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Vidas y libros

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Marco Valerio Marcial nació en Bílbilis entre el 38-41 después de Cristo. En el año 64 marchó a Roma, para volver a Bílbilis unos años antes de su muerte, cuya fecha nos la revela una carta de su amigo y patrono Plinio el Joven, fechada entre el 103 y 104 después de Cristo. "Oigo que ha muerto Valerio Marcial y me entristezco. Era persona ingeniosa, aguda, afilada, y el que más sal y más hiel -sin dejar de lado el candor- ponía al escribir. Al marcharse le ofrecí mi apoyo en forma de dinero para el viaje: lo di por amistad, lo di por los versillos que compuso en mi honor".

Con motivo del XIX Centenario de la muerte del poeta bilbilitano, se mantuvo abierta una Exposición Bibliográfica en el Pignatelli, desde finales de 2003 a enero de 2004, con el tema Vita et liber, vida y libro, que procuró a lo largo del tiempo más vida y más libros para Marcial. Esta exposición se centraba en las obras de Marcial publicadas entre los siglos XV y XIX.

De las tres ramas en la tradición manuscrita medieval, dos de ellas nos muestran a un Marcial sin censura. Buena parte de las traducciones, adaptaciones e influencia de Marcial en los clásicos, están expurgadas de esas palabras que hacían decir al poeta que las páginas de sus libros "saben a personas". De este Marcial autorizado, el canónigo Salinas va a llenar muchas páginas de la Agudeza de Baltasar Gracián, quien llamaba a Marcial el "Agudo Universal".

Los libros de Marcial se incluyeron en el Index auctorum et librorum prohibitorum del Papa Paulo IV en 1559, como consecuencia de la política represora posterior al Concilio de Trento, que se celebró de 1545 a 1549, de 1551 a 1552 y de 1562 a 1563. Esta actitud crítica queda patente en las ediciones castigadas o moralizadas, como la del jesuita Andreas Frusius (André de Freux), Amberes 1558, y la de V. Colesson para uso del Delfín, de 1680. A. Frusius, jesuita francés, fue secretario de Ignacio de Loyola, de quien tradujo sus Ejercicios espirituales al latín en 1548. Poco conocido es el comentario a Marcial, Amberes 1607, del discípulo de El Brocense, Lorenzo Ramírez de Prado (1583-1658). Fue político y humanista, apasionado bibliófilo y mecenas de literatos. Escribió en castellano Consejo y consejero de príncipes, Madrid 1617, y otras obras en latín.

En el panorama literario y cultural de los siglos XV al XVII, o sea, del Renacimiento al Barroco, son de enorme importancia las misceláneas latinas, pues se sirvieron de ellas predicadores, docentes y escritores. Marcial tuvo una gran difusión en estas misceláneas de sentencias, adagios, epítetos, apotegmas, facacias, polianteas y discursivas, con otros muchos autores clásicos.

Lograron gran difusión los Adagia de Erasmo, cuya primera edición de París es de 1500, y la última de Basilea de 1536. Entre las dos hubo ocho ediciones más. Lo logró también la Polyanthea de Nani Mirabelli, que se comenzó a publicar en 1503, con ocho ediciones más. Fue aumentada por Joseph Lange, que publicó en Lyon y en 1604 la Polyanthea Nova, con quince ediciones hasta finales del XVII. La edición de 1607 recoge más de setenta citas de Marcial. También lo hizo, entre otras muchas más, la Officina de Ravisio Textor, que se publicó en París en 1522, con muy notable presencia de Marcial.

Entre las raras traducciones de la obra de Marcial, destacaba en esta Exposición una de 1974 en japonés. No faltaban tampoco la de José Guillén, publicada en 1986 por la Institución Fernando el Católico, y la de Dulce Estefanía en Cátedra, en 1996.

Conozco una biografía de Marcial, salpicada de traducciones y adaptaciones de sus epigramas, debida a Lorenzo Riber y publicada por Espasa Calpe en 1941. La dedicatoria es al propio Marcial "sal de Roma, orgullo de la Celtiberia, loor de la España de los siglos". Su publicación conmemoraba, según el autor, el nacimiento de Marcial el primero de marzo del año 40 o 41 de nuestra era. En el libro se incluyen traducciones de Iriarte y de Suárez Capalleja, quien además prologó y anotó el tomo I de los Epigramas de Marcial, traducidos por él mismo y por Jaúregui, Argensola, Iriarte, Salinas, el P. Morell y otros. Este libro, editado en la Librería de Perlado y Páez de Madrid en 1919, formaba parte de la Exposición del Pignatelli.

Riber concluía su libro con alabanzas a Marcial: "Es el más veraz y el más vivaz de los poetas hispanorromanos: y con el otro celtíbero, Aurelio Prudencio, mucho más español que los dos poetas cordobeses. La obra de Marcial es una floresta con deliciosos rincones, en que casi nadie, por pudor, osaba entrar. La culpa es suya". A la entrada, Marcial había colocado un Príapo insolente, que "vedaba el ingreso" a los recatados. "Yo entré en él. Lo más procaz es la fachada".


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