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| Ir a vivir a un pueblo ya no es una idea romántica
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DAVID MARQUETA. Zaragoza | Una tendencia en las últimas décadas al otro lado de los Pirineos ha llevado nuevos pobladores del norte de Francia a las zonas despobladas del sur. Son familias que han decidido renunciar a mejores ingresos en busca de una mejor calidad de vida. Vicente Pinilla, director del Centro de Estudios para la Despoblación y el Desarrollo en Aragón (CEDAR), destaca este hito, "como una idea perfectamente adaptable a nuestro territorio". El periodo entre los años 2000 a 2008 llevó a varias familias inmigrantes al medio rural aragonés. Sin embargo, aunque muchos han vuelto a sus países, es una manera de garantizar un futuro a las zonas menos pobladas. Pero también habitantes del propio territorio, que viven en grandes ciudades, pueden buscar en los pueblos una nueva forma de vida. Aunque la despoblación sea un fenómeno común en varios lugares del primer mundo, Pinilla dice que "la clave está en actuar en local con los recursos que se tengan".
Los nuevos pobladores
El CEDAR presentó recientemente un documento junto al Justicia de Aragón que ha recopilado lo que ha ocurrido en la comunidad desde el cambio de siglo. Y aunque algunas reivindicaciones como la puesta de marcha de servicios, la mejora de las comunicaciones sigue latente, la modernidad ha traído nuevas posibilidades para montar un negocio en un pueblo con pocos habitantes.
Una de esas modernidades es el turismo de interior, con un rico patrimonio que vende tranquilidad y cultura a los visitantes. Arturo Gastón, periodista gastronómico, ha puesto en marcha la Abadía de Samitier, un hotel con encanto en un palacio del siglo XVII en una población de dos habitantes. La otra modernez es el comercio electrónico, que ya no entiende de distancias ni carreteras sino de banda ancha, capítulo este a mejorar, por cierto. Mauricio Martínez y su mujer Mariana Drup se marcharon a Magallón para abrir el negocio Gran Velada, una empresa que vende kits de velas, jabones y elementos decorativos, que empezó con 2 trabajadores y ahora tiene 32. Mauricio recuerda y agradece el trabajo el alcalde del pueblo para acompañarles a Zaragoza para hacer las gestiones necesarias de cara a la instalación de la empresa en esta localidad zaragozana. Sobre esto saben bastante Noelia Sánchez y Lucía Castellote, vicealcaldesa y alcaldesa de Valtorres y Cuevas Labradas, dos municipios pequeños que rondan los 100 habitantes y adonde fueron a vivir con sus parejas. Cundieron con el ejemplo, y ahora como responsables municipales hacen todo lo que pueden para tener sus pueblos vivos, como mantener actividad los fines de semana que atraigan público, buscar familias que quieran gestionar el bar del pueblo, o las piscinas en verano, e incluso llamar a los hijos del pueblo para invitarles a volver, aunque sea en segundas residencias.
Cadena SER (9-12-2017)
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