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El Ministro de Cultura debería leer a
Baltasar Gracián

HUMBERTO SALAZAR. Santo Domingo (RD) | Uno de los libros de cabecera de los políticos exitosos es el que escribió hace cuatro siglos el sacerdote español Baltasar Gracián el que tituló ¨El Arte de la Prudencia¨, una colección de 300 sentencias que debe utilizar una persona para ser prudente.

La prudencia es una virtud que los egipcios representaban como una serpiente con una cabeza de perro, una cabeza de lobo y una cabeza de león; entonces un individuo con esta virtud era astuto como una serpiente, fuerte como un león, rápido como un loco y paciente como un perro.

Con el tema del premio de literatura Pedro Henríquez Ureña, otorgado al escritor peruano Mario Vargas Llosa, el Ministro de Cultura José Antonio Rodríguez cuando se le propuso dar a conocer el resultado de la decisión del jurado designado para ese tema, debió haber echado mano de uno de los aforismos más cortos de Gracián: ¨aprende a decir no¨.

Y por la reacción de unánime de rechazo que se ha producido después de haberse conocido que el premio se le entregaría a uno de los mas fieros enemigos de la República Dominicana en el exterior, debió ser astuto y quedarse callado, rápido para enmendar el error y fuerte para soportar las críticas.

Técnicamente el premio es inobjetable mas es una imprudencia antológica, la destreza de Vargas Llosa como escritor no puede ser cuestionada, sus novelas son parte de lo mejor que se ha producido en nuestro idioma y por esto fue reconocido por la Academia Sueca de los premios Nobel en el año 2010.

El jurado nombrado para adjudicar el premio es del más alto nivel, Sonia Henríquez Toledano, quien es la hija menor de Pedro Henríquez Ureña y quien funge de presidenta honoraria además los escritores y críticos literarios Luis Brea Franco, quien es vice-ministro de cultura, filósofo, escritor y profesor universitario.

También Liliana Weinberg, quien es una ensayista especialista en literatura hispanoamericana y vive en Virginia, Estados Unidos; Nestor E. Rodríguez quien es un profesor de literatura hispánica en la Universidad de Toronto; Miguel E, Mena que es un ensayista y poeta dominicano que vive en Alemania desde los años 90 y Ramón Victoriano Martínez, quien funge de profesor de literatura en la Universidad de Toronto.

Es decir, un jurado de estas características lo único que valorará será la obra literaria del señor Vargas Llosa, sin tener en cuenta los problemas que han ocurrido con este escritor y la República Dominicana en los últimos tres años, cuando hasta nos acusó de ser un país xenófobo y con tendencia hacia el nazismo.

Entonces quien debe ejercer la prudencia política, para evitar causar ruidos innecesarios al gobierno y al presidente a quien sirve, es a José Antonio Rodríguez, quien debió haber explicado a ese jurado la situación que causaría un anuncio de este tipo y la reacción en contra que provocaría, es más, no nos imaginamos a Mario Vargas Llosa enfrentado a una multitud de dominicanos expresando repudio a su presencia en nuestro suelo si es que se atreve a venir a recoger el premio.

Por si no lo recuerda el Ministro de Cultura, su persona como funcionario público, no puede sustraerse a una responsabilidad política consustancial al cargo que ostenta, sus declaraciones de justificación, donde trata de circunscribir todo esto a una discusión política por la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional frente a la obra literaria de Vargas Llosa.

Esta posición de Rodríguez es inaceptable, pues el escritor peruano nacionalizado como súbdito del Reino de España, no se ha limitado a criticar una sentencia de un tribunal donde el no puede tener ninguna injerencia ya que no es dominicano y este es un problema de soberanía y supervivencia de la República Dominicana.

Pero también su propio hijo Gonzalo Vargas Llosa, alineado con las posiciones de su padre, pidió hace dos meses a una comisión del parlamento inglés, que se reanuden las presiones a nuestro país y se tomen medidas en contra nuestra, bajo el argumento de los famosos apátridas que nunca aparecen porque no existen según nuestras leyes.

Entonces otorgar un premio a una persona cabeza de una familia que ha demostrado una agresividad y enemistad para con nuestros nacionales, es inaceptable, no importa que este personaje sea un buen escritor y una figura de primera línea de las letras latinoamericanas, después de todo en nuestro continente sobran los escritores con méritos y no merecemos una provocación de este tipo.

Y si José Antonio Rodríguez no practica las enseñanzas de Baltasar Gracián, debería entonces darse una hojeada del libro ¨La Fiesta del Chivo¨, una historia novelada de Mario Vargas Llosa, donde se trata con desprecio la virtud y seriedad de todas las mujeres que han nacido en esta tierra.

Lo mejor que pueden hacer es sacar la pata que han metido tan honda en el Ministerio de Cultura, no importa lo que ocurra, porque lo que si podemos advertir desde ahora es que si el peruano-español viene a buscar el premio que le otorgaron, se expone a una situación enojosa, porque como dice el historiador Euclides Gutiérrez Félix, este pueblo es bueno pero valiente y guerrero.

La Bazuca (3-2-2016)

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