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Faustino Sancho y Gil, Víctor Balaguer y los Juegos Florales de Calatayud de 1896

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO
A la buena memoria de D. Faustino Sancho y Gil.


Sociedad y Juegos florales

La sociedad bilbilitana de 1896 estaba vivamente interesada por las obras del ferrocarril Calatayud-Teruel-Sagunto. En el diario zaragozano La Derecha, con fecha de 31 de diciembre de 1895, se informaba que la Sociedad del ferrocarril había emitido 40.000 acciones, a 500 pesetas cada una, 20.000 privilegiadas y las otras 20.000 ordinarias, con una suma total de 20 millones de pesetas. Juan Gualberto Ballestero y Mochales había adquirido 50 acciones ordinarias, tomando parte del Consejo de Administración, con sede en Madrid. Los 50 kilómetros necesarios para unir Utrillas con el ferrocarril Central de Aragón, estaban presupuestados en un millón de duros, poco más o menos, encargándose del proyecto el ingeniero José Alsina Lubian.

En julio y agosto de 1896, se publicaba en la prensa que ya se habían expropiado los terrenos que faltaban de los términos de Calatayud, Montón y Villafeliche, para la construcción del ferrocarril. El 14 de julio, la colonia francesa de Calatayud, compuesta por el personal de las oficinas del ferrocarril en construcción, celebraron la fiesta nacional francesa con un banquete. Darío Pérez (1869-1945), fundador y primer director de La Justicia, entonces redactor de Heraldo de Aragón, había sido designado por la sociedad concesionaria del ferrocarril Central de Aragón para la representación de la compañía cerca del gobierno de la provincia.

Por entonces también se estaba construyendo la carretera Morés-Mainar y ya se había aprobado el proyecto de la de Ateca a Tranquera, por Castejón y Carenas.

Según varias reseñas periodísticas, no faltaban los bañistas en los balnearios de Paracuellos de Jiloca y Alhama. La temporada termal en Alhama comprendía desde el 1 de junio al 30 de septiembre. Todos los días se celebraban bailes y actuaban rondallas, ante una gran cantidad de bañistas, la mayor parte provenientes de Madrid. En Alhama pasaba unos días la marquesa de Linares, que socorrió con 500 pesetas a los afectados por una tormenta en Ariza, y con 1.000 pesetas al ayuntamiento de Calatayud, cantidad que destinaba según costumbre para cubrir las atenciones de la beneficencia municipal. Otras tormentas habían asolado los términos de Torrijo, Villalengua, Moros y Monterde.

La importación de vinos españoles a Francia, debido a la destrucción del viñedo por la filoxera, todavía era de importancia. Entre el 8 de febrero y el 17 de marzo de 1896, habían entrado en Burdeos 27.614 pipas de vinos españoles, que se pagaban de 19 a 22 francos el hectolitro. Urbana Diestre, maestra de Paracuellos de la Ribera, había amenazado al Gobernador con el cierre de la escuela, si dentro de un mes no se le satisfacía lo que se le adeudaba, por carecer de medios de subsistencia. En agosto se hacía pública la Junta directiva de la Asociación de maestros del partido de Calatayud, siendo su presidente Mariano Santos.

En julio se acabó de restaurar la torre de San Juan el Real de Calatayud. Por entonces también se estaba componiendo la barrera de su plaza de toros, que había sido destruida por la última avenida del Jalón. La plaza de toros de Calatayud había sido arrendada por cuatro años al empresario Felipe Cabrera, que prometía dar una buena corrida para las ferias, pero según un redactor de La Derecha, sólo fue "Un fiasco más". En noviembre se publicaba que estaban ruinosos los muros del rebellin del cuartel de la Merced.

A comienzos de agosto el ambiente se fue caldeando con las elecciones a diputados provinciales. Por el distrito de Calatayud-Ateca resultaron elegidos, Andrés Blas, José María Caballero, Leocadio Rivas e Ignacio Garchitorena.

No faltaban en los periódicos noticias de la llegada de soldados heridos, enfermos o inútiles de la guerra de Cuba, que eran socorridos por "El Ruido" y la Cruz Roja. La sociedad zaragozana "El Ruido" era una comparsa que se había formado para los carnavales, con el fin de socorrer y aliviar a los soldados de Zaragoza que resultaban heridos en la campaña de Cuba y a sus familias, por medio de tómbolas y donativos. La Justicia también abrió una suscripción para entregarla a partes iguales a "El Ruido" y a la Cruz Roja. Heraldo de Aragón recogía asimismo donativos para los soldados heridos de Cuba. También se celebraban veladas con el mismo fin.

Antes de partir al conflicto, los soldados escuchaban misa en el Pilar, frecuentaban los cafés de la capital, donde siempre eran agasajados y se proveían de escapularios y medallas. Honorato de la Saleta en un artículo publicado en el Diario de Avisos de Zaragoza el 1 de enero de 1897, daba una lista de jefes y oficiales de la guarnición de Zaragoza muertos en la guerra de Cuba, afirmando que en menos de dos años y en 18 expediciones militares, habían salido de Zaragoza para las campañas de Cuba y Filipinas, más de 11.000 militares, entre generales, jefes, oficiales, clases y soldados, habiendo pasado por sus estaciones de ferrocarril, más de 100.000 hombres. No faltaban tampoco los artículos patrióticos, como el del canónigo Florencio Jardiel (1844-1931), publicado en el Diario de Avisos el 1 de enero de 1897. "(...) cuantos en Cuba y en Filipinas se levantaron contra la madre patria, y mantienen enhiesta la bandera de la rebelión separatista no salieron de los templos cristianos, ni del seno de las familias cristianas. La masonería los engendró; en sus logias abominables se formaron y de allí fueron vomitados al campo de la insurrección donde luchan desenfrenados contra nosotros.

Afortunadamente ni la fe se ha extinguido en la mayor parte, ni faltan hombres de corazón, que puestos los ojos en el cielo aman la patria y por ella se sacrifican. Allí están peleando con los traidores, en los campos de uno y otro hemisferio, confiados en el escapulario o en la medalla que pende de su cuello y en los votos y en las oraciones de su madre...".

En otra dirección apuntaban las palabras de Sellés, publicadas en El Liberal y reseñadas en Heraldo de Aragón el 28 de marzo de 1896. "El meridionalismo es el entusiasmo pronto, y el cansancio fácil: el pasar rapidísimo del holocausto al olvido, y del amor a la injuria; el juzgar a tenazón, y el hablar sin hacer, el descuido de lo porvenir y las precauciones a destiempo: la opinión movediza y la inquietud permanente: todo eso es el meridionalismo, fiebre agarrada a la sangre latina".

Hasta el Santísimo Cristo de la Seo se sacará en diciembre en rogativa pública para implorar la pacificación de España.

Ballestero, en un mitin dado en Ateca, reseñado en Heraldo de Aragón el 16 de marzo, describe no sin críticas, aunque elogiando al ejército, la difícil situación española, sin hacienda y sin ejército. El 28 de marzo, Heraldo de Aragón informaba que la Asamblea republicana de Madrid había aprobado las bases, fijando el régimen autónomo para Cuba, con la abstención de los republicanos nacionales.

Entre tanta confusión Mariano Ripollés llamaba a los aragoneses a defenderse del artículo 15 del Código civil. "Los aragoneses que residan 10 años fuera de Aragón, pierden su condición de origen y adquieren otra, si nada dicen en contrario ante un juez municipal".

En aquella sociedad finisecular que había apadrinado tantos avances e inventos -el alumbrado público de luz eléctrica de Calatayud ya se había inaugurado en 1894-, también tenían su sitio las justas literarias. "Vivid la vida de pensamiento y la fantasía, que ningún siglo ha sido jamás más a propósito para ello, que el siglo XIX de que sois hijos", había pronunciado Sancho y Gil en la fiesta de Juegos florales de Calatayud de 1895. Estos de 1896 eran ya los cuartos que se celebraban en Calatayud, esta vez ausente Sancho y Gil, su creador y su más fiel y entusiasta mantenedor. Sancho y Gil había muerto el 29 de agosto en la finca de la Viñaza, que su cuñado Cipriano Muñoz y Manzano (1862- 1933), a la sazón conde de la Viñaza, poseía en Épila, al lado del río Jalón y no lejos de la estación del ferrocarril, donde se levantó la azucarera, tras el desastre colonial de 1898.

Preliminares

Calatayud fue la primera ciudad aragonesa en convocar Juegos florales bajo ese nombre, gracias al impulso y tutela de Faustino Sancho y Gil y de los ateneístas zaragozanos, que concurrieron a ellos mientras se celebraron1. El Ateneo Científico, Literario y Artístico de Zaragoza ya había convocado en 1884 un Certamen Científico y Literario, antecedente de los Juegos florales, siendo su principal promotor Faustino Sancho y Gil, presidente de la sección de Literatura. Entonces se prefirió dar el nombre de Certamen y no de Juegos florales, ya que sus promotores, Gil Berges, Isábal y Sancho y Gil, ateneístas y republicanos, convenían en la unidad de España, por tanto "cualquier coqueteo con ideas disgregadoras, que recordaran de cerca o de lejos el fantasma del cantonalismo o de la república federal, hubiera lesionado gravemente la imagen del Partido Republicano Posibilista en Zaragoza y en Aragón"2.

Los primeros Juegos florales de Calatayud tuvieron lugar en 1893 bajo la presidencia de José Felíu y Codina (1845-1897), autor de La Dolores, drama que se estrenó con gran éxito en el Teatro Novedades de Barcelona el 10 de noviembre de 1892 y el 19 de marzo de 1893 en el Teatro de la Comedia de Madrid. Para los Juegos florales de 1894 fue presidente Faustino Sancho. Víctor Balaguer lo fue de los de Zaragoza de aquel mismo año, siendo declarado hijo adoptivo de Zaragoza3.

Para presidir los Juegos florales de Calatayud de 1895, se invitó a Víctor Balaguer. En carta de Sancho y Gil dirigida a Balaguer y fechada en Zaragoza el 15 de agosto de 1895, se lee4: "Mi qdo y respetable amigo: los amigos de Calatayud, qe conocen la amistad con qe V. me honra, me ruegan remita a V. la invitacion adjunta y qe le suplique acepte lo qe en ella se le propone. Yo se lo suplico con toda verdad, manifestandole a la par qe si no la acepta, no por ello me resentiré, qe ya sé hasta qe punto anda V. siempre necesitado de tiempo. No debo ocultarle, qe los bilbilitanos desean sea V, su huesped y qe le recibirían como una buena nueva. Mucho me complacería qe no hubiese alguna fuerza mayor, siempre respetable, qe le impidiese el aceptar. V., se servirá participarme su resolucion, qe puede tomar libremente".

Con el mismo motivo le escribe Darío Pérez desde Calatayud, el 17 de agosto de 1895. "Dícenme los amigos que forman la Comision organizadora de los Juegos florales, que han tenido el gusto de dirigirse á V. solicitando su valiosísimo concurso para presidirlos el dia de la celebracion de tan culta fiesta.

La eleccion me ha llenado de alegría por su acierto absoluto. Nadie con mas títulos que V. para ocupar tan elevado puesto.

Como su aceptacion habría de ser gala y honor de Calatayud y hondísima satisfaccion para mí, tan sincero admirador suyo, me permito, usando de la amistad que a V. me une y de que me ufano, suplicarle que su respuesta sea afirmativa".

Pero la respuesta de Balaguer fue negativa. En una carta dirigida a Balaguer, fechada en Zaragoza el 7 de septiembre de 1895, Sancho y Gil escribía: "Los de Calatayud agradecidos á sus buenos deseos, se dirijiran [sic] á V. comprometiendole pa el año que viene mas adelante. No encontrando Presidte me han reelegido á mí y no he tenido valor pa negarme por la dificultad qe les creaba".

Contestó Balaguer a esta carta desde Madrid el 11 de septiembre. "Celebro en el alma que sea V. el presidente de Calatayud. Y muchas gracias por este sacrificio de V. por lo que a mi me interesaba pues que, realmente, este año no podía, se lo agradezco en el alma y, gracias a V., quedo yo bien, y dispuesto para el año próximo, dios mediante".

La fiesta de Juegos florales de Calatayud se celebró el 16 de septiembre de 1895, bajo la presidencia de Sancho y Gil. A ella se refiere Sancho y Gil en una carta enviada a Balaguer y fechada en Zaragoza el 19 de septiembre. "Se recibió su telegrama, qe produjo el mejor efecto. No lo contesté, porqe quedó en hacerlo el Alcalde, á nombre de los dos. Su atencion, la agradecí sobre manera. La fiesta resultó brillantísima, no por mí, sino porqe la hizo muy bien el Ayuntamiento. La del año proximo será mejor, porqe en principio está acordado qe V. la presida. Se dirijiran [sic] á V. oficialmente y me encargaron qe de un modo confidencial se lo advirtiese". Balaguer le contestó el 22 de septiembre desde Madrid. "Recibi, con afecto, contestación del telegrama que envié a Calatayud cuando vi en el Liberal el exito de los Juegos Florales y del discurso de V., que supongo me dara a conocer y que tengo grandes deseos de admirar.

Si Dios me permite llegar al Sepbre del año próximo, consideraré como un deber ineludible y como honor y gloria el aceptar su presidencia de aquellos Juegos Florales".

El 30 de septiembre vuelve a escribirle Sancho y Gil. "Enviaré á V. mi discurso de Calatayud. La proclamacion de Presidte á favor de V. la hizo ya el Ayuntamto. Si no se la han notificado habrá sido por los quehaceres del Alcalde á consecuencia de las inundaciones".

Las inundaciones a las que se refiere Sancho y Gil, aparecen reseñadas en el número de La Derecha del 24 de septiembre. El día anterior, casi a medianoche, se empezó a sentir en Ateca una gran crecida del Jalón y del Manubles, que llevaban un gran caudal, seis metros más de su nivel ordinario, que inundó las calles más próximas, hasta la Plaza de la Constitución. El comandante de la Guardia civil del puesto de Alhama informaba al Gobernador de las graves inundaciones ocurridas en este pueblo. El agua había anegado la carretera, la iglesia, las calles, ocasionando algunos derrumbes de viviendas, la vega y hasta la vía férrea, entre los kilómetros 224 y 225. A la altura de Bubierca, el agua se había llevado gran cantidad de tierra de la vía férrea, estando los raíles al aire más de 100 metros.

Para remediar en lo posible las cuantiosas pérdidas, La Derecha emprendió una campaña en pro de los damnificados. El 30 de septiembre publicaba: "Sepa el pueblo de Ateca que en favor de él y para remedio de sus desgracias y tristezas LA DERECHA, como toda la prensa aragonesa, está obligada a pedir y pedirá sin descanso protección y ayuda eficaces, amparo decidido y auxilios que enjuguen las lágrimas y atajen los desolados efectos de la miseria".

El nombramiento oficial por parte del ayuntamiento de Víctor Balaguer, como futuro presidente de los Juegos florales de 1896, lleva fecha de 24 de octubre de 1895, cuya reseña apareció en La Derecha el mismo día. En la carta firmada por el alcalde de Calatayud, Félix Sanz de Larrea, se lee: "Muy Sr. mio y de la mas distinguida consideracion: El Ayuntamiento que tengo la honra de presidir, tiene tomado el acuerdo de que en el mes de Septiembre del año 1896 tenga lugar en esta ciudad el "Certamen literario" que hace dos años viene celebrándose con aplauso de todos.

Asi mismo tomó el acuerdo de invitar á V. á que presida dicha fiesta, y al tener el gusto de transmitir a V. esos acuerdos, he de significarle en nombre de este pueblo amante como pocos de las glorias Patrias, la satisfaccion que producirá en todos el que V. acepte tan penoso cometido, honrando con su presencia un acto que tanto enaltece á los paises cultos".

En el diario zaragozano La Derecha, con fecha de 11 de noviembre, se informaba que Balaguer había contestado afirmativamente al ayuntamiento de Calatayud, aceptando la presidencia de los próximos Juegos florales de Calatayud de 1896.

La fiesta de la Dolores

Otro acto proyectado para 1896 era la fiesta de la Dolores. La ópera de Bretón del mismo nombre había sido estrenada en el teatro de la Zarzuela de Madrid, el 16 de marzo de 1895.

En una carta dirigida a Balaguer, fechada en Zaragoza el 22 de octubre de 1895, Sancho y Gil le comentaba: "Quieren en Calatayud el año que viene hacer una magna representación de la Dolores, convirtiendo la Plaza de toros en Teatro, la cual representación habrá de terminar con la coronación de Breton. Para hacer atmósfera en favor del proyecto quiere La Justicia publicar las opiniones de determinadas personas. Yo me he permitido dar la mía según verá en el adjunto recorte y me he comprometido a gestionar una carta de V. expresiba [sic] de su opinion, para publicarla en las columnas de aquél periódico".

El artículo al que se refiere Sancho y Gil, se publicó en La Justicia el 17 de octubre. Darío Pérez había escrito a Sancho y Gil, pidiéndole su opinión sobre esta fiesta. De ahí la carta de respuesta publicada en La Justicia, en la que se adhería a la celebración. Refiriéndose a Bretón, escribía Sancho y Gil: "El gran maestro debe ser coronado en el año próximo en esa ciudad, por ella representada en su Alcalde. La fiesta de la Dolores debe ser celebrada cual usted la ha concebido. Nobleza obliga. Un acto de justicia convertido en manifestación de la gratitud, honrará siempre, a la vez que a la justicia y a la gratitud, a la individualidad o a la colectividad que lo ejecute". Sancho y Gil aseguraba que si había una Dolores de Bretón, antes hubo otra Dolores de Felíu y Codina, con quien Calatayud estaba en deuda, proponiéndole un homenaje para el dramaturgo. "Por ejemplo, la entrega, en el Certamen Literario, de una banda de seda, o de una rosa de plata y la colocación de él en una silla de honor, junto a las gradas del trono destinado a la reina de la fiesta".

Con igual motivo escribe Darío Pérez a Balaguer con fecha de 23 de octubre, comunicándole que La Justicia se honraría publicando un artículo de Balaguer referido a la fiesta de la Dolores, que estaba proyectada celebrarse al año siguiente, durante la fiesta de los Juegos florales, que habrían de celebrarse bajo la presidencia del mismo Balaguer.

Este proyecto no se llevó a cabo, pues en ningún momento de la fiesta de los Juegos florales de 1896 se hace referencia a él, ni viene reseñado en los periódicos consultados.

1896. Continúa la correspondencia

La comunicación entre Balaguer y el ayuntamiento de Calatayud se reanuda el 15 de mayo de 1896. Con esta fecha el ayuntamiento envía a Balaguer un acuse de recibo, confirmándole que había recibido las obras, que el autor catalán había enviado al concejo bilbilitano.

Balaguer estuvo en Zaragoza el 20 de mayo de 1896, leyendo en el Ateneo su obra las Instituciones y Reyes de Aragón, al tomar posesión del cargo de presidente honorario de la sección de Ciencias históricas y la monografía sobre San Juan de la Peña, que dio lectura en una velada literaria. Las dos obras se publicaron con motivo de las solemnidades literarias que había celebrado Zaragoza en honor a Balaguer. También fue nombrado presidente honorario y socio de mérito de la Real Academia de Nobles Artes de San Luis, de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, del Ateneo Científico, Literario y Artístico y del Centro Mercantil, Industrial y Agrícola5.

Balaguer había invitado a Marius André, agregado cultural de la embajada francesa en Madrid y último felibre vivo, a los Juegos florales de Calatayud. Con tal motivo escribe André a Balaguer el 30 de junio de 1896, aceptando la invitación a la fiesta literaria y a escribir un ensayo, aunque según declaraba, su sueldo como cónsul no era muy grande y por tanto pedía a Balaguer un billete de tren para asistir a los Juegos florales de Calatayud. Le adelantaba que su discurso se publicaría en la Revue félibreénne y por tanto pedía la traducción del discurso de Balaguer para publicarlo en la misma revista.

El 22 de julio de 1896 escribe Sancho y Gil a Balaguer, confirmándole que las sesiones de Juegos florales de Calatayud siempre habían sido de pago, pues todos los individuos satisfacían con gusto la exigua cantidad que se destinaba íntegramente al Hospital, para que mejorase sus servicios. El 27 de julio vuelve a escribir a Balaguer, saludando con gozo la asistencia del felibre Marius André a la fiesta de Calatayud. Desde Zaragoza y con fecha 9 de agosto, escribe Sancho y Gil a Balaguer, participándole su alegría por la asistencia del provenzal Marius André a la fiesta y adelantándole que uno de los agasajos que preparaba Calatayud, era la entrega a Balaguer de una violeta de oro, resucitando con ello una vieja costumbre. Le enviaba una copia de su discurso y le confesaba que si la salud no se lo impedía, marcharía el día 15 a la Viñaza (Épila), donde permanecería hasta la fecha de los Juegos florales.

En La Derecha aparecerá el 10 de agosto una entrevista a Víctor Balaguer, realizada el día 4 en San Hilario6, donde se encontraba hospedado en el Hotel Martín, después de hacer un viaje por el Montseny. El periodista lo encontró leyendo el Itinerario de Labaña, prologado por Faustino Sancho y Gil7, que había recibido aquella misma mañana. Balaguer adelantó el tema de su discurso que estaba preparando para los Juegos florales de Calatayud. "Tendrá dos partes. La primera estará destinada a honrar a Calatayud, digna de toda honra; y la segunda llevará por epígrafe: Los Juegos Florales y el Regionalismo". Balaguer le confesó al periodista: "Me agradaría mucho conseguir un éxito en Calatayud (...). Graves ocupaciones, me han obligado a pensar en poner término a la vida activa de restaurador de los Juegos florales de España8. Para poner ese término he elegido Calatayud; y como mi discurso será de despedida, apetezco que el éxito lo corone, porque el innato sentimiento de la estimación propia, hace que todo el que se va desee que el adiós que pronuncia, coadyuve a crearle un buen recuerdo". Este sentimiento era consecuencia también de la estrecha relación de Balaguer con Calatayud. "Yo he querido siempre a Calatayud mucho por su brillantísima historia y por las nobles cualidades de sus hijos; y también, porque en todos los tiempos, allí he tenido amigos íntimos", como Mochales, Ballestero (antiguo subsecretario suyo) y el historiador Vicente de la Fuente.

Balaguer adelantaba que en el teatro de Marcial de Calatayud, intervendría Marius André, "adorador de Provenza", autor de Esdarmunda y Montserrat, cuyo discurso, que había llegado a sus manos el día 3, versaba sobre los poetas provenzales, que era también un saludo a los poetas y reyes de Aragón. Balaguer pensaba quedarse allí 4 o 5 días, para luego ir a Arbucias, permaneciendo hasta el 20 de agosto, en que se reuniría con Castelar para hacer juntos una excursión a Montserrat. El día 25 iría a su casa de Villanueva, donde esperaría la llegada del doctor Iranzo9. Con él y con su familia pasaría lo que quedaba de agosto y el 4 o el 5 de septiembre saldría hacia Calatayud. Balaguer aprovechaba la ocasión para saludar a todos los bilbilitanos y a su alcalde Félix Sanz de Larrea, con la intención de encontrarse allí en septiembre, para acudir a las ferias y comer los sabrosos melocotones de Campiel en la fonda del Muro10.

El 11 de agosto Ángel Alcalde, desde La Justicia, escribe a Balaguer participándole que el periódico quería dedicarle un número el día de los Juegos florales, habiendo por ello escrito a la flor y nata de los escritores aragoneses. El periódico quería publicar la poesía ganadora, con el retrato del autor. Por ello le pedía a Balaguer clichés, pues según le confesaba, sería dificultoso adquirirlos por el "amigo Montestruc"11.

En otra carta Sancho y Gil comunicaba a Balaguer que ya había mandado un trabajo a La Justicia para el número que le iba a dedicar para los Juegos florales. Le preguntaba si el discurso de André exigía contestación, pues si era así, Balaguer debería mandar copia a la Comisión organizadora de Calatayud. Sancho y Gil volverá a escribir a Balaguer el 15 de agosto desde Zaragoza, alegrándose que le gustara el detalle de la violeta de oro. Con la misiva le mandaba el número de La Derecha del 10 de agosto, donde había aparecido su entrevista en San Hilario.

Con fecha de 21 de agosto, Marius André agradecía a Balaguer el haber facilitado el medio de acompañarle a Calatayud, pidiéndole su libro sobre el Monasterio de Piedra, pues tenía intención de visitarlo. Con la misma fecha, Ángel Alcalde agradecía a Balaguer su disposición en el asunto del cliché, esperando impaciente su discurso.

Ya desde Épila escribe Sancho y Gil a Balaguer el 21 de agosto, un tanto decepcionado por el discurso de Marius André, pues según decía, perdía mucho en la traducción. Sancho y Gil lo había revisado y se había permitido alguna corrección, enviando copia a Calatayud, quedándose él con el original. Le participaba que llevaba en Épila tres días, donde iba a permanecer hasta el día 4 o 6 de septiembre. Y añadía: "Le escribo viendo á través de los cristales de mi balcón el palacio donde murió el conde de Aranda y como trabajan los labriegos en los campos qe fueron teatro de la batalla de D. Pedro IV". Esta es la última carta de Sancho y Gil que se guarda en el Museo Biblioteca Balaguer de Vilanova i Geltrú.

El 28 de agosto, Ángel Alcalde informaba a Balaguer que se pondría en contacto con el bibliotecario de Villanueva, por el asunto del cliché.

El sábado 29 de agosto morirá Sancho y Gil en la finca de la Viñaza de Épila, noticia que recogió La Derecha ese mismo día, publicando el telegrama enviado por Loriente a la redacción. El 31 de agosto, La Derecha tiró un número extraordinario dedicado a Sancho y Gil, con colaboraciones de Clemente Martínez del Campo, el marqués de Villafranca de Ebro, la alcaldía de Zaragoza, Antonio Hernández Fajarnés, Cosme Blasco, Joaquín Gil Berges, Antonio García Gil, Mario de la Sala, Honorato de la Saleta, Casajús, Ricardo Royo Villanova, Clemente Herranz, José Loriente Gil, Bruno Solano, Basilio Paraíso, Juan Moneva y Puyol, Enrique Lozano, director del periódico y Joaquín Gimeno Rodrigo, que desde El Frasno sentía profundamente la muerte de Sancho y Gil, como la sufría su familia y el partido de ambos, el republicano. "Pero más, mucho más que todos pierde esta apartada región que había llegado a ser notada y conocida a la sombra del nombre de su hijo más ilustre, que había cifrado en Faustino Sancho esperanzas legítimas para su prosperidad y bienestar y que por la voz de Faustino Sancho tenía la seguridad de llegar a ser oída y atendida en sus justas reclamaciones de amparo en sus necesidades y ayuda en su desenvolvimiento".

Ricardo Royo escribía que se había encontrado con Sancho y Gil en el despacho de Iñigo Figueras y allí le había confesado que pronto iría a tomar las aguas de Lamelón, recomendadas para las enfermedades nerviosas. En una carta fechada el 25 de abril de 1896, Sancho y Gil le había confesado a Balaguer la "debilidad nerviosa" que padecía, de la que le aseguraba sentirse mejor en otra carta fechada el 15 de agosto.

En un discurso pronunciado en el Ateneo de Zaragoza en 1913, Ricardo Royo Villanova12 consideraba que el sentido muscular, que Sancho y Gil había desarrollado sobremanera, "le predispuso a determinada afección, la tabes dorsal que tiene sobre los órganos de la elaboración de aquel sentido una predilección marcadísima". En los últimos meses "el desorden motriz la ataraxia que quitaba a sus piernas el tono indispensable a la hiperestensión y a la marcha que, impelía a sus dedos movimientos irregulares que perturbaban los trazos de su escritura; que hacían su voz (antes argentina) bitonal, estridente y con lagunas fonéticas, le hizo perder la sensación del ritmo, la percepción del compás, la impresión de la cadencia y sus discursos carecieron al final de aquel encanto musical que acariciaba el oído al mismo tiempo que invitaba a la reflexión y promovía al sentimiento".

Cuando murió Sancho y Gil, estaban ausentes su mujer y su madre. Juan Moneva escribió a Joaquín Gimeno y Riera desde la Viñaza, con la misma pluma de Sancho y Gil y sobre su mesa, mientras colocaban en el féretro sus restos. Sobre la mesa encontró Moneva las últimas cuartillas manuscritas, el discurso de Marius André para los Juegos florales de Calatayud, que Sancho y Gil había traducido, la Mireya de Mistral, un tomo de la Antología hispano-americana y otro de las obras de Plácido el mulato. Dejó inconcluso un estudio sobre los poetas cubanos. Quizá se tratara del discurso inaugural que como presidente del Ateneo de Zaragoza, debía pronunciar en pocos meses. El Ateneo de Zaragoza sucumbió a su muerte, para renacer en 1898, fecha en que el remozado Ateneo dedicó el 1 de diciembre de 1898 un emotivo homenaje a Sancho y Gil, al que se adhirió Balaguer, mandando una carta que se leyó en aquella sesión.

Al sepelio de Sancho y Gil celebrado en Épila, asistió el capítulo parroquial, ayuntamiento en pleno, el senador conde de Monte-Negrón, los diputados provinciales Garchitorena y Gaspar, Isábal y Moneva, representando al Ateneo y al Colegio de Abogados, Alberto García, Ricardo J. Gorriz, comisiones de Illueca, Morés, Jarque, Rueda y otros pueblos, representantes de Heraldo y La Derecha, multitud de amigos y el pueblo de Épila en masa.

El 4 de septiembre La Derecha publicó una gran esquela de Sancho y Gil, informando que los funerales tendrían lugar al día siguiente en Santa Engracia. En esta misa de funeral estuvieron presentes el arzobispo Alda, el Gobernador civil, el Presidente de la Diputación, el de la Audiencia, y representaciones del jefe del partido Gil Berges, delegada en Antonio García Gil, del Ateneo, Academia de San Luis, amigos de Calatayud, Épila y Morés. Entonces, entre una gran cantidad de coronas, no faltó una de sus amigos de Calatayud.

La fiesta literaria

Las ferias de Calatayud dieron comienzo el día 8 de septiembre, prolongándose hasta el 14. La señorita Nieves Cobos y Álvarez había confeccionado la banda con el escudo de la ciudad, que habría de lucir el poeta laureado. El jurado compuesto por Jacinto Octavio Picón y Antonio Sánchez Pérez, había mandado un telegrama a la Comisión organizadora, otorgando el premio de honor al trabajo número 107, que llevaba por lema "Adelante, adelante" y accésit al número 65, con lema "Clemencia Isaura".

Balaguer llegó a Calatayud en el correo del día 9. El 10 se reseña la corrida de toros, informando que en la plaza del Mercado había muchas garitas de feriantes.

El día 12 se publicaron los lemas y composiciones premiados. Al certamen se habían presentado 139 pliegos. El poeta laureado fue el teniente de artillería Manuel Lassa y Nuño, natural de Aniñón, que ya había conseguido la flor natural en los certámenes de 1894 y 1895.

Premio de honor. Accésit al lema "Clemencia Isaura" de Juan Moneva y Puyol.
Tema 1. Accésit a Federico Canalejas por "Pequeño poema".
Tema 2. Verso libre, accésit a Juan Moneva y Puyol.
Tema 3. Accésit a Ricardo Pieltrain por "El arte", composición lírica.
Tema 8. Premio a Pedro Pella por "Progresos de electroquímica e importancia científica e industrial de sus modernos productos".
Tema 9. Premio a Ezequiel Solana por "Excursiones escolares: su importancia en la educación de la juventud".
Tema 10. Premio a Vicente de la Fuente por "Estudio acerca del Venerable bilbilitano Fr. Domingo de Jesús Ruzola".
Tema 11. Premio a Juan Moneva y Puyol y accésit a Ricardo Pieltrain, por una leyenda histórica aragonesa en verso.
Tema 13. Accésit a José María Victoria por una dolora.
Tema 14. Accésit a Jacinto del Pueyo por un trabajo que trataba sobre la participación que Calatayud y su comarca tuvieron en la crisis acaecida a la muerte de D. Martín el Humano.
Tema 15. Premio a Juan Moneva y Puyol por "Propiedad, precisión y laconismo en el lenguaje. Sus ventajas y relación con el carácter y las costumbres".
Tema 16. Premio a Domingo Monreal por la "Biografía del médico bilbilitano Juan Bautista Calmarza y crítica de sus publicaciones".
Tema 18. Premio a José A. Dosset por una "Monografía de las diatomáceas aragonesas".
Tema 19. Premio a José María Herrero y accésit a Lorenzo Lausin por "La libertad de testar en Aragón".
Tema 20. Premio a Ángel Ballestero y accésit a Enrique Aranza, por ocho cantares aragoneses.
Tema 21. Accésit a Manuel Ossorio Bernard por seis epigramas.
Tema 22. Premio a Federico Castellón Codorníu por una composición festiva.
Tema 23. Premio a José María López Landa por "La cerámica en Bílbilis".

A los temas 4, 5, 6, 7, 12 y 17, no se concedió ni premios ni accésit.

El domingo 13 de septiembre se celebró la fiesta literaria, reseñada en La Derecha al día siguiente, que La Justicia solemnizó con un número extraordinario.

A las 3 de la tarde y precedida por los maceros de la ciudad, entró la Comisión organizadora del certamen, el cuerpo de mantenedores, el ayuntamiento y Víctor Balaguer, rodeado de las primeras autoridades locales. A la derecha del trono de la reina se encontraba la mesa presidencial, en la que se sentaba el alcalde Sanz de Larrea y Balaguer, quedando un puesto vacío cubierto con crespones negros, en memoria a Sancho y Gil. A continuación se encontraba la tribuna para el secretario de la Junta organizadora. A la izquierda del trono se sentaba el ayuntamiento en corporación, el cuerpo de mantenedores, en los que estaban representados la infanta María Isabel Francisca, ministros de Ultramar y Fomento, arzobispo de Zaragoza, Capitán general de Aragón, obispo de Tarazona, Gobernador civil de Zaragoza, Universidad literaria de Zaragoza, vicario y párrocos de la ciudad, marquesa de Linares, marqueses de Ayerbe, marqués de Casa-Jiménez, Segismundo Moret, empresa constructora del ferrocarril Central de Aragón, Faustino Sancho y Gil, Tomás Higuera, Luis Guedea, diputado, Eduardo Barriobero, casinos, sociedades y prensa locales, sentándose también la Comisión organizadora del Certamen.

La sesión la abrió el alcalde presidente, cediendo la palabra al secretario de la Junta organizadora del festival, Ángel Alcalde. Por mandato presidencial se mandó abrir las plicas, resultando laureado el poeta Lassa Nuño, quien recibió de Balaguer la flor natural, que la ofreció a la señorita Pilar Ballestero, hija de Juan Gualberto Ballestero, ex-diputado a Cortes. La reina de la fiesta, de la mano del vate y con el séquito compuesto por las comisiones del ayuntamiento, cuerpo de mantenedores, Junta organizadora y los maceros, ocupó el trono de terciopelo granate, guarnecido de flores, con el escudo municipal. Muchos de los autores premiados pasaron a recoger los premios y leyeron los trabajos.

Juan Blas en nombre de Marius André, leyó un discurso dedicado a los escritores aragoneses, recordando los lazos de unión entre Provenza y España. Luego el alcalde levantó la sesión, en la que actuó como presidente Iñigo Lorente, y como vocales Benito Vicioso, Valentín Marco, Alberto García, Juan Blas, José Domínguez, José Vicente, Sixto Celorrio y como secretario Ángel Alcalde. Los actos finalizaron con una retreta de la "Unión Filarmónica".

El número extraordinario que La Justicia publicó el 13 de septiembre en honor de Balaguer, que se imprimió en forma de libro aquel mismo año en Madrid13, incluía colaboraciones de Marius André, Valentín Gómez, Juan E. Iranzo, Juan Gualberto Ballestero, Clemente Herranz y Lain, Galo Ponte y José María Catalán de Ocón, todas ellas referidas a los Juegos Florales, a Balaguer y a su Biblioteca Museo de Vilanova i Geltrú, y a la pérdida de Sancho y Gil. Ballestero escribía refiriéndose a él: "(...) fue aurora de nuestro renacimiento literario regional y devoto enamorado que supo engarzar a la diadema de Calatayud, con dos discursos presidenciales de Juegos nacidos en Barcelona, dos perlas en cuyos orientes quedó sellado su talento singular y su elocuencia ciceroniana.

Al rendir homenajes debidos al bardo de las tradiciones españolas dediquemos elegía nacida del alma al tribuno que supo robar a las Musas sus castos favores para abrillantar la prosa de este poeta que Aragón no debe olvidar nunca".

El libro en cuestión se abre con unos versos de Balaguer dedicados a Calatayud y un discurso de Sancho y Gil, a modo de presentación. Todo él es un continuo elogio a Balaguer y a su labor literaria. Tras él una nota. "El ilustre aragonés D. Faustino Sancho y Gil, murió a los dos o tres días después de haber escrito este artículo y 15 antes de celebrarse los Juegos Florales de Calatayud. Este trabajo, dedicado al Sr. Balaguer, es de seguro el último que brotó de su gallarda pluma.

La redacción de La Justicia, al insertarlo en este número de honor para el cual fue escrito, ofrece con estas líneas un tributo a la memoria del varón insigne y del orador elocuente que deja un nombre y una gloria en los fastos del pueblo aragonés".

También en su discurso se refirió Balaguer a la ausencia de Sancho y Gil. "Aquí falta uno, uno que con nosotros estaba hace apenas 12 días, el que nos había dado cita a todos para que aquí pudiéramos reunirnos, aquél quizá que con más fe y más entusiasmo había contribuido a la preparación de la fiesta. (...)

Era en Aragón conocido de todos, y de todos amado; era el elegido y el predilecto de todos esos dioses y diosas que vuelan invisibles por los espacios luminosos de las ciencias y las artes. Quizá por eso terminó su vida más prontamente, ya que los amados de los dioses mueren jóvenes. (...)

Hoy, en este momento solemne, invocando el nombre y el recuerdo del que fue honor de Aragón y hoy es su gloria, del que por ser de los demás nunca fue suyo, del que tanto amaba a esta ciudad de Calatayud por él glorificada, yo os pido a todos un recuerdo, una oración y un tributo a su memoria.

Ya que hoy aquí no ha de sonar su voz, que suene y repercuta, y sea para siempre ensalzado, y aclamado y glorificado su nombre.

¡Honor, honor y gloria a Faustino Sancho y Gil!".

Balaguer hizo un rápido recorrido por la historia de Calatayud, desde sus orígenes, deteniéndose en los hechos históricos más representativos de la ciudad. Recordó a figuras tan representativas como Marcial, la Virgen de la Peña, Pedro de Luna, Cerbuna, Calmarza, Vicente de la Fuente (1817-1889), compañero suyo en la Real Academia de la Historia, y como no, a la Dolores. Balaguer reconocía: "Calatayud dio prelados a la Iglesia, héroes a la crónica y personajes a la leyenda, oradores a la tribuna y teólogos al claustro, profesores al aula y jurisconsultos al foro".

La segunda parte del discurso estuvo dedicada al regionalismo, que para Balaguer significaba "el amor a la región y a las cosas y regalías de la misma". Y añadía: "Los Juegos Florales son, pues, una expresión, una forma del regionalismo, y el regionalismo, es decir, la región, es el hogar, como el municipio es la familia, como la nación es la patria."

El restaurador de los Juegos florales de Barcelona, recordaba aquellas justas nacidas "al calor de la patria española, y en cuyo seno, lejos de existir miras sediciosas, bullía el pensamiento patriótico de la Unión Ibérica". Balaguer admitía que en España sólo se reconocía el regionalismo, donde existía una lengua vernácula distinta del castellano. "No parece sino que aquí, como si se obedeciera a una misteriosa conjura, todos se han dado de mano para decir que en España no hay más regionalismos que el catalán, el eúskaro, acaso, acaso el gallego, y algo el asturiano, es decir, el bable, por tener estas regiones idioma propio (...)

Nunca, jamás fue la lengua, por sí sola, clave y ley de regionalismo. Escribiendo en latín es como Marcial y sus colegas hicieron regionalismo aragonés, o íbero, según entonces se llamaba".

De igual manera opinaba Sancho y Gil. En su discurso pronunciado en la fiesta de los Juegos florales de Calatayud de 1895, apuntaba que los aragoneses no sólo tenían una forma de ser peculiar, sino también una manera distinta de expresarse. "No tenemos nosotros una lengua (...) mas sí, palabras eufónicas y modismos, que conviene prestigiar para bien de la sonoridad y riqueza del castellano".

Asimismo se preguntaba Balaguer: "Pues, ¿y el regionalismo aragonés, que vive y florece con toda esa su opulenta pléyade de literatos, de poetas, de artistas, de jurisconsultos, de sabios, de periodistas que son ornato y gala de Aragón?". Se quejaba del centralismo cultural y literario. "(...) en esta nuestra querida España sólo alcanza valor y fama lo que brilla en Madrid, y en Madrid vive y en Madrid muere, ya que sólo de los autores que allí residen, sólo de ellos, salvo muy contadas excepciones, se ocupa la prensa y sólo de ellos los libros mal llamados de literatura que se publican". Por ello aseguraba Balaguer: "(...) no conoce España el que desconoce en ella el regionalismo".

Muchos veían en esta reivindicación regionalista, de la que venían haciendo gala los Juegos florales, una protesta de la región contra su nacionalidad, aunque Balaguer lo consideraba todo lo contrario. "Estos actos y fiestas son, al revés, una protesta viva de las regiones contra los infidentes que niegan a la nacionalidad su virtud y sus vigores". Los Juegos florales, en el sentir de Balaguer, no hacían más que levantar el nivel de la cultura nacional. Por tanto afirmaba: "Conservar el regionalismo es conservar los dos principios que existen en toda sociedad y que son la unidad y la variedad. No se empeñe la unidad en destruir la variedad", pues todos los regionalismos venían a ser "los afluentes que contribuyen al caudal de la literatura española".

El 14 de septiembre se celebró una sesión en el ayuntamiento de Calatayud, bajo la presidencia de su alcalde Félix Sanz de Larrea, que tras un corto discurso, entregó a Balaguer una violeta de oro en estuche de plancha de plata con la inscripción: "Al excelentísimo Señor D. Víctor Balaguer, la ciudad de Calatayud - Juegos Florales de 1896". A esta sesión concurrieron Iñigo Lorente, Juan M. Floriá, Iñigo Lozano, Ángel Celorrio, Antonio Larripa, José Vicente, José Lafuente, José María de la Fuente, Mariano La Hoz, José María Oroz, Juan Velasco, Hilario Berdejo, José Domínguez, Celestino Zaera, Justo Álvarez, Leandro Morales, Hipólito Sánchez y León Alcalde, secretario. Estuvieron representadas las corporaciones militares, civiles y eclesiásticas, el doctor Iranzo, Marius André, Herranz, Ballestero, la Comisión organizadora de los Juegos y representaciones de la prensa.

Entre los manuscritos de Sancho y Gil, he encontrado el número de La Derecha del 10 de agosto, en el que se publicó la entrevista con Balaguer, que guardaba entre sus hojas el discurso que escribió Sancho y Gil poco antes de morir, para los Juegos florales de Calatayud, que se publicó en el número extraordinario de La Justicia, el programa de los Juegos florales de aquel año y otro discurso que no se reprodujo, que escribió Sancho y Gil para pronunciarlo en la sesión de entrega de la violeta de oro a Balaguer, como encargado de entregársela. En él Sancho y Gil recordaba las secretas reuniones de los últimos trovadores de Tolosa, germen de los Juegos florales. En el pasado había sido la violeta de oro y lo era entonces la flor natural, "el trofeo de victoria mas ambicionado por los justadores. Alguna vez dejó de concederse la flor de oro a la mejor poesía presentada al certamen, para enviarla a un gran poeta contemporáneo, que la recibió siempre, como el honor más alto que pudiera serle otorgado. El recuerdo de tan gallarda costumbre, ha inspirado a Calatayud la idea de crear este año el premio extraordinario de una violeta de oro, a fin de que os sea entregada Excmo. Sr., y os exprese sentimientos identicos a los expresados por la enviada antiguamente a tal poeta celebre, o a cual traductor afortunado de los Psalmos de David.(...)

Sr. Balaguer: en este lugar, que si no es un capitolio, es un campo de batalla insigne, pues la arena removida del suelo dice, que sobre él se ha luchado con heroismo y las hojas de laurel que lo cubren testifican, que se ha vencido con gloria; a nombre de la ciudad que represento; tengo la honra de entregarle la flor, que ella os dedica como testimonio de la admiración que os profesa por el mérito indiscutible y por nadie discutido de vuestros trabajos literarios. La gratitud que os debe por el honor que le habeis dispensado ocupando ese sitial, os la paga Calatayud, con el abrazo que por ella manda que os de, a su Alcalde, vuestro amigo Sr., que de su cuenta os tributaría los epitetos todos que mereceis, sino se acordase de que ha escrito Shakespeare si quieres ensalzar a Cesar, llamalo Cesar".

En el Salón de fiestas del Casino de Calatayud, se celebró el 14 de septiembre un banquete en honor de Balaguer. Con el champán pronunciaron brindis Lorente, Blas, Escudero, Pueyo, Larrea, Marco, André, Iranzo, Ballestero, Lafuente, Bayón y Balaguer, dedicando un recuerdo a Sancho y Gil. Al terminar su discurso Balaguer, Pueyo pidió que fuera declarado hijo adoptivo de Calatayud. La Derecha, que reseñaba el acto al día siguiente, decía que este acuerdo no tardaría mucho en tomarlo el ayuntamiento. El día 15 fue muy visitado Balaguer, quien acompañado por Larrea, Lorente, André y otros de la Comisión del certamen, visitaron los baños de Paracuellos de Jiloca.

En el diario La Derecha del 18 de septiembre se reseñaba que en la sesión del ayuntamiento de Calatayud del día 16, se habían tomado dos acuerdos: nombrar a Balaguer hijo adoptivo de Calatayud y el segundo, cambiar el nombre de la calle de las Trancas, por el de Sancho y Gil.

El ayuntamiento hizo oficial el nombramiento de Balaguer, como hijo adoptivo de Calatayud, en una acta enviada a aquél con fecha de 21 de septiembre, aunque el acuerdo se había tomado el día 16. El documento que se guarda en el Museo-Biblioteca-Balaguer de Vilanova i Geltrú, dice:
"Don Leon Alcalde y Orera Secretario del M. I. Ayuntamiento Constitucional de esta ciudad
Certifico: Que en el libro de actas en donde constan las sesiones que celebra este Ayuntamiento, correspondiente al año actual, hay una de fecha diez y seis de los corrientes, en la que existe un tanto de acuerdo que literalmente copiado dice asi:
"Acto seguido el Señor Presidente hace uso de la palabra para exponer á la consideracion de los señores concejales, los méritos que ha contraido para Calatayud, el insigne vate Don Victor Balaguer, que a pesar de sus años ha acudido presuroso al llamamiento que se le hiciera, para presidir los "Juegos Florales" celebrados el dia 11 del actual, demostrando con ese acto de deferencia y en todas ocasiones un amor y cariño por este pueblo, digno de tenerse en cuenta, y al efecto propone se le nombre hijo adoptivo de esta ciudad, título que se merece y como una prueba de gratitud hácia el hombre que en tanta estima tiene cuanto se relaciona con esta honrada ciudad. El Ayuntamiento por aclamacion acordó de conformidad con lo propuesto por S.Sª. y que este acuerdo se comunique á Don Victor Balaguer para su satisfaccion y demas efectos."

Asi resulta del expresado libro de actas á que en caso necesario me remito. Y para que conste y obre los efectos oportunos espido [sic] la presente que será remitida á D. Victor Balaguer, visada por el Sr. Alcalde en Calatayud á veinte y uno de Septiembre de mil ochocientos noventa y seis". León Alcalde, rubricado. Visto bueno por el alcalde Sanz de Larrea, rubricado.

En una carta fechada en Calatayud el 22 de septiembre, Larrea escribía a Balaguer: "Sirvase V. aceptar el titulo de hijo adoptivo de este pueblo que nos hemos tomado la libertad de nombrarle, para poder demostrarle de una manera siquiera sea muy pequeña a las infinitas deferencias que a V. debemos". Le participaba además que se le había dado el nombre "de nuestro inolvidable amigo Sancho y Gil" a una calle de Calatayud, una de las más céntricas, conocida como de las Trancas. Le adelantaba que el 23 o el 24 se le enviaría la certificación del acta de la sesión que tuvo lugar en el ayuntamiento y el escudo de la ciudad.

Desde Calatayud escribía Ángel Alcalde a Balaguer el 9 de noviembre, confirmándole que con 500 ejemplares de su discurso, habría bastante para los suscriptores de La Justicia.

El alcalde Sanz de Larrea volvía a escribir a Balaguer con fecha del 4 de diciembre, dándole las gracias por su libro sobre los Juegos florales de Calatayud, diciéndole que entregaría los ejemplares recibidos al director de La Justicia y a algunos suscriptores, hasta que se publicarán más. Larrea escribirá de nuevo a Balaguer el 19 de diciembre, confirmando la llegada de las dos cajas de libros, destinados a los suscriptores de La Justicia. Y a tal efecto los había entregado a Mochales, que se había hecho cargo del periódico, por enfermedad de Ángel Alcalde.

Últimos contactos

Como no iba a ser de otra manera, Larrea, en nombre del ayuntamiento y del vecindario de Calatayud, felicitaba a Balaguer el nuevo año que iba a comenzar, deseándole toda clase de venturas. El telegrama que lleva fecha de 31 de diciembre de 1896, está dirigido a Balaguer, calle Lealtad, 4, Madrid.

Larrea escribirá de nuevo a Balaguer el 5 de mayo de 1897, informándole que la corporación había sido invitada a una velada en honor de Felíu y Codina, que debía celebrarse el día 6 de mayo en el Teatro de la Comedia de Madrid. Como no podían asociarse al acto, confiaban en que Víctor Balaguer les representase, y se encargase de expresar el profundo pesar de los bilbilitanos por la pérdida de Felíu y Codina, que había fallecido el 2 de mayo.

A pesar de lo mantenido en los Juegos florales de Calatayud, Balaguer presidió el 25 de junio de 1897 los de Granada, organizados por la Sociedad Económica de Amigos del País, leyendo un discurso, siendo también invitado como mantenedor y presidente de los Juegos florales de Zaragoza, celebrados en las fiestas del Pilar de 1899, en donde pronunció otro discurso. Balaguer murió el 14 de enero de 1901. El duelo lo presidió García Alix, como representante del Gobierno, quien al frente de la comitiva fúnebre, se dirigió a la estación de Atocha, donde fue embarcado el cadáver hacia Vilanova i Geltrú, donde recibió sepultura el 17 de enero, junto a los restos de su esposa Manuela Carbonell i Catalá, que había muerto en Madrid el 21 de junio de 1881, y con la que había contraído matrimonio en 1851 en el antiguo Monasterio de San Jerónimo, en San Genís dels Agudells, propiedad del suegro José Carbonell, quien, al parecer, había puesto trabas a la boda.

Balaguer tuvo calle en Calatayud14, no así Felíu y Codina. La calle de Faustino Sancho y Gil todavía permanece en Calatayud.

NOTAS

1. Francisca SORIA ANDREU, Las fiestas del Gay Saber. El caso aragonés (1884-1905), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995, p. 60.
2. Ibidem, p. 25.
3. La Derecha, 17-10-1894.
4. Toda la correspondencia dirigida a Víctor BALAGUER, se encuentra recogida en el Museo-Biblioteca-Balaguer de Vilanova i Geltrú (Barcelona). Se han mantenido la peculiar ortografía y la puntuación de las cartas manuscritas, no así la puntuación de los artículos y libros impresos, que se ha preferido actualizar.

La Biblioteca-Museo-Balaguer, fundación del escritor y político catalán (Barcelona 1824, Madrid 1901), se inauguró el 26 de octubre de 1884, siendo donada al ayuntamiento de Vilanova. Su dirección se confió a una Junta, en la que actuó como presidente el marqués de Samá. El edificio lo mandó construir Balaguer en 1882 al arquitecto barcelonés Gerónimo Granell, con un coste de 250.000 pesetas. De estilo egipcio, lleva en el friso del pórtico el lema del Instituto, Surge et ambula.

En una carta a Ramón Estruch, escribe Balaguer: "Solo ya en el mundo, sin hijos, sin familia, acomodados mis parientes más cercanos, decidí realizar toda mi fortuna y emplearla en un monumento que pudiera ser útil á mi patria y digno de ella; ya que mi patria y mi familia fueron siempre los únicos móviles de mi vida". (Obras Completas, t. VII). En Enrique MIRALLES, Cartas a Víctor Balaguer, Barcelona, Puvill Libros, 1995.

La correspondencia de Balaguer dirigida a Sancho y Gil se encuentra en la casa familiar de Sancho y Gil en Morés (Zaragoza).
5. Víctor BALAGUER, Instituciones y Reyes de Aragón. San Juan de la Peña, Instituto Biblioteca-Museo-Balaguer, Vilanova i Geltrú, 1896.
6. Se trata del balneario de Sant Hilari de Sacalm, donde Víctor Balaguer tenía costumbre pasar parte del verano.
7. Itinerario del Reino de Aragón, de Juan Bautista Labaña. Tomo VII de la Sección Histórico-doctrinal de la Biblioteca de Autores Aragoneses, Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1895.
8. Todavía fue presidente de los Juegos Florales de Granada de 1897 y de los de Zaragoza de 1899.
9. Juan Enrique Iranzo Simón, Mora de Rubielos 1857, Zaragoza 1927. Médico. Se formó en las universidades de Zaragoza y Valencia.
10. Se encontraba al otro lado del río Jalón, en el lugar que hoy ocupa Radio Calatayud.
11. Se trata de Luis MONTESTRUC RUBIO (1868-1897). Periodista, escritor, político y fundador en 1895 de Heraldo de Aragón.
12. Ricardo ROYO VILLANOVA, Ateneo de Zaragoza. Discurso pronunciado por su Presidente D, ..., con motivo de la apertura del curso el 1º de diciembre de 1913, con el tema : "D. Faustino Sancho y Gil. Su oratoria y el sentido muscular", Zaragoza, Tip. G. Casañal, 1913.
13. Número extraordinario que el periódico de Calatayud La Justicia publicó el domingo 13 de Septiembre de 1896 en celebración de los Juegos Florales y en honor de su Presidente, Madrid, Imprenta de la viuda de M. Minuesa de los Ríos, 1896.
14. La calle de la Bodeguilla llevó el nombre de Víctor Balaguer. Sergio ZAPATERIA G., Calatayud estrena siglo (1900 - 1936), Calatayud, 1992, y Antonio SANCHEZ PORTERO, Pautas para una adecuada denominación de las calles de Calatayud, en III Encuentro de Estudios Bilbilitanos, Tomo II, Centro de Estudios Bilbilitanos, Institución Fernando el Católico, Calatayud, 1992.

En V ENCUENTROS DE ESTUDIOS BILBILITANOS, Calatayud, 2000

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