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| Pasión por las andadas
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R. MARTÍ | Son unos maduritos encantadores. Jaime Langarita es de Épila, Elena Edo de Alagón y Francisco Jesús Embid de Sestrica. Este trío ha copado el podio de la octava Liga Senderista Popular de Aragón. Recibirán sus premios el martes antes de la salida de la Jorgeada. Las andadas son su pasión y la válvula de escape de la dura vida cotidiana que transcurre de forma monótona para los tres en la cadena de montaje de Opel.
"Estoy con Jaime en la sección 30-14, que se dedica al montaje de puertas. Vamos en turnos de mañana y tarde, pero lo llevamos bien. Llevo 27 años en la empresa y entré cuando tenía 19", dice Francisco Embid. Jaime Langarita ha sido el ganador de la Liga. "Nadie regala nada. Son 12 horas de labor. Si vas con fiebre, no das de sí, pero los coches se siguen fabricando", explica. Elena trabaja en la sección de pintura. "Trabajar en una cadena no es una cosa regalada", indica la segunda de la Liga.
Para Jaime Langarita conocer las andadas ha sido media vida. "Es una medicina, una terapia. Tengo 47 años y llevo cuatro haciendo andadas. Empecé a andar por temas de salud. Tengo exceso de azúcar y colesterol y el médico me dijo que empezara a andar". Desde entonces es un hombre feliz. "Conoces Aragón y es un ambiente en el que haces un montón de amigos. Nos vamos a andar, tomamos vermut, nos reímos... No vamos a competir, ni nada de eso", dice Langarita.
Edo vivió en su juventud en Barcelona y caminar por la ciudad ha sido siempre su gran afición. "Llevo andando toda la vida, aunque antiguamente me daba un poco de corte. Parecía un bicho raro y para mí andar tres cuartos de hora desde casa al trabajo era lo más normal del mundo". Edo es la única de los tres que conoce el Pirineo en profundidad. "Cuando vine a Zaragoza me hice todo el Pirineo, aunque me falta el Aneto. Me da miedo el Paso de Mahoma y el hielo. Además, debe ir más gente que al Corte Inglés", dice.
Lo de Jesús Embid con las andadas fue un flechazo. "Salía antes por libre, subía a Nigüella, que es el pueblo de la mujer, y terminaba en Sestrica. La primera andada que hice fue el Maestro Zapatero de Brea de Aragón. Tuve agujetas toda la semana. Después fui enlazando una con otra. Pero vas cogiendo el ritmo. El primer año hice siete andadas, el año pasado 28. Este año comenzó la temporada en febrero y llevo cinco", indica Embid.
Langarita ha ganado la Liga tras acabar el año pasado 36 andadas. "Cuantas más haces, más puntos tienes. Hace dos años me quedé el segundo tras Alberto Casamayor y este año le dije que, como fuera a muchas andadas, lo tiraría por algún barranco", afirma divertido Langarita. Edo conoció las andadas como Embid en Brea. "Me encantó el ambiente, la solidaridad, el compañerismo. No existe el alcahueterío. Desde entonces me llevan de mascota por detrás del pelotón", dice Elena Edo. Para Embid, las mejores fueron las de Ráfales y Alpartir. Lo mismo que para Edo. "En Alpartir fuimos al Valle del Amor donde hicieron una comuna". Para Embid el mejor trato gastronómico lo dan en Brea de Aragón. "Te dan una ensalada de pasta y luego lomo a la plancha con tomate y patatas. De postre tarta y café. El año pasado dieron hasta chupito".
El gran reto
Ahora llega el gran reto de la Jorgeada de Aragón. "Tienes que tener una buena mentalidad para hacerla. Es larga y, si le das mucho a la cabeza, te vas para abajo. Lo malo en pensar por la noche en los kilómetros que te quedan. En el trabajo nos dicen si estamos mal de la cabeza para hacer esto", explica Embid.
Langarita va por la cuarta Jorgeada de su vida. "La mejor fue la primera de todas. Me apunté y me mentalicé de llegar hasta donde pudieran mis fuerzas. Yo la hice en 13 horas. El año pasado fuimos cinco compañeros y más bien que para qué. Me costó terminarla 13 horas. Es llano todo de Zaragoza a Huesca, de noche y no ves nada. Empieza a haber luz del día cuando llegas a Almudévar. Pero para mí la más dura es la Calcenada. Son 104 kilómetros con un desnivel de casi 4.000 metros. La hice en 20 horas. Sales a las seis de la tarde y llegas a las dos del día siguiente", concluye Langarita.
El Periódico de Aragón (18-4-2014)
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