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Bordalba


Ermita de la Virgen de los Santos

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El caserío de Bordalba, ya en la raya con las tierras sorianas, está apiñado alrededor del que fuera importante castillo, vecino a los de Deza y Monteagudo. Desde Pedro III, el castillo fue atendido por alcaides del rey. Madoz cuenta en su Diccionario que en este castillo de Bordalba se encontraron el rey Jaime de Aragón y Alonso de la Cerda, que se titulaba rey de Castilla y de León, y el 21 de enero de 1296 concertaron juntar sus fuerzas para que Alonso recobrase el reino de su abuelo. El reino de Murcia se daría al rey de Aragón, el infante Juan recibiría los reinos de León, Galicia y Sevilla, para el infante Pedro de Aragón, como general de las tropas, serían Cuenca, Alarcón, Moya y Cañete. En la guerra de 1357, Bordalba fue tomada por los castellanos. Fue tomada nuevamente por los castellanos en 1450, 1452 y la última en 1475, durante las banderías del conde de Medinaceli contra Guillén Rebolledo de Palafox. Juan II concedió el libre dominio de Bordalba a la familia de Palafox, pero este privilegio no se llevó a efecto hasta que Carlos I, con el consentimiento del reino y en gracia al vicecanciller Antonio Agustín, suegro de Rodrigo de Palafox, anuló el impedimento para que Rodrigo de Palafox y sus sucesores tuvieses su dominio directo y útil con plena jurisdicción.

Madoz asegura que entonces los caminos eran muy malos. El correo se recibía de Ariza por medio de un vecino que lo repartía los jueves y domingos. Se criaban cereales y el vino era de mala calidad. También había ganados lanar y cabrío, y abundante caza de conejos y liebres.

Cruzando el pueblo y siguiendo la carretera de Deza, hallamos un peirón dedicado a la Virgen del Pilar, del que parte un camino que conduce al cementerio y a las ermitas de San Pedro Mártir, San Gregorio Papa y Nuestra Señora de los Santos, que es de considerables proporciones.

El padre Faci nos cuenta algo más de este santuario y de la milagrosa imagen. La primera fundación de la iglesia fue en el paraje llamado de los Santos, en el que hubo una pequeña población llamada los Santos. Destruido este primer templo se construyó en el mismo lugar otro nuevo. La tradición dice que esta iglesia de los Santos fue parroquial y en tiempos del padre Faci conservaba algunas heredades, cuyas décimas no pertenecían a la iglesia de Bordalba, sino a la de los Santos. La imagen de Nuestra Señora de los Santos no era aparecida, aunque sí milagrosa y muy antigua. El padre Faci cuenta que la imagen era de pino y aparecía sentada en un trono dorado. Con una mano sostenía al Niño y con la derecha el orbe. La imagen tenía ricos mantos.

En 1718 el pueblo estaba afligido por la falta de lluvias. Entonces la imagen fue llevada a la parroquia, donde se le hizo una novena, llegando por fin las deseadas lluvias. Con parecida solemnidad se le volvió a la ermita. Entonces el licenciado José Ballejo y Santa Cruz, los alcaldes y todo el pueblo acordaron levantar a la Virgen una capilla, comenzando las obras en 1719. Pero una vez puestos, la devoción popular determinó levantar toda una buena iglesia de planta, con seis capillas, tres a cada lado, sin contar con la mayor dedicada a Nuestra Señora de los Santos.

El carmelita padre Faci cuenta que Juan Ramírez, labrador y vecino de Bordalba, de sesenta años de edad, sufría gota. Para recobrar la salud ofreció a Nuestra Señora de los Santos una novena. Lo llevaban en una silla al santuario y allí permanecía todo el día, hasta que regresaba a su casa por la noche. Al final de la novena se dice que logró la salud que deseaba.

En 1683, habiendo una gran epidemia, Bordalba acudió a su antigua Patrona para llevarla a su parroquia. Llegaban ya a los muros del pueblo cuando algunos creyeron que la imagen se movía de su peana. La procesión paró para comprobar si la imagen iba bien sujeta, al tiempo que las campanas de la torre cesaron en sus repiques. Cuando los vecinos llegaron a la parroquia comprobaron que una campana de cincuenta arrobas se había caído de la torre, haciéndose pedazos, cayendo a tres o cuatro pasos de los niños del pueblo que abrían la procesión. Se tuvo por milagro y así lo declaran los Gozos. En 1697 la imagen de Ntra. Sra. de los Santos se llevó del santuario a la capilla mayor de la parroquia, ante seis velas y algunas lámparas, que provocaron un pequeño incendio, quedando libres la imagen y los corporales, que estaban en el altar. En 1728 se trasladó la imagen, celebrando su dedicación el 5 de octubre de aquel año, predicando el padre Bernardino Barba, franciscano natural de Bordalba, maestro de novicios del convento de San Francisco de Zaragoza.

La fiesta se celebraba cada 8 de septiembre y el papa Inocencio XI concedió indulgencia plenaria al que visitase la capilla el segundo día de Pascua de Resurrección, Pentecostés y Navidad, habiéndose antes confesado y comulgado.

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