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Bajaba los pantalones a la fuerza a su pareja para
ver 'si se había depilado para otro'

JOSÉ MARI ALONSO. Pamplona | ¿Hasta dónde pueden llegar las humillaciones y agresiones hacia la pareja entre la juventud? Entre la larga lista de vejaciones a las que sometió un joven a su novia durante más de cinco años se encuentra el bajarle los pantalones a la fuerza para ver "si se había depilado para otro", amenazarla de forma constante con matarla, llamarla innumerables veces al día para controlar todo lo que hacía o exigirle que demostrara con fotos o mediante llamadas a otros teléfonos con quién había estado.

Por estas y otras actitudes agresivas e intimidatorias que se sucedieron de forma "constante" durante la relación, el Juzgado de lo Penal número 5 de Pamplona ha condenado al joven a una pena de 21 meses de cárcel y a la prohibición de residir en Navarra durante cinco años, periodo en el que tampoco podrá comunicarse con la afectada, que lleva en tratamiento psicológico con sintomatología de tipo ansioso desde junio de 2016, cuando finalizó la relación sentimental.

En la sentencia, la titular de este juzgado detalla las constantes "vejaciones y humillaciones" A que el condenado sometió a su pareja con "la intención de doblegar su voluntad" durante los más de cinco años de convivencia sentimental, desde principios de 2011 hasta mediados de 2016. El condenado, natural de Vitoria, tenía 26 años cuando se inició la relación, durante la cual convivieron en Calatayud (Zaragoza) y Huarte (Navarra).

Las "imposiciones" comenzaron ya "desde el inicio" de la relación a través de una "actitud agresiva e intimidante" que incluía insultos, agarrones de pelo, puñetazos y zarandeos entre otras agresiones o amenazas físicas hacia su persona, con expresiones del tipo "si quiero te mato" o "cojo esa barra y te rompo el cuello en mil pedazos". Las vejaciones también se plasmaron mediante conductas de control de su actividad. Así, el condenado llegó a llamar a su pareja 203 veces en 19 días (una media de 12 al día). El control no solo lo ejecutaba con "preguntas sobre lo que hacía, dónde estaba, con quién estaba", sino que además exigía que "le demostrase con fotos" lo que había hecho y con quién, incluso mediante llamadas a otros teléfonos. También le requisaba el móvil. Asimismo, la amedrentaba diciéndole que "se iba a suicidar si le dejaba".

La víctima ha padecido lesiones físicas. Durante una cita en Huarte concertada el 7 de junio de 2016 a requerimiento del condenado, este la acusó de mantener otra relación, dando paso a una discusión en que el joven "le dio un puñetazo, la agarró del pelo, zarandeó y arrojó al suelo a la vez que le decía que le iba a romper la nariz". Como consecuencia de estos hechos, la afectada sufrió contusiones que precisaron para su curación de una primera asistencia médica, "invirtiendo en su sanación 12 días". Cuando aún no se había recuperado de esta agresión, apenas cuatro días después, un nuevo encuentro derivó en una nueva discusión en que el condenado "le dijo que se merecía que le partieran el cuello".

El joven, con antecedentes penales no computables a efectos de reincidencia, ha sido condenado como autor de un delito de maltrato habitual a una pena de 21 meses y un día de prisión, con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo, y privación del derecho al porte y tenencia de armas durante cinco años, según se refleja en la sentencia, dictada de conformidad entre ambas partes. El fallo impone al condenado la prohibición de aproximarse a la víctima, su domicilio, lugar de trabajo u otro que frecuente a una distancia inferior a 500 metros, así como a comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento durante cinco años. Durante este mismo periodo deberá residir además fuera de la Comunidad Foral de Navarra en virtud de la sentencia, que le impone una indemnización de 3.000 euros a su expareja por daños morales.

En un primer momento, tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitaban cerca de cinco años de cárcel para el acusado. Ambas reclamaban tres años de prisión por un delito de maltrato habitual, 11 meses por maltrato no habitual y otros tantos por amenazas leves, así como una indemnización de 3.000 euros por los daños morales ocasionados y otros 360 por las lesiones causadas el 7 de junio durante su encuentro en Huarte.

El Confidencial (15-2-2018)


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