los patrones de un asentamiento musulmán de la época: en un cerro con dominio, fácil de defender y soleado". Al mismo tiempo, apunta a la línea de comunicación visual hacia las lomas que flanquean una de las riberas del Manubles, dirección Castilla. Como enamorado de los caballos, ese atecano -que a principios de los años 80 se desempeñó como máscara en las Fiestas de San Blas- dice que "es un entorno que te invita a recorrerlo; desde un caballo, las perspectivas son todavía mejores".

Este enclave se encuentra en pleno itinerario turístico-cultural del Camino del Cid, a escasos 300 metros en línea recta de la antigua N-II y a unos 4 kilómetros del casco urbano de Ateca. Esta ruta contempla alternativas para ser recorrida a pie, en bicicleta o incluso en coche, moto o autocaravana.

Dormir en un castillo al calor de la comida casera y el silencio

El castillo de Ateca hunde sus raíces en las postrimerías del siglo X; hoy alberga un establecimiento con las máximas comodidades para el alojamiento: 11 habitaciones, patio interior, terraza y cocina. "Trabajamos aquí desde hace algo más de tres años; ha sido un tiempo de mucho esfuerzo y desvelos", afirma Antonio Bernal, que regenta el negocio con María Peña Martínez, su mujer.

"Tenemos un menú casero de principio a fin, muy cuidado, y formamos parte del Club Ternasco de Aragón. La verdad es que es mucho trabajo, pero el reconocimiento de nuestros clientes por el trato hacen que merezca la pena", puntualiza Martínez. Para Bernal, la ubicación es un punto fuerte ya que "estamos en un entorno en el que no pasa casi ningún coche, lo que es un descanso para los usuarios".

Ambos inciden en la necesidad de que "haya una mayor coordinación a nivel turístico para potenciar todo este entorno, ya que tenemos muchas cosas y no les damos el valor que se merecen". Al lado está la cercana iglesia de Santa María y el Centro de Interpretación de la Semana Santa. En un principio, el 90% de los visitantes llegaban atraídos por el influjo del Monasterio de Piedra, que sigue siendo imán predilecto. Sin embargo, Bernal incide en que "siempre les recomendamos varias rutas posibles: a un paso están la Gruta de las Maravillas de Ibdes, las hoces del Mesa, la Ruta del Manubles, todo lo que supone la ciudad de Calatayud…".

Las guerras carlistas transformaron la apariencia del castillo. Su uso incluyo la función de cárcel en 1839, y hasta 1920 contó con un foso, que fue finalmente cegado. Ya en época más reciente, sufrió una rehabilitación en profundidad para adecuarlo a su función hotelera, y está capacitado para acoger una gran variedad de eventos o congresos.

Ponerse en la piel del Campeador a pie, a caballo o en bici

La Ruta del Destierro es una cita deportiva, de carácter no competitivo, que aúna actividad física y disfrute de la naturaleza. Organizada en su última edición, la XV, por el Club de Montaña Zorrolongo con la colaboración de la Federación Aragonesa de Montañismo, COAPA y Comarca Comunidad de Calatayud, incluía dos itinerarios a pie: una andada larga de 26 kilómetros y una corta de 13, que los más avezados hicieron corriendo.

En ediciones anteriores, la participación también era posible en bicicleta, o incluso a caballo. En la de 2019 se abría la posibilidad de un rally fotográfico. "Es un paisaje espectacular, porque además del Jalón y su valle, se ve la sierra de Vicor o las estribaciones de Armantes", va señalando Morte.

Entre los rincones desconocidos que esconde el paraje de La Mora Encantada están las cárcavas, moldeadas por el aire y el agua.

Cómo llegar y curiosidades<


Comarca. Comunidad de Calatayud.
A pie de la autovía A-2 que une Madrid, Zaragoza y Barcelona, con salida directa. Le separan 100 kilómetros de la capital aragonesa: una hora en coche.
Para dormir. En la localidad se encuentran dos establecimientos, el Hotel Castillo de Ateca y el Hostal El Bodegón, que cuenta con 9 habitaciones y se encuentra en el trazado de la antigua N-II.
Dulce y vino. Las Bodegas Ateca, incluidas dentro de la Denominación de Origen Calatayud, cuentan con 55 hectáreas de viñedo, con varias cepas de garnacha centenaria. A esto se unen las instalaciones de dos industrias chocolateras: la local Chocolates Atienza y Chocolates Hueso, hoy englobada dentro de la alicantina Chocolates Valor.
Mudéjar. Incluida en la Asociación Territorio Mudéjar, la villa cuenta con la iglesia de Santa María y la torre del Reloj, además de las tres antiguas puertas de acceso a lo que era su parte amurallada.


Heraldo de Aragón (2-6-2020)

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