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Carbón y carboneros
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Preparación de una carbonera
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El carbón vegetal era el combustible por excelencia, hasta que el carbón de piedra le sustituyó. El crecimiento urbano durante el siglo XVIII, elevó su demanda. Para obtenerlo se utilizaba la carbonera u horno de tierra. La leña, preferiblemente de carrasca o encina, se troceaba en el monte, trasportándola hasta el lugar donde se levantaría la carbonera. Se iba amontonando, colocando los troncos gruesos en la base, formando un cono truncado. Para facilitar la disposición de la leña, se colocaba en el centro un poste, que se retiraba para que el hueco funcionara como chimenea. Por esta boca se encendía la carbonera. También se tapaba y se destapaba para alimentarla con leña.
Una vez formada la carbonera, se cubría todo de paja, excepto la base, donde se colocaban gavillas o ramas de carrasca o encina, donde irían los tiros, por donde respiraría la carbonera. A continuación se cubría todo con tierra. Una escalera de peldaños de leña y piedras, acercaba hasta la boca de la carbonera, para atacarla o alimentarla. Los carboneros debían vigilar continuamente el proceso, descansando en unas chozas cercanas. Una vez acabado el proceso, se dejaba enfriar dos o tres días. De unos 15 000 kilos de leña, se obtenían unos 4000 kilos de carbón.
En nuestra comarca también era común el trabajo de los carboneros, emplazados en los lugares con montes más frondosos. En varios libros de protocolos hemos encontrado algunas referencias a carboneros radicados en Ruesca o Jaraba, leñaderos en Embid y un arrendamiento del abasto de carbón para la ciudad de Calatayud en 1700.
El 9 de febrero de 1687 y ante el notario Domingo Vililla, Martín de Echalar, carbonero de Ruesca, Pedro Charlar, herrero, y Alfonso Chueca y Cardiel, reconocían tener una comanda de José Sanz de Cortes, marqués de Villaverde y conde de Morata, de 4040 sueldos.
El 11 de febrero de 1690 y ante el notario Domingo Vililla, Isabel Vicente, viuda de Pablo Álvarez, de Paracuellos de la Ribera, vendía a los jurados de Embid de la Ribera un leñadero, situado en la Umbría de este último lugar, que confrontaba con otro leñadero de Miguel Blas, por 240 sueldos.
El 22 de febrero de 1690 y ante el mismo notario, el carbonero Juan Aguerri reconocía tener una comanda de los procuradores del Concejo de Miedes de 605 sueldos.
El 26 de mayo de 1700 y ante el notario Juan Antonio de Rada, Juan de Fraguas, zapatero y vecino de Calatayud, señalaba que Bernardo de Oria, zapatero, había arrendado al Concejo de Calatayud el abasto de carbón para los vecinos, con su derecho a venderlo en la ciudad por ocho años, desde el 30 de noviembre de 1698. Los seis primeros años eran forzosos y los dos últimos voluntarios. Admitido este arrendamiento, Fraguas había convenido con Martín de Iriarte, carbonero de Jaraba, que éste, a sus expensas, había de fabricar en el monte de Calmarza y de la leña de este monte, que había comprado Bernardo de Oria, todo el carbón necesario para el abasto y consumo de la ciudad, pagando Oria a Iriarte, por la fabricación de cada arroba de carbón de este monte, 6 dineros por arroba durante el tiempo pasado del arrendamiento y 7 dineros por arroba hasta el presente día, con pérdida en cada millar de arrobas de cierta cantidad, por razón del polvo y tierra. Cumpliendo Iriarte con esta fábrica y entrega del carbón, con este menoscabo por arroba, Oria debía mantener en esta fábrica a Iriarte el tiempo que faltaba de este arrendamiento, que era de cuatro años y seis meses forzosos, más dos años voluntarios, si Oria continuara con el arrendamiento. Y para asegurarlo se obligaba aquel mismo día en un instrumento público de comanda de 10 000 sueldos. Reconocía que podría valerse de esta comanda, siempre que Oria e Iriarte no cumplieran con lo pactado. Por ello se obligaban a Juan de Fraguas ante este mismo notario.
El 10 de junio de 1703 y ante el notario bilbilitano Juan Antonio de Rada, Juan de Fraguas, zapatero de Calatayud, cancelaba una comanda de 10 000 sueldos, a los que estaban obligados el zapatero Bernardo de Oria y Martín Iriarte, carbonero de Jaraba, que se había otorgado el 26 de mayo de 1700, ante el mismo notario. Este mismo día Juana de Bortari, viuda de Martín de Iriarte, carbonero y vecino de Jaraba, y su hijo Martín reconocían tener una comanda de 200 sueldos de Nicolás Francisco Castán, canónigo de Santa María de Calatayud.
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