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Un poema / Ángel Petisme

Joder¡¡¡, lo que dan de sí, dos horas; mira que llevo a mis espaldas, algún que otro recital, unas pocas charlas o tertulias, muchos desahogos por los bares y otras cuestiones varías en torno al humeante mundillo de la poesía; si acaso porque sigo manteniendo la necesidad de sorprenderme; necesitando, siempre, empaparme de lo que la gente desprendida tenga a bien ofrecer. Hoy me siento afortunado por encontrar la pulcritud en el obsequio.
Podría ahora enroscarme en un montón de calificativos rozando la baba, para subir a este Ángel -Rockero.Poeta- un peldaño más arriba del reino de los cielos; elogios sobredimensiónales, para decir que, lo que hizo ayer tarde Ángel Petisme en la tertulia indiojuan y que coordina Manuela Temporelli en C.C.O.O, fue un ejercicio de humanidad, cariño, consideración al prójimo, una deferencia al resto de los mortales, con tal sensibilidad, que ahora entiendo, porque está actitud sólo está al alcance de unos pocos. Ahora, también, entiendo a mi padre, cuando decía que, "una mesa es una mesa, si tiene cuatro patas"; pues eso, un poeta es un poeta, si tiene cuatro patas. A mí, todavía me falta una, y empiezo a comprender cuál es. Ah, se me olvidaba, también hubo, poesía, mucha, poesía; y un poema maravilloso al que Ángel y Viky llaman: Alba. Felicidades, amigos.

LA JUSTICIA DE LOS INOCENTES

Sabed, hijos de puta, que los delitos no prescriben
después de cinco años ni de diez,
ni con un padrenuestro y dos avemarías.
No hay saldo final ni enmienda para vosotros.
El Dios que os inventasteis
para redimir vuestros pecados,
el Dios que os creó, a su imagen y semejanza,
se levantó la tapa de los sesos
después de ver el telediario de las tres.

Los obispos que lavaron y almidonaron
vuestra ropa interior,
en el secreto de los confesionarios,
y trasvasaron al silencio vuestros ríos de sangre,
son tan culpables como vosotros.
En los bares del cielo no habrá cerveza fresca para ellos.

En el Nombre de la Vida que sumergisteis
hasta ahogarla en un pila bautismal,
en el Nombre de la Vida que lanzabais al océano
a seis metros de altura, desde los aviones,
os declaro culpables, y os condeno
al fuego eterno de la memoria.

Vuestra imagen amarillenta en las portadas de los diarios
la contemplan los 666 hijos de puta que os precedieron.
Ni de viejos y enfermos producís compasión,
cuando observo vuestras miradas, aún desafiantes
con lluvia de sulfuro y calaveras,
entiendo de lo que hablaban las viejas profecías
de Santa Hildegarda, San Malaquías, Nostradamus…

En el Nombre de la Vida que temblaba en los electrodos,
que echasteis a los perros, que ocultasteis con cal viva,
de esa vida que no respetasteis,
no merecéis respeto muertos vivos.
Vuestros crímenes, salvapatrias mafiosos,
hijos del Gran Cabrón,
vuestro sueño de buitres uniformados,
vuestro buen uso de la libertad,
permanecen grabados en el genoma humano para siempre
y en el disco duro del Sistema Solar.

Me cago en vuestra patria de orines y de estatuas,
vomito en vuestras botas de serpientes y niebla,
me pedo en vuestras mesas y en vuestras misas negras.

En el Nombre de la Vida,
del amor y la ternura que truncasteis
en aquellos días, soldaditos de plomo,
se os condena a no olvidar.

No dormiréis jamás aunque cerréis los ojos,
jamás descansaréis aunque compréis el cielo,
segundos, minutos, horas, días,
meses, años, siglos, milenios arderéis…

Ángeles de exterminio,
nunca saldréis del salón del desierto.
El Gran Relojero no pudo soportarlo,
las leyes de los hombres no os pudieron juzgar.
En memoria de los inocentes, arded, diablos, arded.


de Ángel Petisme en, Buenos días, colesterol (Sial Ed, 2000)

Gsús Bonilla (30-4-2010)

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