Mariano Gistain
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Enviado el: 28/01/2007 21:45:48
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Hipótesis (I), por Mariano Gistaín
26/01/2007
Las deudas recientes de España con Aragón y la reforma (sic) del Estatuto siguen una línea de pensamiento que ya es una tradición y que quedó resumida con la célebre frase de Lanzuela, entonces presidente de la Comunidad, cuando le dijo a Aznar en público aquel "utilízanos". No es una línea de pensamiento porque jamás se suele argumentar --ni siquiera se reconoce--, simplemente es una línea de acción, un modus operandi, ya muy consolidado. La culminación de este "método" de sumisión se plasma en la actual reforma (sic) del Estatuto, que pese a ser tan modesta --o quizá por eso mismo-- aún tiene que sufrir la amenaza de más amputaciones en el Congreso. Como esta sumisión no se argumenta ni se reconoce (excepto en algún desliz), cabría pensar que hay una conjura secreta para mantener a Aragón bajo mínimos políticos (que luego son económicos). Quizá ni siquiera sea una conjura formal, bastaría con un corpus sobreentendido, una consigna que se fuera heredando en cuanto los cargos electos pisan por primera vez su nuevo despacho, o cuando falta poco para que accedan al poder. El objetivo de esta conjura hipotética sería que Aragón habría sido designado como zona militar estratégica desde los tiempos de la guerra fría. Esto explicaría las increíbles dificultades (a veces kafkianas) para acceder a Francia, para desarrollar un aeropuerto "normal", etc. Aunque las necesidades cambian, siempre viene bien un vasto territorio semivacío, de cielos despejados y políticamente cautivo, o sometido. En la guerra del Golfo la base fue de una gran utilidad. La hipotética conjura explicaría el método tan retorcido y absurdo que utilizan las autoridades para endilgar una base que en principio se presenta como de aviones espías de la OTAN, pero que dada la naturaleza de estos asuntos nunca podríamos saber en realidad a qué se dedicaría, como ahora tampoco sabemos nada de lo que pasa en el búnker subterráneo de la actual base (es curioso que el Seminario tuviera un refugio antiaéreo). Hay que descartar estas teorías conspiratorias, al menos eso es lo que sostienen generalmente los que mandan. Pero es que ante tanta sinrazón no queda más remedio que recurrir a ellas. La otra posibilidad, el mero apocamiento innato de las autoridades, no parece suficiente argumento para tantos años de humillaciones en democracia.
HIPÓTESIS (II)
27/01/2007 MARIANO Gistaín
El mero apocamiento innato de las autoridades que se han ido sucediendo en las instituciones aragonesas en la democracia es una argumentación muy endeble para apuntalar el misterio de la obediencia permanente. Se puede reforzar con la idea de que prefieren un cargo en Madrid, o someterse a los aparatos de sus partidos, antes que enfrentarse alguna vez a sus jefes. Pero en otras comunidades de segunda sus presidentes (Bono e Ibarra, por ejemplo) han levantado la voz frente a los jefes del partido y eso les ha reforzado y les ha perpetuado: así que el mero cálculo práctico de esta actitud tampoco explica el sometimiento a ultranza, que es un exotismo digno de estudio en la España posmoderna. Está fuera de duda que este sometimiento ha perjudicado objetivamente a Aragón, y las situaciones sin salida que se plantean --acceso a Europa, utilización militar sin contraprestaciones, inmejorable aeropuerto bloqueado, contenciosos como el del Archivo de la Corona de Aragón o los bienes retenidos de las parroquias a pesar de la sentencia del Vaticano--, son muros infranqueables. Es obvio que sin presencia política, sin influencia en el Estado, no hay futuro: hasta un apeadero del AVE hay que pelearlo. Sólo la designación secreta de Aragón como zona estratégica permanente para la defensa del mundo occidental permite atisbar un poco de luz en esta maraña de sinsentido. Es una hipótesis paranoide, pero avalada por la terquedad de los hechos. Si no fuera así, algún presidente habría sacado alguna vez la cabeza y habría pegado un puñetazo encima de alguna mesa. Sin una razón poderosa nadie se humilla permanentemente. Cabe pensar que de ser cierta esta hipótesis de la conjura, España habría proporcionado históricamente alguna contraprestación, o al menos una cierta deferencia en el trato, siquiera por disimular, por maquillar o aliviar la vergüenza, más dolorosa cuanto más injustificable. Pero quitando la Expo, no hay nada. Nada. Sólo amenazas de trasvases, desaires permanente y transferencias defectuosas (ahora Justicia). Pero es que, cuando alguien cede la soberanía, cuando alguien se humilla en secreto (o no se enfrenta a una humillación heredada), nadie le respeta ni le considera. En todo caso, sería mejor que hubiera una causa conspirativa como la que se sugiere. Mejor la conjura que el servilismo sin objeto.
Periodista y escritor |
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felix
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Enviado el: 29/01/2007 17:57:02
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yo aunque no soy aragones, me siento aragones por los cuatro costados y creo que España tiene una gran deuda con Aragon, pero es algo logico, porque el poder que prima es el estatal, de todos modos vamos hacia un federalismo y un Aragon independiente con competencias transferidas, lo cual nos va a beneficar, espero
saludos |
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