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| La conciencia ambiental de los monjes de Piedra, 800 años después
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Un operario muestra el depósito de la central de biomasa, que proporciona calefacción y agua caliente (Foto: Macipe)
E. P. B, | Los monjes de Piedra pusieron hace ocho siglos los cimientos de un desarrollo sostenible que se ha mantenido inmutable en el tiempo. Se han añadido, eso sí, infraestructuras adaptadas al siglo XXI, pero la conciencia medioambiental y la filosofía de respeto por la naturaleza sigue siendo la misma que cuando se edificó el monasterio cisterciense ubicado en el término de Nuévalos, en 1218.
Estos primeros pobladores eran totalmente autosuficientes, con huertos que cultivaban ellos mismos dentro de las murallas y terrenos agrícolas fuera. Esas granjas se convirtieron en una pequeña comunidad, y fueron el germen de pueblos. Los monjes aprovechaban también la madera del parque para calentarse y el entorno natural les servía como retiro espiritual. Esta forma de vida es un "legado de buenas prácticas", unos principios básicos que "más de ocho siglos después no han cambiado", relata Clara Gormedino, responsable de comunicación del Monasterio de Piedra.
El medio ambiente y la sostenibilidad forman parte de la identidad de este complejo turístico, patrimonial y natural, que visitan anualmente 320.000 personas. El hotel contabiliza unas 23.000 pernoctaciones. Cuenta con la certificación de eficiencia energética más alta, un reconocimiento difícil de obtener para edificios que no son de obra nueva, como es el caso del Hotel & SPA Monasterio de Piedra. La DGA lo acreditó, además, como Hotel Monumento.
Los principios básicos de sostenibilidad que aplicaron los monjes que habitaron este enclave siguen vigentes en la actualidad. En el Monasterio de Piedra se han integrado elementos y prácticas medioambientales que han supuesto diversos beneficios más allá de los puramente económicos.
En la actualidad, el Monasterio de Piedra cuenta con una pequeña central hidroeléctrica que le permite producir energía por encima de la que consume. A ello se suma la instalación de iluminación led que también contribuye a rebajar el gasto energético. De esta manera, el complejo consume menos de la mitad de energía de la que produce.
En esa misma línea de economía circular opera la central de biomasa, que se alimenta íntegramente de astillas de madera y mediante la cual proporciona calefacción y agua caliente a todas las dependencias del complejo. En este ciclo, se aprovechan las cenizas generadas por el proceso de biomasa para el abono de cientos de hectáreas de tierra en las que se cultiva maíz, trigo, cebada y almendras.
Además, resultado del crecimiento del complejo turístico -que aumenta cada año su media de visitantes en un 5% aproximadamente- cuenta con una estación depuradora de aguas residuales. Inaugurada recientemente, en sustitución de otra que existía hasta la fecha, el monasterio de Piedra realiza la depuración de sus aguas residuales que se devuelven al río Piedra con unos parámetros adecuados. En el huerto ecológico se cultivan toda clase de verduras, que después se utilizan como ingredientes en la carta que ofrece el restaurante del hotel.
Según comenta José Pont, director general de Monasterio de Piedra: "Estamos muy orgullosos de ver cómo, 800 años después desde los inicios del monasterio de Piedra, los principios básicos apenas han cambiado ya que el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad forman parte de nuestro ADN. Las medidas adoptadas para reforzar nuestra identidad sostenible no hubieran sido posibles sin nuestro compromiso por respetar el entorno singular en el que nos encontramos y que hace del complejo turístico un lugar único para disfrutar de la naturaleza, el arte y la cultura".
El monasterio de Piedra es un enclave singular donde conviven el parque y jardín histórico, el monasterio cisterciense del siglo XIII y el Hotel-Monumento & SPA por lo que el paso de visitantes es continuo. Por ello, la disposición y construcción de las instalaciones han sido diseñadas para respetar el entorno y garantizar su disfrute sin que afecte a la flora y fauna autóctona.
Heraldo de Aragón (18-8-2019)
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